"Obispo, amigo, el pueblo está contigo", corean los manifestantes en las calles de Managua

Miles de nicaragüenses salen en apoyo de la Iglesia, perseguida por el régimen de Ortega

La ciudadanía arropa al Episcopado ante la estigmatización, difamación y persecución del Gobierno

Miles de nicaragüenses salen en apoyo de la Iglesia, perseguida por el régimen de Ortega
"Obispo, amigo, el pueblo está contigo", corean los manifestantes en las calles de Managua RD

Inclusive, se oró por la pareja Ortega-Murillo. "Para que su cristianismo pueda ser verdad", decían los manifestantes

(Israel González Espinoza, corresponsal de RD en Nicaragua).- Los nicaragüenses salieron este sábado a las calles de Managua demostrar su pleno respaldo y apoyo a la Iglesia católica nicaragüense, en la persona de sus Obispos, quiénes han sufrido una abierta campaña de difamación, estigmatización y persecución religiosa por parte del régimen dictatorial de Daniel Ortega y su mujer, Rosario Murillo.

La gigantesca peregrinación, convocada por distintos movimientos populares y respaldados por la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), inició en la rotonda Jean-Paul Genie (epicentro de las protestas anti-gubernamentales en la capital), y recorrió la pista Rubén Darío en pleno corazón de Managua, para finalizar en la explanada de la Catedral Metropolitana de Managua.

La manifestación convirtió el centro financiero de Managua en una verdadera marea humana blanquiazul y blanco-amarillo, dónde las diferencias religiosas no fueron impedimento para demostrar el inmenso respaldo social que posee la Iglesia nicaragüense, inmiscuida en un proceso de Diálogo Nacional que está atascado desde hace un mes debido a la negativa del régimen orteguista para negociar una efectiva democratización del país y el cese de la brutal represión que se ha saldado con 448 ciudadanos fallecidos, según oenegés dedicadas a la tutela de los derechos humanos en el país.

 


Una marea de nicaragüenses en defensa de la Iglesia

 

Monseñor Miguel Mántica Cuadra, en declaraciones al portal Artículo66, manifestó que la Iglesia ha decidido responder a las ofensas que Daniel Ortega vertió contra los Obispos el pasado 19 de julio, con la oración y tendiendo la mano para continuar el esfuerzo del Diálogo Nacional, ampliamente respaldado por la comunidad internacional y por la inmensa mayoría del pueblo nicaragüense.

«Ahí dónde se nos abra un huequito y podamos entrar, ahí vamos a estar nosotros para ayudar. Hay lugares donde no nos dejan atender a la gente, pero no importa, porque nosotros vamos a estar donde podamos», manifestó monseñor Mántica, quién aseguró que la Iglesia continuará apoyando de modo humanitario, a quienes protestan contra el régimen de Ortega.

En todo el trayecto de la peregrinación, innumerables personas portaban pancartas en apoyo a la Iglesia, a los obispos y sacerdotes. «Obispo, amigo, el pueblo está contigo», coreaban los manifestantes. Especial apoyo recibía Monseñor Silvio José Báez, el obispo símbolo de la entereza moral de la institución eclesial frente a los excesos de poder de la pareja presidencial, que gobierna Nicaragua de forma autoritaria desde hace once años.

También hubo momento para la oración y el recogimiento. Se oraba por los Obispos de Nicaragua, por los nicaragüenses que han perdido la vida en las calles pidiendo reformas democráticas, por los injustamente detenidos y torturados en las ergástulas orteguistas, por los desaparecidos y por quiénes han tenido que exiliarse en Costa Rica debido a la persecución perpetrada por el Estado.

Inclusive, se oró por la pareja Ortega-Murillo. «Para que su cristianismo pueda ser verdad», decían los manifestantes, antes de iniciar la decena de la coronilla a la Divina Misericordia. También se rezaba por los paramilitares del régimen, por la represiva Policía y por los funcionarios públicos.

