"¿Sería mucho pedirle que no hable?", le pregunta Eduardo de la Serna

Un cura villero carga contra Macri por su «burla sistemática de los pobres»

Le acusa de no haber tomado "ni una sola medida en favor del pueblo"

Un cura villero carga contra Macri por su "burla sistemática de los pobres"
El presidente argentino Mauricio Macri

El tan mentado "emprendedurismo" y la "meritocracia" no funcionan en los barrios que no pueden poner una tiendita cuyas tarifas jamás podrán pagar

El teólogo y coordinador del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres, Eduardo de la Serna, le envió una dura carta al presidente argentino Mauricio Macri por no haber tomado «ni una sola medida en favor del pueblo» y por enriquecerse junto con su entorno. En ese sentido, le preguntó: «¿Sería mucho pedirle que no hable? ¿Qué deje de burlarse de los pobres y de quienes estamos con ellos?».

«Usted deshonra su investidura no solamente por la burla sistemática de los pobres y las víctimas de este modelo que impone, sino por frases como ‘no hay otro camino’, ‘a mí me duele tomar estas medidas’ o humoradas semejantes», acusó el sacerdote.

«La desocupación en nuestras comunidades y barrios cada vez golpea más, las esperanzas de crecer se amputan con los cierres de planes como el progresar o el Conectar Igualdad, que nunca los cerraron, simplemente no los ejecutan», acusa en un tramo de la carta.

En ese sentido señala que «el tan mentado ‘emprendedurismo’ y la ‘meritocracia’ no funcionan en los barrios que no pueden poner una tiendita cuyas tarifas jamás podrán pagar, pero de todo esto usted no se entera, porque cuando vienen a ‘timbrear’ se aseguran antes de ir a los lugares apropiados, o se hacen acompañar por ‘la Doce’, que en un tiempo lejano, era popular».

La carta completa:

Señor presidente:

Me dirijo a usted con el respeto que merece su investidura. Una investidura que usted deshonra día a día, debo decirlo. No tengo la esperanza que usted me lea, y – por aquello del «peor sordo» – tampoco tengo esperanzas de que sepa usted leer.

Hace unos pocos años, cuando salió a la luz (tardíamente, por cierto, para que la noticia fuera pública después de las elecciones) el escándalo internacional de los «Panama papers» yo dije que debía usted renunciar. Según uno de los mediocres dizque periodistas que le hacen la corte, usted les preguntó a los obispos argentinos, que lo saludaron en esos días, quién era yo, y uno de ellos le dijo que era «un cura marginal». Debo comentarle que uno de los mejores, si no el mejor libro sobre la persona histórica de Jesús, se llama precisamente «Un judío marginal» con lo cual creo no merecer ese elogio episcopal que aparentemente me prodigaron.

Los que creemos en la democracia entendemos que se trata de un «gobierno del pueblo», que el pueblo se expresa en las urnas periódicamente y de ellas emanan algunos de los poderes de la República como el legislativo y el ejecutivo. Dejo de lado que cuando hubo intentos de que también el pueblo tuviera injerencia en el poder judicial éste lo vetó con una extraña argumentación que lo constituía literalmente en juez y parte.

Pero muchos de los que creemos en esa democracia no aceptamos que esta se limite simplemente a votar cada dos años mientras somos espectadores pasivos de lo que los elegidos hagan a su antojo. Especialmente cuando todo indica que fueron elegidos por decir que harían una cosa y luego hicieron absolutamente lo contrario. Sería una democracia muy absurda una en la que el pueblo no es parte. Debo decir que he hecho esfuerzos, e incluso consultado con compañeros y amigos y hasta ahora, en sus más de dos años de gobierno no hemos encontrado ni una, ¡ni una sola!, medida en favor del pueblo. Y entretanto, usted y los suyos (no me animaría a llamarlos amigos, ni siquiera usted lo hace ya que al referirse a «Nicky» lo llama «hermano de la vida») se enriquecen, se empoderan al tiempo que se burlan de todos con discursos absurdos o con slogans vacíos (algo que, debo reconocerlo, los caracteriza desde su fundación; vacíos como los globos).


Decía que usted deshonra su investidura no solamente por la burla sistemática de los pobres y las víctimas de este modelo que impone, sino por frases como «no hay otro camino», «a mí me duele tomar estas medidas» o humoradas semejantes. Todos sabemos, aunque a veces no lo recordemos, que sí hay otro camino, y que a usted no le duele nada tomarlas.

La desocupación en nuestras comunidades y barrios cada vez golpea más, las esperanzas de crecer se amputan con los cierres de planes como el progresar o el Conectar Igualdad, que nunca los cerraron, simplemente no los ejecutan (o ponen un radical para que lo haga, lo cual es lo mismo), el tan mentado «emprendedurismo» y la «meritocracia» no funcionan en los barrios que no pueden poner una tiendita cuyas tarifas jamás podrán pagar, pero de todo esto usted no se entera, porque cuando vienen a «timbrear» se aseguran antes de ir a los lugares apropiados, o se hacen acompañar por «la Doce», que en un tiempo lejano, era popular.

Y – claro – todo esto debidamente presentado en un packaging adecuado: sacan el pan de los comedores y lo presentan como «cuidar lo mejor para nuestros chicos», la inepta gobernadora ya no calza botitas para visitar inundados y goza del escudo que le significa que nadie le pregunte, o repregunte a sus absurdas respuestas, y hasta el jefe de gabinete, cuando tiene tiempo entre trolles y call centers nos dice que la gente no va a los mercados porque compra on line por internet, cosa que me interesaría saber en mi barrio y los vecinos cómo se podría hacer.

No pretendo que usted renuncie; debería importarle «el pueblo» (al que usted llamaba «gente»), no pretendo que tome medidas en favor de los pobres, no pretendo que deje de tener injerencia en el poder judicial, ya debidamente cooptado y obsecuente, en especial la que antes nos enorgullecía Corte Suprema (¿alguna vez en juez Rosenkrantz va a tener un fallo en favor de los pobres?).

Simplemente una cosa: ¿sería mucho pedirle que no hable? ¿Qué deje de burlarse de los pobres y de quienes estamos con ellos? Sé que me llamarán (los que lean esta carta y le den letra, por ejemplo) «populista», palabra polisémica si las hay («polisémica» quiere decir que tiene variados sentidos o significantes, por si lo ignora), palabra vacua, marketinera y estigmatizante en boca de usted y los suyos.

No se preocupe, no se gaste, ya lo sé. Sólo me atrevo a pedirle un único gesto de respeto a los pobres que son víctimas de su gobierno. Pero sospecho que ni esto conseguiremos, a eso estamos resignados. Pero no nos resignamos a seguir luchando por la justicia, por la paz y por un gobierno para el pueblo (¡tan distinto del suyo!).

Me despido de usted con respeto.

– Bernal, 26 de abril de 2018

(RD/InfoNews)

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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