Francisco: "Agradezco el bien que hacen mirando siempre adelante, con paciencia y coraje"

50.000 fieles asisten en Córdoba a la beatificación de la madre Catalina

Amato: "Un ejemplo ardiente del amor a Cristo y del servicio hacia los hermanos más necesitados"

50.000 fieles asisten en Córdoba a la beatificación de la madre Catalina
Beatificación de Madre Catalina Agencias

A los 29 años se casó, tuvo una hija que murió al nacer y a los 42 años enviudó. A partir de entonces formó una comunidad de señoras al servicio de las mujeres más vulnerables para catequizarlas, enseñarles a trabajar y vivir con ellas

Con la participación de unos 50.000 fieles, el enviado del Papa Francisco, cardenal Ángelo Amato, declaró oficialmente beata a la Madre Catalina de María Rodríguez, fundadora de la congregación de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, en una ceremonia en Córdoba que contó con la presencia de la vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti, y del nuevo presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea, entre otros miembros de la Iglesia y autoridades.

El cardenal Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, dio lectura al decreto papal que, con fecha 18 de noviembre de 2017, destaca que Catalina de María es un»ejemplo ardiente del amor a Cristo y del servicio hacia los hermanos más necesitados», y que «sea llamada beata de ahora en adelante».

«Concedemos la facultad de que la venerable Sierva de Dios Catalina de María -en el mundo conocida como Josefa Saturnina Rodríguez-, ejemplo ardiente del amor de Cristo y del servicio a los hermanos más necesitados, sea llamada beata de ahora en adelante», leyó el purpurado el decreto en italiano firmado por el Papa Francisco, que luego fue traducido a los presentes por monseñor Ricardo Araya, obispo de Cruz del Eje, donde el santo Cura Brochero vivió su ministerio y compartió la misión con la Madre Catalina.

 

 

Asimismo el instrumento papal establece que la fiesta de la nueva beata cordobesa será el 27 de noviembre de cada año.

A las 10.28 una gigantografía con la imagen de la nueva beata argentina fue desplegada al costado del altar y, en medio de vítores y aplausos de la multitud presente, se acercaron al altar las reliquias de la Madre Catalina.

La hermana María Silvia Fiorentino, madre general de las Esclavas del Corazón de Jesús, agradeció a monseñor Ñáñez en nombre de toda la congregación y leyó el mensaje del Papa Francisco: «En este día de la beatificación quiero hacerle llegar mi sentimiento de alegría y la seguridad de mi cercanía en la oración. Agradezco a todas las hermanas el bien que han hecho. Si miro atrás también veo mujeres entregadas que lo dejaron todo en el seguimiento de Jesús», aseguró y pidió: «No se olviden de rezar por mí».

El arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez, agradeció al cardenal y al pontífice «en nombre de cuantos celebramos esta fiesta de la fe, el don de Catalina de María Rodríguez, beata».

El cardenal Angelo Amato llegó el viernes enviado por el Vaticano a Córdoba para presidir la celebración central. A su arribo, Amato se refirió al caso del submarino ARA San Juan, al señalar que «el mensaje del Papa es de solidaridad, de oración, porque es un evento trágico para Argentina y el mundo. Tenemos que orar y estar cerca de las familias».

Asimismo, señaló que «el Papa ama mucho a Argentina, su patria. Su corazón está aquí. No sé cuándo, pero vendrá».

Josefa Saturnina Rodríguez de Zavalía, posteriormente Madre Catalina de María, nació en la ciudad de Córdoba el 27 de noviembre de 1823, donde actualmente funciona la congregación local en el barrio General Paz, y falleció el 5 de abril de 1896.

Catalina recibió la educación elemental para las mujeres de la época, que consistía en leer y escribir las primeras letras y las destrezas culinarias para ser una ama de casa y a los 17 años hizo sus primeros Ejercicios Espirituales, donde descubrió su vocación de consagrar su vida a Dios, pero no pudo realizarla porque en Argentina y sus alrededores sólo había conventos de clausura.

A los 29 años se casó, tuvo una hija que murió al nacer y a los 42 años enviudó. A partir de entonces formó una comunidad de señoras al servicio de las mujeres más vulnerables para catequizarlas, enseñarles a trabajar y vivir con ellas, «como los jesuitas pero en femenino», como siempre menciona la hermana Somaré.

Fue un 29 de septiembre de 1872 que fundó en la provincia el instituto de las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, dedicado a la educación y promoción de la mujer y atención de casas de ejercicios espirituales.

En 1877, invitada por el santo Cura Brochero, se instaló en Villa del Tránsito, Córdoba, y ambos tuvieron una misión fecunda en la Iglesia de fines del siglo XIX, sobre todo en la evangelización de las sierras cordobesas y la difusión de los ejercicios espirituales.

La Madre Catalina murió el 5 de abril de 1896 en el atardecer de un domingo de Pascua y fue declarada venerable el 17 de diciembre de 1997 por el entonces Papa Juan Pablo II.

El proceso de beatificación comenzó el 16 de agosto de 2012, a partir de las pruebas del milagro que se adjudica a la Madre Catalina de interceder en la sanación de la mujer tucumana de 60 años, Sofía Acosta, el 22 de abril de 1997, cuestión que fue corroborada por el Vaticano mediante decreto papal el 4 de mayo de este año.

De acuerdo a los datos de la causa de beatificación, Acosta había sufrido una muerte súbita y en una clínica le realizaron varias maniobras de reanimación sin resultados, por lo tanto los médicos declaran oficialmente la muerte biológica de la mujer.

Mientras los familiares le pedían a la Madre Catalina por su vida, insistieron a los facultativos que siguieran con la reanimación y a los pocos minutos se pudo recuperar la actividad cardíaca. La mujer fue sanada completamente y sin secuelas, contra todo pronóstico. Actualmente, está con a punto de cumplir 80 años.

 

 

Texto completo de la carta del Papa:

Revda. Madre Maria Silvia Fiorentino Córdoba

Querida hermana:

En este día de la beatificación de la Madre Catalina quiero hacerle llegar mis sentimientos de alegría y la seguridad de mi cercanía y oración.

En su persona agradezco a todas las Hermanas el bien que han hecho y que siguen haciendo mirando siempre adelante, con paciencia y coraje.

Y si miro atrás también veo mujeres entregadas que lo dejaron todo en el seguimiento de Jesús. Por supuesto que uno tiene «personas preferidas» y por eso -en ese recuerdo- no puedo olvidar a esa gran Turca santiagueña Martha Miguel, a quien debo tanto y de quien aprendí lo que significa paciencia, mansedumbre y magnanimidad.

Le pido, por favor, que no se olvide de rezar por mi..
Que Jesús la bendiga y la Virgen Santa la cuide.

Cordialmente,

Francisco.

 

 

(RD/Agencias)

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

Lo más leído