Asegura que seguirá ejerciendo su ministerio pastoral sin miedo en Nicaragua, pese a las amenazas

Monseñor Silvio José Báez: «No tengo más interés que servir al pueblo de Nicargua»

Enaltece labor de la prensa independiente y exhorta a buscar una reconciliación en la verdad y justicia

Monseñor Silvio José Báez: "No tengo más interés que servir al pueblo de Nicargua"
Monseñor Silvio José Báez en su primera misa pública tras dos semanas sin salir de casa por seguridad

Entre los nicaragüenses ha corrido el temor que el régimen de Ortega, por orden directa o por acción de algún fanático oficialista armado, cometa un magnicidio contra el obispo Báez para silenciar su voz, en un claro paralelismo con Romero

(Israel González Espinoza, corresponsal en Nicaragua).- Una lluvia de aplausos y vítores, más gritos de amor y adhesión. De este modo, Monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua, celebró la eucaristía dominical este domingo 11 de noviembre; en la que fue su primera misa pública tras dos semanas de virulenta campaña sucia contra el líder religioso católico emprendida por el régimen de Daniel Ortega, y su mujer, Rosario Murillo.

«Ustedes me conocen a mí. No me están conociendo de hoy o de hace dos meses. Tengo nueve años de ser obispo. Cuando vine (en 2009) nadie me conocía (…) pero hace nueve años vine aquí en medio de ustedes como pastor y ustedes me conocen. Sólo les digo que yo soy esto que me ven aquí. ¡No tengo nada que esconder!», expresó Monseñor Silvio Báez.

Báez tenía dos semanas de no salir de su casa, ubicada en el Seminario Arquidiocesano de la capital, por seguridad debido a la campaña mediática tejida desde el oficialismo en su contra, para intentar desacreditarlo; que ha derivado en múltiples amenazas de muerte.

«Tengo todo el valor y toda la confianza de darles la cara; y les agradezco la confianza que tienen en mí. Gracias de todo corazón. ¡Ustedes son mi mayor fortaleza!», enfatizó el obispo auxiliar, arrancando un nutrido aplauso en la feligresía de la parroquia Cristo Resucitado del barrio Américas Dos en la ciudad de Managua.

El jerarca religioso subrayó que no tiene miedo y que no tiene absolutamente nada que esconder. Sin embargo, sí reveló que la campaña mediática de la dictadura orteguista en su contra le ha hecho pasar un momento difícil, ya que «uno es humano y la debilidad aflora en algunas circunstancias de la vida del apóstol».

«Yo aquí estoy todo. Como decimos bromeando: ´A mí, que me registren´. Aquí estoy todo. No tengo nada que ocultar. No les niego que he pasado momentos difíciles, porque uno es humano y la debilidad aflora en algunas circunstancias de la vida. (…). También en la vida de Jesús ocurrió eso. Pero san Pablo decía, ´cuando soy débil entonces soy fuerte´», indicó el también miembro de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN).

El obispo también manifestó que su fuerza es la que emana de Jesucristo y agradeció las oraciones que han formulado los creyentes por la Iglesia nicaragüense, por los obispos y sacerdotes y por él mismo; mostrando que la persecución emprendida por el régimen contra la institución eclesial dará muchos frutos para la evangelización del páis.

«Lo que estamos viviendo va a hacer que la Iglesia de Nicaragua crezca y madure como una comunidad de fe extraordinaria. Una comunidad que testimonia con fe y valentía en Evangelio del Reino (de Dios). La comunión ha hecho que como Iglesia nos volvamos en estos meses cada vez más hermanos en el Señor», recalcó el obispo auxiliar, en referencia al trabajo pastoral realizado por el Episcopado nicaragüense durante los siete meses de crisis socio-política que lleva el país.

Báez también no dudó en reiterar su disponibilidad para seguir trabajando como religioso y obispo en el ejercicio pastoral que la Iglesia por medio del Papa le confió hace nueve años, al servicio del pueblo de Nicaragua.

