Va a haber un enorme clamor para que el Santo Padre le quite el birrete rojo, que lo 'descardenalice' formalmente, dijo el reverendo Thomas Berg
Un hombre, que guardó silencio durante 40 años, aseguró a The New York Times que el cardenal Theodore McCarrick, arzobispo emérito de Washington, abusó de él cuando era menor de edad, situación que se prolongó durante dos décadas.
En una entrevista con el rotativo, «James» aseguró que el abuso sexual comenzó cuando tenía 11 años por quien él y sus seis hermanos llamaban «tío Teddy», y a quien no denunció convencido de que nunca le creerían por la relación tan cercana con su familia.
Sin embargo, la noticia del pasado 20 de junio de que el cardenal había sido separado de sus funciones tras «creíbles» acusaciones de abuso sexual, cambió su vida, aseguró.
«Me puse de rodillas y di gracias a Dios porque no estaba solo y todo iba a estar bien», dijo al recordar el momento en que supo de la destitución del cardenal, de 88 años, que vive en Washington DC.
El cardenal fue separado de sus funciones por orden del papa Francisco, después de una investigación interna sobre las acusaciones, que ha negado, y que se remontan a los inicios de su carrera religiosa cuando, hace casi 50 años, ejercía de cura en la archidiócesis neoyorquina.
La presunta víctima recordó que cuando tenía 11 años el entonces sacerdote de 39 años, y que comenzaba a despuntar en la Iglesia católica, entró a su habitación en momentos en que se cambiaba su traje de baño.
El entonces niño se había girado porque «no tenía que enseñar a nadie nada» pero McCarrick le pidió que se diera la vuelta y para sorpresa del menor, el sacerdote se bajó el pantalón y le dijo «mira, somos iguales».
James, quien también fue bautizado por McCarrick en 1958, sólo dos semanas después de haber sido ordenado sacerdote, aseguró al Times que ese fue el inicio de una relación de abuso sexual que duró cerca de 20 años, que lo llevó presuntamente al abuso de drogas y alcohol a temprana edad.
Dijo además que intentó contarle a su padre lo que ocurría cuando tenía 15 o 16 años pero, aseguró, el sacerdote era muy querido por su familia, lo consideraban sagrado.
Cuando su familia se mudó de Nueva Jersey a California, el sacerdote continuó visitándolos, así como su relación de abuso sexual, aseguró además James al diario neoyorquino.
Recordó además que cuando tenía 13 años el sacerdote tocó su pene, a los 15 años le puso vodka en lo que bebía, en un restaurante en San Francisco (California), y un año después, durante una visita a Nueva York con otros niños a un campamento de pesca, durmieron juntos y desnudos, y presuntamente lo volvió a tocar.
Luego de enterarse de lo ocurrido con McCarrick, le contó a sus hermanos su historia y el pasado lunes acudió a la oficina del alguacil del condado de Loudoun, en Virginia, y presentó una denuncia en contra del cardenal.
¿Qué hará el Papa?
Las revelaciones de que uno de los cardenales más respetados de Estados Unidos abusó sexualmente tanto de niños como de seminaristas adultos han generado cuestionamiento sobre quiénes en la jerarquía católica estaban enterados y qué hará el papa Francisco al respecto.
Si las acusaciones contra el cardenal Theodore McCarrick se confirman, incluyendo el nuevo caso reportado el viernes que involucra a un niño de 11 años, ¿el papa Francisco revocará su título de cardenal? ¿Lo destinará a una vida de penitencia y oración? ¿O incluso lo expulsará del sacerdocio, la sanción esperada si McCarrick fuera solamente un sacerdote?
¿Y Francisco, que ha criticado ya una «cultura de encubrimiento» en la Iglesia, llevará la investigación hasta la cima, adonde inevitablemente llegará, dado que los problemas de conducta de McCarrick con adultos fueron al parecer reportados al Vaticano hace años?.
La cuestión está sobre la mesa del pontífice, quien ya ha pasado gran parte del 2018 lidiando con el abuso sexual infantil, las relaciones homosexuales entre adultos y un escándalo de encubrimiento en Chile que fue tan vasto que toda la conferencia episcopal ofreció su renuncia.
El escándalo de McCarrick presenta las mismas interrogantes, dado que al parecer era un secreto a voces en algunos círculos eclesiales que el «Tío Ted» invitaba a seminaristas a su casa en la playa y a su cama.
Aunque un abuso tal de poder pudiera haber sido tolerado en silencio durante décadas, no es posible en la era actual, aunque ha habido un silencio ensordecedor de los otros cardenales sobre lo que sabían.
Va a haber un enorme clamor para que el Santo Padre le quite el birrete rojo, que lo ‘descardenalice’ formalmente, dijo el reverendo Thomas Berg, vicerrector y director de admisiones del seminario de St. Joseph en Yonkers, afiliado a la arquidiócesis de Nueva York.
Describiendo cómo el escándalo de McCarrick ha desmoralizado a seminaristas y sacerdotes por igual, Berg dijo que la Iglesia tiene que garantizar que los hombres con atracción por el mismo sexo simplemente no entren en los seminarios, una postura reiterada recientemente por Francisco en referencia a las iglesias chilena e italiana. (RD/Agencia)