Barros ve en las CEBs una señal de profecía en la Iglesia, de ecumenismo, que ayuda a retomar la vocación de que otro mundo es posible, que se puede conseguir una democracia integral
(Luis Miguel Modino, Brasil).- El Papa Francisco ha repetido en diversas ocasiones que «los ciudadanos, sobre todo si son católicos, no pueden desinteresarse de la política«. Este 24 de enero, en Brasil, ha sido un día que ha provocado múltiples reacciones, tanto a favor como contra. El juicio en segunda instancia contra el ex-presidente Lula, en el que su condena por corrupción y blanqueo de dinero aleja sus posibilidades de ser candidato a la Presidencia de la República en el mes de octubre, ha llevado a las calles de Porto Alegre a una multitud de personas que, por encima de todo, ven en el proceso un atentado a la democracia, una consecuencia más del golpe de estado parlamentario contra la presidente Dilma Rousseff.
Las comunidades eclesiales de base siempre tuvieron una destacada importancia en el transformación social. De hecho, como reconocía en la reciente entrevista con Frei Betto, publicada en nuestro portal, «Lula varias veces ha repetido que las CEBs tuvieron más importancia en la capilaridad nacional del PT que el movimiento sindical, o que el movimiento social».
Por eso, en los trabajos del 14º Intereclesial de la Comunidades Eclesiales de Base, este acontecimiento ha estado presente. El propio Frei Betto, que no podemos olvidar fue torturado durante la dictadura militar, señalaba que «lo más precioso tenemos en Brasil, conquistado con mucho sudor, sangre y lágrimas, es la democracia«. Durante la dictadura, los intereclesiales fueron vigilados y algunos de los presentes sufrieron persecución. En ese sentido, sirva como anécdota, lo que sucedió con el Cardenal Aloisio Lorscheider, siendo Presidente de la Conferencia de los Obispos de Brasil, quien en el Intereclesial de Vitoria, ante la tentativa de invadir el local por parte de la Policía Federal, dijo que sólo lo harían si pasasen por encima de él.
«O nosso jeito de ser Igreja, é o nosso jeito de viver a fé!»
Assim começa o primeiro dia do 14° Intereclesial das Ceb’s, em Londrina (PR). #14IntereclesialCebs #CebsDoBrasil #IgrejaEmSaída #Caritas pic.twitter.com/riXCSO35u4— Cáritas Brasileira (@caritasbrasil) 24 de enero de 2018
«La democracia brasileña tiene muchos mártires», resaltaba Frei Betto. Por eso, «nuestro gran desafío hoy es aprimorar la democracia brasileña, es hacer que la democracia política tenga correspondencia en la democracia económica, es mentirosa una democracia en que todos pueden votar, pero pocos pueden vivir con dignidad, es mentirosa una democracia donde la paz no es complementada por el acceso al pan». Nuestra vida debe estar basada en tres pes, el Pan, el Padre y la Paz, en palabras de Frei Betto, quien encerraba su intervención con un minuto de silencio y oración, respetado por todos los presentes, en favor del perfeccionamiento de la democracia brasileña.
En el análisis de la coyuntura socio-política, el sociólogo Pedro Ribeiro de Oliveira, insistía en la necesidad de preguntarse los por qués de este juicio contra Lula, que definía como un proceso propio de los tiempos de la Inquisición, en los que todos sabían que los reos serían condenados. La respuesta está en el hecho de formar parte de una sociedad dominada por el capital, que ha conducido al mundo a una situación de colapso que se hace realidad en los ataques a la naturaleza y el cambio climático, las guerras que se extienden a lo largo y ancho del mundo, la crisis financiera, que afecta a los más pobres y aumenta los bienes de los más ricos, el control de la información, el cambio de valores, apostando por todo lo que supone competición, progreso, eficiencia o avance.
De hecho, el gran pecado de Lula y Dilma, en opinión de Ribeiro de Oliveira, es que no hicieron caso a los dictados de Estados Unidos y organizó alianzas latinoamericanas y con los llamados BRICS. La consecuencia fue un golpe de estado que ha devuelto el control de Brasil a los norteamericanos, pasando a controlar sus recursos.
En opinión del sociólogo, es necesario que Brasil se prepare para veinte años de lucha, donde serán necesarias acciones a corto y largo plazo, que fomenten la toma de conciencia, que ayude a superar el sistema de alienación en que la sociedad vive y que lleva a pensar que lo único que cuenta es tener dinero. Es necesario volver a las luchas populares, que van a ayudar a conseguir cambios a largo plazo, a escuchar los gemidos de la Madre Tierra y de los pobres.
Esta situación que vive Brasil, tiene que llevarnos, en opinión de Raquel Rolnik, profesora de la universidad de São Paulo e histórica luchadora por políticas de habitación, a pensar en cómo construir nuevos caminos, especialmente en el mundo urbano, tema del 14º Intereclesial de las CEBs. Tradicionalmente, la Iglesia de base brasileña estuvo muy presente en la construcción de políticas públicas en las ciudades brasileñas, apoyando lo que ella denominaba como «ciudadanía insurgente«, que tuvo como consecuencia la conquista de derechos sociales.