 

 

 

 

Omnipresente también a lo largo de la manifestación era la frase emblemática que Juan Pablo II expresó con voz potente en Managua en marzo de 1983: «La primera que quiere la paz es la Iglesia». La Iglesia, en Nicaragua, se ha convertido en la única institución que defiende al pueblo frente a los excesos de la pareja presidencial.
Según un estudio reciente de la organización Ética y Transparencia, el 77% de los nicaragüenses apoya la labor de los Obispos nicaragüenses frente al Diálogo Nacional, y consideran que ellos buscan lo mejor para todos los ciudadanos.

La peregrinación concluyó en el atrio de la Catedral Metropolitana de Managua. El tañido incesante de las campanas recibía a los manifestantes, quienes iniciaron el acto conclusivo entonando las notas del Himno Nacional de Nicaragua.

«Ni se tiñe con sangre de hermanos, tu glorioso pendón bicolar», reza la letra de dicho Himno. A muchos, se le salieron las lágrimas al cantarlo. Como salido de una novela de García Márquez, en la que se muestran las grandes paradojas de América Latina, el cántico emblema de la nación que habla de paz en un país que se desangra por la represión gubernamental.

Con el calor incesante de mediodía de la capital nicaragüense, que ronda siempre casi los 40 grados centígrados, los manifestantes ondeaban las banderas de Nicaragua y del Vaticano. Jean Carlos López, estudiante universitario de la Universidad Nacional, daba las palabras de agradecimiento a la Iglesia: A los curas, obispos, religiosos y religiosas que durante los más de cien días de protestas ciudadanas han hecho hasta lo imposible por salvar vidas.

Aquí, el leimotiv del Papa Francisco: «Iglesia, hospital de campaña», se ha hecho realidad por todos los rincones de Nicaragua. Las bancas convertidas en improvisadas camas. Las casas curales, refugios de manifestantes que huyen de las balas asesinas de la dictadura, y hasta Cristo ha sido nuevamente «asesinado» por los ególatras y soberbios gobernantes de este mundo. En la Palestina del siglo I le crucificaron. En la Nicaragua de Ortega, le han perforado un lienzo con tres balazos en la parroquia Divina Misericordia de Managua.

 

 

 

 

«Ustedes obispos y sacerdotes, sin pensar en ustedes mismo, ni en su seguridad, se han puesto al frente del pueblo», dijo el estudiante, quién representa a la generación que ha vuelto a ser vanguardia de la lucha del pueblo de Nicaragua, como lo fueron sus abuelos en 1979.

Llegó la hora de la respuesta de la Iglesia. Muchos esperaban la presencia de los obispos Leopoldo Brenes y Silvio José Báez, tal y como lo hicieron en aquella memorable peregrinación organizada por la Iglesia el 28 de abril recién pasado. Esta vez, no fue así.

Monseñor Carlos Avilés Cantón justificó la ausencia episcopal por «motivos de seguridad». (En la Nicaragua actual, nadie, ni el obispo ni el reportero que redacta esta crónica, están seguro. La muerte está al orden del día). Sin embargo, una fuente episcopal consultada en exclusiva por Religión Digital aseveró que los Obispos deseaban a toda costa salvar el Diálogo Nacional en favor de la democratización. Por ello decidieron bajar el perfil esta semana y así, no encrespar aún más la relación entre el régimen orteguista y la Iglesia.

Precisamente, esa Iglesia, oficialmente perseguida y abiertamente difamada por el dictador, no deja de sorprender. Monseñor Avilés leyó un pasaje del Evangelio dónde Jesús cuestiona al injusto Sanedrín, cuando un empleado de Caifás lo golpea: «Si he hablado mal, dime en qué he hablado mal; pero si hablé bien, ¿por qué me pegas?». Los Obispos han sido atacados por hablar con la verdad.

Monseñor Avilés, en nombre de los Obispos, reiteró el valor del Diálogo Nacional. Pero también el valor de una Iglesia al lado del pueblo.

«Como Jesucristo que estuvo dispuesto a poner la otra mejilla, nuestros templos siempre van a estar abiertos para todo aquel que tenga necesidad. La iglesia siempre tendrá la opción por el diálogo, aunque sea criticada», finalizó Monseñor Avilés. Toda una declaración de intenciones. Mediadores y testigos, sí, pero unidos y fuertes en acompañamiento al martirizado pueblo de Nicaragua.

Puedes seguir a nuestro corresponsal en Nicaragua, vía Twitter: @israeldej94

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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