Tras lanzar la bomba, instó a judíos y palestinos a que "mantengan el statu quo en todos los lugares sagrados" de la ciudad
(J. B./Agencias).- No cedió. Ni a las peticiones del Papa, ni al clamor de sus aliados internacionales, y mucho menos al mundo árabe. El presidente de EE.UU., Donald Trump, cumplió su amenaza y anunció que «es la hora de reconocer públicamente a Jerusalén como capital de Israel«. Una decisión que no se hará oficial hasta dentro de algunos años, pero que supone la apertura de una sima para la paz en Oriente Medio.
Según el presidente, es un movimiento pensado desde hace tiempo y que en su opinión, «es la manera de conseguir la paz«. El presidente apuntó que sólo se admite una realidad, tanto histórica como moderna, y que las fronteras específicas en la Ciudad Santa estarán sujetas a las negociaciones con los palestinos. Así, tras lanzar la bomba, ha instado «a todas las partes a que mantengan el statu quo en todos los lugares sagrados de Jerusalén«.
Trump recalcó que «todos los presidentes anteriores se negaron a hacerlo [reconocer Jerusalén]», pese a que dijeron que harían algo y hicieron nada, explicó el mandatario. «Se negaron diciendo que ello perjudicaría la paz. Estamos haciendo lo correcto, lo que hay que hacer».
Junto a este anuncio, el presidente de EEUU ha ordenado también que se prepare el traslado de la embajada del país de Tel Aviv a Jerusalén, contraviniendo los acuerdos de Naciones Unidas, que tras la anexión israelí de la parte oriental en 1967 instó a retirar sus legaciones de la ciudad santa. No obstante, este movimiento podría tardar años. Pero el anuncio ya está hecho.
Las alarmas internacionales saltaron ayer tras una conversación telefónica entre Trump y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Abu Mazen. El portavoz de éste, Nabil Abu Rudeina, reveló que el primero comunicó su intención de trasladar la embajada a Jerusalén. Abu Rudeina señaló ante las cámaras que el traslado de la embajada «es una violación de la ley internacional» y afirmó que seguirán los contactos para evitar medidas que, advierte, enterrarían las esperanzas de reactivar la negociación de paz con Israel estancada desde el 2014.