Con el paso del tiempo, surgieron nuevas iglesias evangélicas, que promovieron valores diferentes, en la línea del individualismo. Junto con eso, los partidos políticos, muchos nacidos a partir de luchas nacidas en ámbitos eclesiales, fueron corrompiéndose. Ante esta situación, hoy son muchos los que se preguntan, según Rolnik, dónde queda el papel del estado, llegando a afirmar que ya no es necesario.
Por eso, es necesario volver a los territorios, a ser comunidades organizadas, que construyan la vida desde el debate, desde movimientos populares que promueven cambios, construyendo una nueva utopía desde lo aprendido con lo que la historia ha deparado.
El tema del juicio contra Lula también se ha hecho presente en la mesa redonda organizada por el Laboratorio de Estudio sobre las Religiones y Religiosidades, de la Universidad Estatal de Londrina, en la que la pastora luterana; Romi Benke, el monje Marcelo Barros, Frei Betto y Pedro Ribeiro de Oliveira, han dialogado sobre las CEBs y las perspectivas de la política.
Junto con ellos, en un primer momento, también se hacía presente el Arzobispo de Londrina, Monseñor Geremias Steinmetz, quien partiendo de lo apuntado por el Vaticano II, insistía en la necesidad de que la Iglesia se haga presente y se preocupe con los problemas de la sociedad, destacando que las comunidades eclesiales de base nacieron para trabajar en favor de la transformación social, juntando la vida al Evangelio y el Evangelio a la vida.
No podemos olvidar que el proyecto de Jesús era un poder político, que vino para dar un carácter trascendente a los derechos humanos, y que él fue asesinado por predicar un Reino diferente, con el objetivo de construir un nuevo proceso civilizatorio, señalaba Frei Betto. Él recordaba una frase del Papa Francisco la semana pasada en Chile, donde decía que «la política es la forma más perfecta de caridad«, ya usada por otros Papas. Por eso, el papel actual de las CEBs es ser semilleros de movimientos sociales.
En la historia de las Iglesias en Brasil, tanto católica como protestantes, hubo muchos momentos que tuvieron gran importancia en la construcción de la democracia, constataba Romi Benke, aunque en la época de la dictadura hubo mucha división dentro de las propias Iglesias, habiendo perseguidos y al mismo tiempo apoyadores, pues las Iglesias nunca estuvieron desvinculadas del poder. Ellas no son totalmente inocentes ante las desigualdades sociales existentes, inclusive personas identificadas con las Iglesias participaron en la construcción del golpe de estado contra la Presidenta Dilma, según la pastora. Ella decía que la religión realiza acciones contradictorias y alertaba sobre los peligros del fundamentalismo religioso y económico, que actúan contra el amor al próximo, considerando a muchos como descartables. Por eso, se hace necesario reflexionar sobre la relación entre religión y política.
Ante el momento de crisis por el que Brasil pasa, acentuado con el resultado del juicio a Lula, la salida, según Marcelo Barros, sólo tiene que venir desde lo pequeño, desde abajo, viendo en las comunidades eclesiales de base un micro proyecto de una nueva sociedad, basada en el Bien Vivir, inspirada en la primera Iglesia, una asamblea popular, lejos de aquellas Iglesias que se creen propietarias de Dios. Barros ve en las CEBs una señal de profecía en la Iglesia, de ecumenismo, que ayuda a retomar la vocación de que otro mundo es posible, que se puede conseguir una democracia integral.
Pedro Ribeiro hacía un recorrido histórico de las CEBs y recordaba figuras proféticas que estuvieron muy vinculadas a las CEBs, como el Cardenal Paulo Evaristo Arns, Arzobispo de São Paulo, que provocó una verdadera revolución dentro de la Iglesia y se enfrentó a la dictadura para defender a los perseguidos. Teniendo como método el ver, juzgar y actuar, las comunidades de base tuvieron un fuerte impacto político, dando a la Iglesia una fuerte capacidad de penetración y movilización a la sociedad.
En las palabras de los presentes en la mesa redonda se perciben caminos de un futuro diferente, pero por encima de todo, hemos de ser conscientes que, como señalaba Romi Benke, «no tiene sentido depositar todas las esperanzas en una única persona». Es necesario, desde el Jesús histórico que desafiaba los poderes y que no desistía en su empeño, descubrir que «la gran esperanza está en el pueblo organizado». Brasil debe aprovechar este «momento de desierto por el que pasa, para rever nuestra propia historia, porque existen relaciones mal resueltas dentro del país», como es el racismo, la situación de las mujeres, las desigualdades sociales, la imposición del agronegocio que provoca graves enfermedades.
«No podemos colocar a la Iglesia en el lugar de Jesús. Vamos a destruir los templos, pues necesitamos movimiento y estamos tan anclados en nuestra institucionalidad que no conseguimos hacer nuestro papel», ha afirmado Romi Benke. Que las CEBs puedan ser realmente un instrumento que ayude a superar este momento por el que Brasil pasa.
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