Molina reflexionó sobre el papel de la espiritualidad y la fe en los procesos revolucionarios de América Latina, entendidas como herramientas para hacer el bien cotidiano, crear una nueva humanidad y transformar la sociedad
El sacerdote venezolano Numa Molina reivindicó este sábado el martirologio de los jesuitas asesinados en El Salvador por defender una espiritualidad más liberadora que alienante.
Entrevistado por diversos medios salvadoreños de izquierda, el religioso y politólogo reconoció que el sentido social de su vocación sacerdotal le debe mucho al ejemplo de Rutilio Grande y monseñor Óscar Arnulfo Romero.
Además, aseguró que es jesuita gracias el teólogo y filósofo español Ignacio Ellacuría, asesinado junto con otros misioneros de la Compañía de Jesús, masacrados en noviembre de 1989 por militares salvadoreños.
El recuerdo de aquellos mártires inspiró su reciente disertación en la comienzo de la décima edición de la Cátedra Simón Bolívar, auspiciada por la Universidad de El Salvador y la embajada de Venezuela en este país.
Molina reflexionó aquí sobre el papel de la espiritualidad y la fe en los procesos revolucionarios de América Latina, entendidas como herramientas para hacer el bien cotidiano, crear una nueva humanidad y transformar la sociedad.
«Sigamos la espiritualidad liberadora de Jesús y no caigamos en las Iglesias que nos inculcan la espiritualidad alienadora, los mártires de El Salvador han iluminado a las iglesias en América Latina», aseguró el religioso.
En su mensaje a los revolucionarios salvadoreños y latinoamericanos, Molina exhortó a proteger y defender «lo que como pueblo se han ganado a costa de luchas y de muertes».
(RD/PL)