"Separar a las familias genera consecuencias peligrosas para los niños"

Los obispos mexicanos recuerdan a Trump que padres e hijos tienen «derecho» a permanecer unidos

"El interés superior de los niños tiene primacía sobre cualquier otra cuestión o discusión"

Los obispos mexicanos recuerdan a Trump que padres e hijos tienen "derecho" a permanecer unidos
Niños migrantes separados de sus familias viven en una jaula en una instalación en Texas Agencias

La soberanía política de cualquier Estado descansa en una soberanía anterior y mucho más fundamental: la soberanía de las familias

(Guillermo Gazanini, corresponsal en México).- Enérgico mensaje del presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, cardenal José Francisco Robles Ortega, y del secretario general de la CEM, Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola, en nombre de los obispos de México, ante la política migratoria de tolerancia cero impuesta a las familias de migrantes que intentan el ingreso ilegal a los Estados Unidos.

La grave preocupación de los prelados, señalan, está en la separación de casi dos mil niños de sus padres que, en conjunto con los del año anterior, sumarían cuatro mil. «Este es el resultado de una política migratoria de ‘tolerancia cero’, que promueve el arresto a todos los adultos que intentan entrar de manera ilegal a los Estados Unidos, incluyendo aquellos que buscan asilo y huyen de condiciones de peligro y vulnerabilidad en sus países de origen», expresa el mensaje de los obispos, mientras advierten que la separación forzosa de los niños podría ser causa de graves ilícitos que vulneran la integridad de los menores.

De acuerdo con los datos expuestos y las imágenes que ya circulan en medios y redes sociales, niños y menores son separados de sus padres para ser depositados en jaulas mientras se resuelve su condición migratoria. Esto es producto de la llamada política de tolerancia cero. En los Estados Unidos, cualquier migrante ilegal es considerado delincuente. En 2005, la administración Bush echó andar el programa Streamline, antecedente de la política cero, que impuso juicios sumarísimos a migrantes o grupos de ellos sin perjuicio de las uniones familiares.

En la presente administración, esta política es llevada al extremo bajo el argumento de que los migrantes deben ser procesados y sus hijos, separados de ellos, porque no son sujetos de juicio hasta que la autoridad determine su deportación mientras sus padres se enfrentan a procesos penales.

Un niño migrante rodeado de agentes fronterizos


Las exigencias de declarar esta situación en la frontera como verdadera crisis humanitaria llevó al Secretario de Relaciones Exteriores, canciller Luis Videgaray, a expresar en nombre del gobierno mexicano, una enérgica condena por lo que llamó «acción cruel e inhumana que claramente representa una violación a los derechos humanos de los migrantes y pone en situación de vulnerabilidad a niñas y niños, algunos de ellos con discapacidad».

Apenas la semana pasada, México y la Santa Sede sellaron una alianza por los migrantes. El secretario Videgaray Caso, en el Coloquio sobre migración realizado en Roma el 14 de junio, señaló que «el Vaticano y México (creen) que los derechos humanos y la dignidad de los migrantes deben de respetarse por encima del estatus legal que tengan en el país en donde se encuentran y que debe reconocerse el valor de lo que aportan los migrantes a los países a los que llegan, a la cultura, a la economía y a la sociedad.»

La reprobable acción del gobierno estadounidense despierta la más acendrada indignación al interior de ese país mientras que el mundo reacciona exigiendo una intervención internacional efectiva en favor de los niños que están sufriendo las consecuencias de las migraciones forzadas. El señalamiento de los obispos mexicanos es terminante: «El interés superior de los niños tiene primacía sobre cualquier otra cuestión o discusión en esta materia».

Niños migrantes en un centro de internamiento


El texto completo del mensaje de los obispos de México:

Ciudad de México a 19 de junio de 2018

Saludamos con la paz de Cristo, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

Los obispos mexicanos manifestamos nuestra grave preocupación ante el anuncio que el gobierno de los Estados Unidos ha hecho respecto de que casi 2 mil niños migrantes han sido separados de sus padres en las últimas semanas. De esta manera, se eleva el total de niños en esta situación a casi 4 mil del año pasado a la fecha. En esta misma línea el Papa Francisco ha manifestado su preocupación sobre el creciente número de niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados que existen en algunas partes del mundo. Las familias no deben ser separadas. Al contrario, el bien común se consolida con la unidad de las familias.

Este es el resultado de una política migratoria de «tolerancia cero», que promueve el arresto a todos los adultos que intentan entrar de manera ilegal a los Estados Unidos, incluyendo aquellos que buscan asilo y huyen de condiciones de peligro y vulnerabilidad en sus países de origen. Mientras los adultos son arrestados y detenidos, los niños acompañantes son separados de sus familiares y enviados a diferentes instalaciones de detención.

Así mismo nos preocupa que también existen muchos niños migrantes solos o que se encuentran en compañía de personas que no son sus padres o sus tutores oficiales, en cuyo caso, están más expuestos a ser presa del crimen organizado o de la trata de personas. Estos niños es preciso rescatarlos por razones humanitarias y tratarlos de manera justa, respetando con gran cuidado sus derechos humanos.

Hacemos un fuerte llamado al gobierno de Estados Unidos, a salvaguardar la integridad de las familias migrantes y el derecho que, tanto padres e hijos tienen de permanecer unidos. La soberanía política de cualquier Estado descansa en una soberanía anterior y mucho más fundamental: la soberanía de las familias. Las familias poseen una dignidad que les es propia y que no es fruto del estatus migratorio de sus integrantes sino de su propia naturaleza como célula esencial de la vida social. Además, separar a las familias, genera consecuencias más peligrosas y dañinas para los niños, porque los hace más vulnerables y los expone a otros riesgos que, sin el cuidado y resguardo de los padres no podrán afrontar. El interés superior de los niños tiene primacía sobre cualquier otra cuestión o discusión en esta materia.

Confiamos a Santa María de Guadalupe las esperanzas y el cuidado de todos los migrantes y refugiados, y muy especialmente de los niños y niñas latinoamericanos que padecen esta situación en los Estados Unidos. Jesucristo nos recuerda a todos: «En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40).

Por los obispos mexicanos,

+ Card. José Francisco Robles Ortega
Arzobispo de Guadalajara y Presidente de la CEM

+ Mons. Alfonso Miranda Guardiola
Obispo Auxiliar de Monterrey y Secretario General de la CEM

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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