"La ayuda humanitaria es urgente, necesaria y esperada por muchas madres de familia, ancianos y niños"

Víctor Manuel Ochoa: «Es un drama humano, de tristeza y dolor el que vivimos en la frontera»

"Son terribles los casos de desnutrición de niños pequeños y de ancianos que se nos presentan"

Víctor Manuel Ochoa: "Es un drama humano, de tristeza y dolor el que vivimos en la frontera"
Monseñor Ochoa, obispo de Cúcuta

Tenemos que rezar y contribuir para una salida digna, en libertad y democracia para este pueblo hermano

(José Manuel Vidal).- Víctor Manuel Ochoa, obispo de la diócesis colombiana de Cúcuta, vive en la frontera del drama de los venezolanos que cruzan el puente en busca de pan. Un auténtico éxodo al que alimenta diario, como «una profecía de caridad». En esta entrevista exclusiva, el prelado colombiano refrenda que, en Venezuela se pasa hambre real y hay «casos de desnutrición de niños y ancianos», que en la frontera se vive «un drama humano» y que la ayuda humanitaria «es urgente, necesaria y esperada».

¿Cómo se ve, desde la diócesis de Cúcuta, frontera con Venezuela, la situación en el país vecino?

Es un drama humano, de tristeza y dolor el que vivimos en la frontera.  La diócesis de Cúcuta tiene dos de los puentes que unen a Venezuela y a nuestra nación, Colombia: los puentes Simón Bolívar y General Santander. Y tenemos también el llamado puente de «Tienditas».  Por ellos pasan diariamente entre 45 y 70 mil personas para aprovisionamiento de alimentos o para buscar atención médica y hospitalaria, como para hacer provisión de todo cuanto falta en la hermana nación, también para emigrar a Colombia o a otras naciones de América Latina.

¿Qué repercusiones está teniendo la situación venezolana en estos momentos en su diócesis? 

Este drama ha comenzado hace años, especialmente desde el día 17 de agosto de 2015, cuando comenzó la deportación de más de 22 mil colombianos desde Venezuela.  La historia nos ha unido fuertemente, la frontera en esta zona es algo «vivo», donde familias están emparentadas desde siglos pasados, se cruzaba con libertad y fraternidad en ambos lados del territorio.  Ciertamente esta situación de dolor del pueblo venezolano nos afecta a todos.  Concretamente ha aumentado el asentamiento de personas en las periferias pobres de Cúcuta.  Muchas parroquias han recibido centenares de familias.  Solo una parroquia, la Parroquia Nuestra Señora de la Esperanza ha tenido el asentamiento de más de 1500 familias en el transcurso de un año.   Esta emergencia ha suscitado también la urgencia de otras necesidades que tienen que resolverse: son más de 6000 niños venezolanos que vienen a las Escuelas en nuestra ciudad.   El área metropolitana de Cúcuta tiene más del 20% de desempleo y una tasa de informalidad del 75%, personas que trabajan sin sus aportes a seguridad social, buscando de alguna manera completar sus necesidades.

¿Cuánta gente venezolana cruza al día la frontera para poder almorzar?

En nuestros centros de atención, entregamos unos 10.000 almuerzos diarios.  Solo la Casa de paso la Divina Providencia entrega unas  5.000 raciones calientes cada día, sin contar cuanto entregamos al final de estas, lo que llamamos con gracia, «el repele» que es pasta , atún y alverjas, con un pan. Entregamos también otro tanto en 8 parroquias de Cúcuta: Parroquia Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora de los Dolores, Jesús Cautivo, La Sagrada Familia, San Antonio, Inmaculado Corazón de María, Nuestra Señora de Fátima,  Comedor La Misericordia, San Alberto Hurtado.

¿Qué hace su diócesis para atender a todos los que cruzan para poder comer al menos una vez al día?

Esta situación ha sacado lo mejor de nuestra Diócesis, son 800 voluntarios que atienden esta emergencia de humanidad y de caridad.   Los agentes pastorales, los miembros de los movimientos apostólicos,  los sacerdotes liderados por el Padre José David Caña Pérez, los diáconos y religiosas atienden a estos hermanos con necesidades.  Hemos repartido un millón de raciones en 18 meses, ordenadamente, a personas en grandes necesidades.  También hemos procurado atender en un dispensario médico a unas 800 personas diariamente, con cuatro médicos, solo para la entrega de medicinas en atención y direccionamiento hacia los hospitales.   Nuestro gran aliado es San José, que procura los alimentos y trae a los servidores que entregan su tiempo y su amor a estos hermanos en «la caridad de Cristo».

¿Se le presentan casos de venezolanos que pasan hambre real?

