Mapuches, inmigrantes y descendientes de colonos comen con Bergoglio

Los ‘doce apóstoles’ del Papa en la Araucanía

Francisco hizo suyas las reivindicaciones de los pueblos originarios en Temuco

Los 'doce apóstoles' del Papa en la Araucanía
El almuerzo del Papa con los mapuches Agencias

Un rincón cercano al cerro Ñielol, el punto más alto de Temuco, donde a finales del siglo XIX se firmó el tratado de paz entre los mapuches y el gobierno chileno

(J. B./Aica).- Osobuco con risotto de mariscos. Éste fue el menú que el Papa Francisco compartió hoy en la casa «Madre de Santa Cruz» con una docena de representantes de la Araucanía. Los ‘doce apóstoles’ del Papa en Temuco son mapuches, inmigrantes recientes, víctimas de la violencia rural y, también, un descendiente de colonos suizo-alemanes.

Francisco compartió el almuerzo durante su visita a Temuco, en la región de la Araucanía, y conoció así sus problemáticas y reivindicaciones, con ocho miembros del pueblo originario de esta zona, los mapuches, y otros habitantes de la región y un descendiente de colonos suizo-alemanes.

El almuerzo se celebró en la Casa «Madre de Santa Cruz» a pocos kilómetros del aeródromo Maquehue, donde Francisco celebró hoy una misa y defendió las reivindicaciones de los mapuches, pero condenó cualquier forma de violencia. Un rincón cercano al cerro Ñielol, el punto más alto de Temuco, donde a finales del siglo XIX se firmó el tratado de paz entre los mapuches y el gobierno chileno.

El pontífice recorrió gran parte de los 10 kilómetros que separan el convento del aeroparque en el papamóvil, saludado a su paso con entusiasmo y fervor por los pobladores y peregrinos.

 

 

La casa «Madre la Santa Cruz», pertenece a la Congregación de las Hermanas de la Santa Cruz. Congregación que el Papa conoce porque también tienen presencia en la Argentina. La congregación es de origen suizo y llegó a Río Bueno en 1901. Hoy, las religiosas se distribuyen en Santiago, Traiguén, Temuco, Río Bueno, San Juan de la Costa, Villarrica y Coñaripe.

En el almuerzo, precisó la hermana Mariela Sandoval, superiora de la casa, no participaron las hermanas de la congregación, sino sólo el pontífice y las personas invitadas.

El menú consistió en rissoto, carpaccio y leche asada. Un almuerzo sobrio y muy sabroso precisó la religiosa.

Las religiosas estuvieron con el papa Francisco en la capilla de la casa, donde recibieron una bendición. «Para nosotras fue emocionante que él venga a visitarnos. Nunca pensamos que él vendría a nuestra casa. Fue una sorpresa muy grande y estamos todas muy emocionadas», aseguró la hermana Sandoval.

Después del almuerzo, y un breve descanso, el Pontífice regresó a la capital chilena para esta noche un encuentro con los jóvenes en el Santuario del Templo Votivo de Maipú.

Francisco estuvo apenas seis horas en Temuco, pero su llegada supuso una revolución para los creyentes que esperaban con ansias su llegada y para la organización local que vio duplicada la cantidad de habitantes que tiene la ciudad, con la presencia de fieles y peregrinos que se trasladaron para estar con el Santo Padre.

 

Junto al obispo de Temuco, Héctor Vargas, estos fueron los comensales: Rubén Nahuelpán (Buzo mariscador, Nehuentúe); Teresa Hueche (Maquehue); Jaqueline Huircán (Nueva Imperial); Juan Pailahueque (pequeño agricultor en tierras dadas por el Estado, como reparación), Silvia Llanquileo (figura religiosa y de salud ancestral de su comunidad de Enoco); Rigoberto Queupul (2° Lonko, figura ancentral en su Comunidad de Conoco; Cultivador de hortalizas y frutales), Patricia Panchillo (Tejedora a telar y artesana de Cuyimko), Jessica Bascur (Víctima de la violencia rural); Alex Hund Diethelm (de familia colonos suizo-alemanes) y Garbens Saint Fort (migrante haitiano).

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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