Los obispos argentinos decidieron que su estrategia de oposición se centrará en... la adhesión a marchas "por la vida" que no tengan un perfil virulento
(Sergio Rubin, en Valores Religiosos).- En el inicio de una ofensiva contra la despenalización del aborto que debate el Congreso, la Iglesia católica respaldó la participación en las llamadas «Marchas por la Vida» que se realizarán este domingo en la ciudad de Buenos Aires y todas las provincias en coincidencia con la celebración del Día del Niño por Nacer. Y pidió que en la tradicional procesión de los Ramos, que también se realiza este domingo -día en que se inicia la Semana Santa-, los fieles acompañen los olivos que se utilizan con la frase «Vale toda vida».
«Acompañamos a quienes participan (de las marchas) y que utilizan el derecho a la libertad de expresión propia de la democracia y anhelamos que esta y otras manifestaciones las vivamos como una oportunidad y seamos así, como dice el Papa Francisco, canales del bien y la belleza, para que puedan hacer su aporte a la defensa de la vida y la justicia», afirma la Conferencia Episcopal en un comunicado, citando una carta del pontífice a dirigentes de diversa filiación que se conoció el fin de semana.
La ONG Marcha por la Vida -miembro de un movimiento mundial que se define como no confesional y abierto a todos los que se oponen al aborto- es el convocante de las marchas de este domingo. Y a las que adhieren, entre otras, la organización Unidad Provida, que congrega a varias entidades de la sociedad civil que comparten el mismo ideario. En Buenos Aires, la movilización unirá desde las 15 Plaza Italia con la facultad de Derecho.
Ni bien el Poder Ejecutivo anunció que no bloquearía el debate en el Congreso de la despenalización del aborto, la Iglesia difundió una declaración de tono mesurado en la que manifestaba su disposición a sumarse a la discusión, admitía la situación muchas veces límite en que una mujer llega un aborto y se pronunciaba a favor de políticas públicas para prevenir los abortos como la educación sexual y la asistencia a las embarazadas.
Días después, los obispos decidieron que su estrategia de oposición se centrará en la difusión de sus mensajes en los medios, comenzando por las redes sociales; el contacto con los legisladores -y la participación en las audiencias públicas- a través del obispo auxiliar de La Plata, Alberto Bochatey, experto en bioética, y la adhesión a marchas «por la vida» que no tengan un perfil virulento.
La relevancia que la cuestión del aborto tiene para la Iglesia no sólo quedó de manifiesto en la mención que el Papa hizo en la carta de respuesta a los dirigentes que lo saludaron por el quinto aniversario de su pontificado. Sino también en un encuentro en Roma el lunes con jóvenes, cuando destacó la solidez de las conclusiones de un grupo de alumnos de secundaria de Paraguay sobre embarazo adolescente, que «ni siquiera escucho en la cámara de diputados argentina».
Se descuenta que la cuestión aparecerá en los mensajes por la Semana Santa de los obispos de todo el país. Por lo pronto, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, en su mensaje por radio y televisión con motivo de la conmemoración religiosa advierte sobre «los proyectos de muerte».
La diputada Elisa Carrió había pedido la prórroga del debate parlamentario hasta después de la Semana Santa y el Pésaj judío (próximo a celebrarse) para «no herir la sensibilidad religiosa» de los creyentes, pero su demanda no prosperó.