Si, se nos presentan casos dramáticos, personas que sufren, que les falta todo.  Especialmente ancianos y niños, que no tienen la posibilidad de procurarse el alimento.  Son terribles los casos de desnutrición de niños pequeños en esta casa y en las parroquias.

¿La ayuda humanitaria está ya en Cúcuta? ¿De dónde procede? ¿Quién la dona?

La ayuda humanitaria, procedente de los Estados Unidos de América ha llegado a Cúcuta, está en la frontera, en el puente de Tienditas.  Pero también la Iglesia católica, está dando esta ayuda desde hace más de tres años, hemos entregado muchos alimentos a hermanos que sufren y tienen necesidad, muchas toneladas de amor y caridad.  En ocasión de la Navidad 2018, el Nuncio Apostólico, Mons Luis Mariano Montemayor entregó más de tres toneladas de alimentos en nombre del Papa Francisco a familias venezolanas en Cúcuta, para hacerles vivir el nacimiento de Cristo con más alegría.

De nuestra parte tenemos donaciones de muchas instituciones: Caritas Internationalis, ADVENIAT, la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, de España COPE, la Arquidiócesis de Miami, organismos como ACNHUR, Programa mundial de Alimentos (PMA), USAID.  También la caridad de personas sencillas y de buen corazón, industrias y comerciantes de Colombia.

El testimonio más grande: 800 personas que como voluntarios cocinan, lavan los platos, distribuyen alimentos.  Un grupo de Médicos y enfermeras que trabajan por los enfermos y necesitados.   El estado Colombiano nos ha apoyado en estas tareas.

¿Cree que la ayuda humanitaria va a poder cruzar la frontera y entrar en Venezuela?

No lo sabemos, muchos hacen esfuerzos para hacerla llegar, de nuestra parte hemos ayudado y seguiremos ayudando a los que sufren, con alimentos y medicinas, con una palabra de aliento y esperanza en este momento de dificultad.

¿Es necesaria la ayuda humanitaria, a pesar de que el Gobierno las tacha de propaganda subversiva e intento de hacer creer al mundo que en Venezuela se pasa hambre?

Esa ayuda es urgente,  necesaria, esperada por muchas madres de familia, por ancianos.  Pienso en una anciana de casi 80 años, en estado de desnutrición que encontré con algunos periodistas españoles el pasado sábado, recuerdo la cara de alegría y las lágrimas cuando recibió en nuestra casa un saco con 10 kilos de alimento, para llevar a su casa. 

¿Qué dice el pueblo venezolano, al que usted escucha y da de comer?

Sienten cansancio, manifiestan la tristeza por ver a su nación en estas circunstancias, esperan con fe en Dios que puedan retornar a condiciones de vida digna, donde no les falte el pan y la atención médica.  Sus grandes problemas son la atención médica y hospitalaria, se alegran con un poco de alimento, pero el gran grito es la medicina, una gran falta de esperanza y el dolor de la separación de sus hijos, de familias enteras que caminan por Colombia buscando el pan y un poco de abrigo. 
  
¿Cree que puede haber peligro de derramamiento de sangre en el país vecino?

Realmente nuestros pueblos son hermanos, por la historia, por el camino común.  Pero en un momento tan complejo de la política y de la economía que viven hoy estos territorios -no solo Venezuela, sino también Colombia- pueden presentarse situaciones inesperadas y dolorosas.  Tenemos que rezar y contribuir para una salida digna, en libertad y democracia para este pueblo hermano.

¿Es factible alguna eventual mediación del Papa Francisco?

Un diálogo sereno, justo, donde se encuentren salidas siempre es posible.  Un diálogo en que se respeten la libertad, la justicia, la búsqueda de una paz y el respeto de la decisión libre de todos los Venezolanos.   Confiemos que con la oración se llegue a una salida digna que arranque el sufrimiento a este pueblo.

¿Cómo está monseñor Moronta, el obispo venezolano de la diócesis venezolana de San Cristóbal, colindante con la suya? 

Con Mons. Moronta tenemos un diálogo constante, una colaboración mutua e intercambio de dones en la fe.  Esta diócesis ha estado muy cercana a Cúcuta, de nuestra parte hemos procurado ayudar a sus necesidades, al  Seminario, a los sacerdotes, a las religiosas y a todos los fieles.  Lo mismo hacemos con otras muchas Iglesias de Venezuela.

También Mons. Mario Moronta y sus sacerdotes atienden esta emergencia pastoral, en una caridad constante y diaria, en la masiva afluencia de fieles a la frontera.

No olvidemos el cuanto nos dice el Evangelio: «Tuve hambre y me distéis de comer, tuve sed y me distéis de beber, fui forastero y me hospedasteis» (Mateo 25, 35). 
Oren por nosotros, para que podamos vivir la caridad intensamente, para ser hoy profecía de la caridad de Cristo en la frontera.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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