«Ustedes, amados hermanos, son lo que más quiero. Por ustedes me he expuesto. ¡Y por ustedes estoy dispuesto a dar la vida!», pronunció monseñor Báez.

Cabe señalar que entre los nicaragüenses ha corrido el temor que el régimen de Ortega, por orden directa o por acción de algún fanático oficialista armado, cometa un magnicidio contra el obispo Báez para silenciar su voz, en un claro paralelismo con lo sucedido hace casi cuatro décadas con el arzobispo Óscar Arnulfo Romero, un jerarca católico incomprendido en su día hasta por la misma jerarquía eclesiástica, y cuyas denuncias contra la represión ejercida por los militares y la oligarquía contra los pobres de su país le costaron la vida.

«No tengo ningún interés que servirles a ustedes en el nombre del Señor», puntualizó el obispo.

No hay reconciliación sin verdad ni justicia

Monseñor Báez también se refirió de modo indirecto a la polémica iniciativa de ley hecha pública la semana pasada por la vicepresidenta, Rosario Murillo, autodenominada «ley de reconciliación»; que según expertos en derechos humanos buscaría una aministía total para los policías, personeros políticos del partido de gobierno, empleados públicos y paramilitares que han violado derechos fundamentales a los nicaragüenses desde el pasado 18 de abril.

«¿Saben que es lo que necesita nuestra querida Nicaragua? (…) Necesita corazón, compasión, entrañas de misericordia, vida. Y lo primero que tenemos que aportar eso a nuestra sociedad somos nosotros los católicos. Necesitamos inyectar vida y corazón para construir la gran familia nicaragüense, dónde nos podamos ver unos a otros sin odiarnos, sin excluirnos, sin señalarnos con el dedo», argumentó el religioso.

Báez manifestó que todos los actores de la sociedad, con madurez, deben asumir su responsabilidad por lo que ha sucedido en el país a partir del 18 de abril; sentenciando que en Nicaragua no puede existir una verdadera reconciliación sin verdad y justicia, tal y como lo han demandado los organismos internacionales y nacionales de derechos humanos y asociaciones de familiares de víctimas mortales de la crisis socio-política.

«No hay reconciliación sin establecer la verdad y sin la justicia, de la que brota la paz. ¡Eso le debemos pedir al Señor! Y construirla entre todos con amor, verdad, justicia; para poder construir un país, el que todos los nicaragüenses nos merecemos», exhortó el obispo.

Los periodistas, «vigías alertas» de los derechos del pueblo

El obispo auxiliar de Managua también tuvo palabras de agradecimiento para con los medios de comunicación independientes de Nicaragua, a quiénes saludó por el reciente galardón otorgado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) por el compromiso militante de los comunicadores del país por informar con veracidad lo que ha sucedido en el país a partir del 18 de abril, a pesar de las presiones, acoso, amenazas y chantajes lanzados desde el régimen orteguista contra el gremio.

«Gracias a ustedes por no hipotecar su libertad, por estar vigías alerta a la defensa de los derechos del pueblo. Con razón la SIP reconoció a la prensa independiente de Nicaragua con un premio a nivel latinoamericano. Estamos orgullosos de ustedes. Yo personalmente los quiero, los admiro y agradezco su labor», saludó el líder religioso a los comunicadores presentes.

Báez enfatizó la importancia que los periodistas independientes den cobertura al acontecer de la Iglesia de Nicaragua, ya que esto no es lo suficientemente valorado en algunas ocasiones por la comunidad eclesial.

«La Iglesia no sirve más que a Jesucristo. No tiene otros intereses más que el anuncio del Evangelio, ser sacramento de unidad y comunión, y se rige por la dignidad de la persona, la defensa de los derechos humanos, y lucha desde su fe por colaborar a construir una sociedad más justa, pluarlista, tolerante, pacífica, Esta es nuestra misión en nombre de Jesucristo», finalizó Monseñor Báez.

 

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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