El padre José Fitztgerald, responsable del EMIJ 2019, dijo que hoy es importante hablar en esta JMJ de la nueva realidad del "rostro indígena de la iglesia", pero también de la "conquista y masacre" con las que el evangelio llegó a los aborígenes
Los participantes en un foro, durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Panamá 2019, consideraron oportuno este jueves recordar las condiciones de genocidio en las que el evangelio fue impuesto a los indígenas en la conquista frente a las nuevas circunstancias en que la iglesia respeta la cultura de los pueblos aborígenes.
El tema fue abordado en el coloquio «Cristianismo y culturas autóctonas», organizado por la Conferencia Episcopal de Francia (CEF) como seguimiento al Encuentro Mundial de la Juventud Indígena (EMJI) que se celebró en la comarca Ngäbe Buglé previo a la JMJ.
Los concurrentes al foro indicaron que nada es más oportuno para hablar de este asunto que la presencia en la JMJ del papa Francisco, porque el sumo pontífice es partidario de respetar las raíces y la cultura autóctona de los indígenas que practican la fe.
Durante la conversación, el padre irlandés José Fitztgerald, responsable del EMIJ 2019, dijo que hoy es importante hablar en esta JMJ de la nueva realidad del «rostro indígena de la iglesia», pero también de la «conquista y masacre» con las que el evangelio llegó a los aborígenes.
La tradicional teoría del genocidio evangelizador expuesta por Fitzgerald, centrada en la labor de españoles y portugueses durante la colonización, aunque obviando posteriores exterminios sistemáticos protagonizados por Gran Bretaña, Francia o Bélgica (en el siglo XX), contrastó con la visión del sacerdote guatemalteco Manuel Sam, quien actualizó el debate al referirse al actual genocidio «cultural».
El sacerdote, del pueblo Maya Q’eqchi en el norte de Guatemala, dijo a Efe que desde que llegó el hombre blanco a América «destruyendo la cultura, el idioma y arrasando prácticamente a los indígenas», la situación no ha cambiado «y ahora el genocidio es de otra forma».
«Ahora son corrientes de pensamiento que van destruyendo a la juventud, imponiendo nuevos métodos y formas a modo de seguir destruyendo nuestra raza y nuestra cultura», expresó Sam, quien comparte la fe con la población de la comarca indígena panameña Emberá Wounnan en la selvática provincia de Darién.
El sacerdote Sam agregó que como miembro de la congregación de misioneros claretianos comparte con el pueblo Emberá lo que es la «inculturación del evangelio», en la que el evangelio se une a la cultura indígena sin rechazarla.
«Y es lo que es ahora mismo el reto expresado por el papa de una iglesia autóctona con rostro indígena», remarcó el religioso guatemalteco.
El irlandés Fiztgerald recordó en este sentido que en los últimos 50 años la iglesia católica ha tratado de tomar nuevos caminos, respetando que los pueblos indígenas sigan con sus propias creencias, «sin tratar de convertirlos o evangelizarlos desde su fe propia, la fe cristiana».
«Por los millones de indígenas cristianos católicos en nuestro caso tenemos este esfuerzo para acompañarlos de una forma apropiada a través de una pastoral o teología indígena, que es empezar con las mismas tradiciones, rituales, mitos y prácticas de los pueblos ancestrales», explicó.
Y a partir de ahí, añadió, «introducir y dialogar con la palabra bíblica, con la doctrina de la iglesia católica».
RD/Agencias
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— Telemetro Reporta (@TReporta) 25 de enero de 2019