En Chile tiene previstos encuentros con migrantes, indígenas mapuche y víctimas de la dictadura militar entre 1973 y 1990. Está por ver si recibirá a sobrevivientes de abusos sexuales
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(Jesús Bastante).- Pocos minutos después de las ocho de la mañana, el Boing 777 de Alitalia partía del aeropuerto de Fiumicino, para uno de los viajes más duros del Papa Francisco. Primer destino: Santiago de Chile, para después recalar en Perú. En el horizonte, la que se atisba como la visita más difícil de este Pontificado, en mitad de protestas contra los abusos, los ataques a iglesias y la situación política en dos países azotados por la corrupción.
«Les pido por favor que acompañen con la oración mi viaje a Chile y Perú«, escribía esta mañana en su Twitter el Papa Francisco, que subió al avión acompañado de su sempiterno maletín negro y saludando a la tripulación. Se espera que Bergoglio salude a los periodistas, a quienes planteará los objetivos de este viaje, cuyo primer momento de relevancia tendrá lugar antes incluso de que el Papa aterrice en Chile: un telegrama «importante» (según apuntó Greg Burke) para su país natal mientras sobrevuela tierras argentinas.
Les pido por favor que acompañen con la oración mi viaje a Chile y Perú.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) 15 de enero de 2018
Por delante, 11.905 kilómetros, y más de 12 horas de vuelo. Un viaje a un país donde dos de cada tres ciudadanos se declaran católicos, pero donde la Iglesia ha perdido la influencia y autoridad moral de las que disfrutó durante la dictadura pinochetista debido a escándalos sexuales como el de Fernando Karadima, a la secularización y a un clero desconectado de la realidad.
El papa intentará revertir esa tendencia durante su visita de tres días, que inicia su programa el martes con una serie de visitas protocolarias a Iglesia y Estado. Después hará un viaje de otros tres días a la vecina Perú.
En Chile tiene previstos encuentros con migrantes, indígenas mapuche y víctimas de la dictadura militar entre 1973 y 1990. Está por ver si recibirá a sobrevivientes de abusos sexuales. No hay una reunión agendada, aunque esos encuentros no suelen anunciarse con antelación.
El desencanto de los chilenos ha afectado incluso a su opinión sobre el Papa. Un sondeo reciente de Latinobarómetro, una respetada encuestadora regional, concluyó que Chile es el país con menos aprecio por el primer papa latinoamericano de la historia, en comparación con otros 18 países de América Central y del Sur. Incluso entre los chilenos católicos, solo el 42% aprueba el trabajo del pontífice, frente a la media regional del 68%.
