Estamos abriendo las puertas de nuestras casas, para que nuestras familias puedan tener la experiencia de descubrir en cada peregrino que llega al mismo Jesús
(José M. Vidal).- José Domingo Ulloa, arzobispo de Panamá, está de moda. Entre otras cosas, porque en su diócesis se celebra la JMJ, a partir del mes de enero y contando con la presencia del Papa. El prelado de visita en Roma, para asistir a la canonización de San Romero, asegura que éste se ha convertido en «San Romero del mundo», y cree que la Jornada mundial de la Juventud reunirá unos 200.000 jóvenes.
Monseñor, un orgullo, san Romero de América, ¿no?
San Romero de América y san Romero del mundo, porque su mensaje y su vida ilumina también el caminar de toda la Iglesia universal. Yo creo que este es el hecho, también, más grande de la canonización. Romero ya no pertenece a Latinoamérica, pertenece al mundo.
¿Por qué tardó tanto en ser santo? Porque el pueblo sí le reconoció inmediatamente, pero la jerarquía tardó más.
Esto nos dice que tenemos que escuchar más al pueblo. El pueblo, desde el primer momento, descubrió los elementos de la santidad que envolvieron el antes, el durante y el después de Óscar Arnulfo Romero.
¿Tuvo que llegar un papa latinoamericano para que se hiciese la canonización?
Yo creo que son visiones, también, distintas. Y qué bueno que haya sido un papa latinoamericano el que haya podido tener el gran privilegio de confirmar. Porque sabemos que no es por ser latinoamericano el Papa, sino porque el mismo Romero, su obra, su vida, y también lo que exige la Iglesia lo vivió a plenitud.
Por cierto, es uno de los patronos de la JMJ.
Sí. Es uno de los grandes patronos de la Jornada Mundial, porque creo que el joven, lo que hoy necesita es, precisamente, testigos. Y eso es lo que queremos representar con Óscar Romero; la coherencia entre la fe y la vida. Y pienso que es el gran aporte de Óscar a la juventud que se congregará en Panamá del 22 al 27 de enero de 2019.
¿Lo tienen todo preparado?
Sí, a 87 días ya no hay momentos para improvisaciones. Lo panameños nos seguimos preparando desde dos grandes realidades. En primer lugar, estamos abriendo las puertas de nuestras casas, para que nuestras familias puedan tener la experiencia de descubrir en cada peregrino que llega al mismo Jesús.
¿Y la otra realidad preparatoria?
Se trata de la preparación espiritual, para poder descubrir lo que somos como Iglesia y qué es lo que podemos ofrecer a tantos hermanos que vienen a congregarse en Panamá durante los días de esta Jornada mundial.
¿Cuáles son las principales expectativas de cara a la JMJ?
Esperamos enriquecernos y enriquecer a los hermanos, con los que compartimos las mismas ilusiones y los mismos sueños, que pasan fundamentalmente por tres ejes: cuidar la Casa Común, acercarse a María y discernir lo que Dios quiere de cada uno.
¿Cuánta gente esperan?
Queremos ser muy realistas, sobre unos 200.000 jóvenes. Y, sobre todo, lo que ha dicho el Papa: es una jornada mundial para muchos jóvenes de las periferias que jamás hubieran pensado en tener un encuentro, si no se hubiera dado en esta región.
¿La iglesia de Panamá va bien?
La Iglesia de Panamá hemos marchado durante 500 años siempre al lado de nuestro pueblo. Creo que la Iglesia es el pueblo de Dios y formamos parte de ese pueblo.
Muchísimas gracias.
