Seminario de la REPAM en Manaos sobre el cuidado de la Casa común

Los jóvenes de la Pan-Amazonía reconocen que «se está perdiendo nuestra cultura e identidad»

"Estamos unidos por un mismo objetivo, por una vivencia de fe profética y ecológica"

Los jóvenes de la Pan-Amazonía reconocen que "se está perdiendo nuestra cultura e identidad"
Encuentro de jóvenes de la REPAM en Manaos REPAM

En la diversidad de juventudes que existen en la Amazonia, todos pasamos por los mismos problemas y juntos debemos construir una acción en común para el bien de todos

(Luis Miguel Modino, Brasil).- Las nuevas generaciones amazónicas enfrentan el futuro de la región como un desafío. Por eso, siempre es motivo de alegría que los jóvenes sientan la necesidad de embarcarse en el cuidado de la Casa común. La defensa de la Amazonia debe ser una actitud que supere las fronteras de la región, un motivo que esté presente en la vida de la gente, un espíritu que una a personas de diferentes razas, procedencias, lenguas y clases sociales.

Desde el 11 al 18 de marzo se han reunido en Manaos, más de 30 jóvenes procedentes de 7 países amazónicos, convocados por la Red Eclesial Pan-Amazónica, REPAM, «una red que cada vez agrega más personas y se va fortaleciendo», según Deivison Souza, y que han participado del Seminario Caminos Amazónicos de Formación. Como reconoce uno de los presentes, el indígena ecuatoriano del pueblo Kichwa, Johnny Grefa, el encuentro ha sido momento para «ver la realidad de nuestros pueblos, de nuestros países, compartir experiencias y problemáticas», teniendo como perspectiva «hacer realidad países más libres y democráticos».

El objetivo del encuentro es acompañar la vida y misión de los jóvenes que viven en diversas realidades dentro de los países de la Pan-Amazonia, promoviendo el diálogo, intercambio de experiencias y buscando un compromiso pastoral y social en la óptica de la ecología integral. En ese sentido, Pavel Martiarena, que llegó a Manaos desde el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, Perú, visitado recientemente por el Papa Francisco, señalaba que de entrada, una de sus sorpresas ha sido ver «la diversidad de colores y razas que como Amazonia representamos», descubriendo en estos días que es necesario «ver la Amazonia como territorio, como un ser viviente que conecta diversas realidades».

Junto con el objetivo, los ejes inspiradores del encuentro han sido la cultura del Bien Vivir, la búsqueda de ciudadanía y «florestanía» y el Sínodo de la Pan-Amazonia, que sin duda va a marcar la vida pastoral de las Iglesias de la región en el próximo año y medio. Todo ello, intentando promover entre los participantes y, a través de ellos, entre los pueblos de la Amazonia, una mirada amorosa, cuidadosa y esperanzadora, que tenga como inspiración las ideas recogidas en la encíclica Laudato Si’.

Por eso, como ha reconocido Doralice, del pueblo macuxi del estado de Roraima, es importante «la unión de todos los pueblos para trabajar la prevención y protección de nuestra Amazonia», a lo que puede ayudar el hecho de «trabajar la preservación de nuestras culturas». En esa perspectiva, según la joven brasileña, «es muy importante como jóvenes el conocimiento de otros pueblos que también necesitan las mismas cosas que nosotros».

Ese es un aspecto en el que contribuyen decisivamente este tipo de encuentros, que pueden ayudar en «la conservación y creación de conciencia en las personas para el cuidado de nuestras tradiciones, de nuestra selva, de nuestras formas de pensamiento», como señala Suamy Luis Torres, joven indígena tikuna del departamento colombiano del Amazonas, que no duda en afirmar que «se están perdiendo nuestras culturas, nuestra identidad».

Los participantes han tenido la oportunidad de conocer experiencias misioneras dentro de la Amazonia, como el Equipo Itinerante, presente en muchas realidades amazónicas a través de sus visitas a las comunidades y que promueve procesos de formación inculturados. Su presencia ha sido una ocasión propicia para conocer las riquezas y, al mismo tiempo, las amenazas a las que se ve sometida la región y sus pueblos, en cuya superación tienen un papel fundamental las comunidades locales.

Pensando en el futuro, Maria Edivane, representante de Cáritas de la diócesis de Óbidos, destacaba que «el encuentro está siendo muy gratificante», dando la posibilidad de «conocer la realidad de la juventud de la Pan-Amazonia, compartir las dificultades y buscar juntos soluciones», pues como la joven brasileña reconoce, «en la diversidad de juventudes que existen en la Amazonia, todos pasamos por los mismos problemas y juntos debemos construir una acción en común para el bien de todos».

Una de esas amenazas es la trata de personas, cada vez más presente en la región amazónica dentro de la actual situación de migración presente en la región, lo que genera constantes situaciones de violencia, aspecto sobre el que han reflexionado los participantes del Seminario, buscando acciones colectivas y pastorales que hagan posible avanzar en esa dirección, que han sido trabajadas en diferentes talleres durante el Seminario. La base de esas actuaciones debe ser una espiritualidad ecológica, presente tradicionalmente en muchos de los pueblos originarios de la Pan-Amazonia.

Una de las participantes del Seminario ha sido Adriana, inmigrante venezolana que vive en Roraima y es miembro de la Pastoral Universitaria. Desde su experiencia y todo lo vivido en Brasil en el último año y siete meses, resalta el deseo de que el encuentro tenga como consecuencia poder encontrar «una solución real y efectiva para el problema de la Pan-Amazonia, tanto como floresta, como indígenas y como migración».

A partir de todo lo trabajado durante el Seminario, se han buscado acciones que lleven a una mejor articulación de las juventudes de la REPAM en cada país, que fortalezcan sus acciones y que ayuden en la preparación del Sínodo. Como reconoce Pavel Martiarena, que trabaja como fotógrafo y cinegrafista, centrando su labor en proyectos relacionados con el desarrollo sostenible, los pueblos indígenas y el cambio climático, el encuentro puede llevar a «mejorar nuestras actuaciones y hacer realidad una Amazonia más justa, más solidaria, pero sobretodo más humana, una Iglesia con rostro amazónico».

En la misma dirección, Deivison Souza, que forma parte de la coordinación nacional de la Pastoral de la Juventud, cree que la experiencia de este encuentro «será propagada y marcará la vida de otros jóvenes». En el seminario celebrado en Manaos de 11 a 18 de marzo, según el joven brasileño, que vive en la ciudad de Porto Velho, hemos estado «unidos en una misma sintonía, que es la espiritualidad amazónica», destacando «el amor que todos tienen, independiente de su religión, país, movimiento o pastoral que representa». Según él, «estamos unidos por un mismo objetivo, por una vivencia de fe profética y ecológica«. Como consecuencia, ve necesario «animar los grupos de base a partir de la Laudato Si, de los métodos y prácticas desarrollados durante el encuentro».

Sin duda, un nuevo paso en ese camino que nos permita avanzar en aquello que el Papa Francisco ha colocado como temática del Sínodo Pan-Amazónico, nuevos caminos para la Iglesia y para la ecología integral. Confiar en la visión de los jóvenes, escuchar sus anhelos es una buena forma de hacer realidad aquello que el Obispo de Roma y el propio Dios quieren.

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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