"Llevó la Iglesia y la fe al ruedo de la vida diaria"

«Miret fue un hombre de fe»

Homilía del Padre Angel en el funeral por Enrique Miret

"Miret fue un hombre de fe"
Tres profetas: Miret, el padre Ángel y Pedro Casaldáliga

De Enrique aprendí a amar más a Dios y a amar, más y mejor, a los hombres

Querida Isabel, hijos de Don Enrique, familiares, amigos… y alumnos suyos…Aunque he de decir, que alumnos de Miret Magdalena lo fuimos un poco, o un mucho, todos los que estamos aquí aunque no hubiéramos asistido a sus clases.

Yo de Enrique aprendí a amar más a Dios y a amar, más y mejor, a los hombres.

De Don Enrique aprendí -mejor dicho, aprendimos todos- , que en el diálogo, no en la imposición, reside el valor de las opiniones y la fuerza de las creencias.

De Don Enrique aprendimos el respeto a otras formas de pensar, de vivir y de creer.

De Don Enrique aprendimos a llevar a la Iglesia y a la Fe al ruedo de la vida diaria, a acercarlas a la gente, a abrirlas a todos.

Y quizá lo más importante, de Don Enrique Miret Magdalena aprendí a rezar de una forma nueva: supe que es posible rezar acariciando el pelo de un niño o tomando entre mis manos la mano de un anciano, aprendí que también se reza tomando un avión con ayuda humanitaria para los que un terremoto o una guerra les ha quitado todo.

Todas esas enseñanzas es algo que vamos a tener siempre, junto a su recuerdo en lo más profundo del alma. Todo lo que con su palabra y su obra no enseñó, todo lo que él nos dio, es precisamente el mejor consuelo que podemos tener en estos momentos en los que sentimos tanto su pérdida.

Queridos amigos: esto no es un funeral, o si lo es, ni pretende ser un homenaje, sino por expreso deseo de su familia, y creo que del propio Don Enrique si pudiera decírnoslo, esto que ahora nos reúne no es sino una Misa en su recuerdo. UNA MISA: el acto supremo del amor de Dios y la máxima expresión de hermandad de la comunidad cristiana.

Estamos aquí, pues, en una Misa, nada más, y nada menos en recuerdo de un amigo, en recuerdo de un maestro; una Misa en recuerdo de un hombre bueno.

Por eso visto de casulla blanca, como en una Misa de Gloria. Yo ya no voy a decir que Don Enrique fuera un santo, aunque lo crea. Ni siquiera voy a decir que fuera un santo a su manera, como lo fue Vicente Ferrer, o como otros tantos santos vivos que he conocido. No voy a decirlo no porque no me atreva, ni porque crea que nunca vaya a figurar en el Santoral, sino porque creo que no hace falta. Su importantísima contribución a la Fe, a la espiritualidad de nuestra sociedad en un momento muy especial, así como y sus aportaciones a la Iglesia del SXX, mal que le pese a algunos, están fuera de toda duda y sólo la Historia, con mayúsculas, le ha de poner en el lugar que le corresponde, si es que no lo ha hecho ya, si es que no lo hizo en su momento.

En nombre de su familia, inmensa e intensa, y en el de la Gran Familia de Mensajeros de la Paz, de la que él fue Presidente de Honor durante más de veinte años, quiero agradeceros a todos vuestra compañía, y el respeto y admiración que con vuestra presencia aquí, demostráis a Don Enrique.

Y también quiero hacer un agradecimiento muy especial al Párroco de esta Iglesia de San Jerónimo el Real que amable y generosamente nos ha abierto las puertas de este Templo para oficiar esta Misa.

Tal vez el deseo de Miret Magdalena hubiese sido que nos reuniéramos en otra Iglesia que asiduamente visitaba con Isabel. No pudo ser. Lo digo con tristeza: …no nos dejaron. Como le pasó a la Virgen y a San José antes del nacimiento del Niño Jesús, no había sitio para nosotros allí. Pido a Dios que la Sangre milagrosa que en esa iglesia conservan, obre un día en ellos el milagro de la tolerancia.

Pero creo que nosotros hemos tenido más suerte que la Sagrada Familia en Navidad. No nos hemos tenido que conformar con un portal, aunque ningún sitio es más digno -sea cual sea-, que aquel en el que dos o más se reúnen en nombre de Dios.

Para esta Misa nos han ofrecido toda una iglesia Real, donde se celebran los funerales de Estado -si es que en este país se hacen funerales de Estado- donde se casó un rey reinante… y donde más recientemente se celebró una Misa, también histórica, que creo que está muy unida a la vida, al pensamiento y a la obra de Enrique Miret Magdalena.

Otro Don Enrique, aunque llevara un Vicente delante, el Cardenal Tarancón, celebró en 1975, en este mismo altar, la Misa de Espíritu Santo ante el recién coronado Rey Don Juan Carlos. Una Misa que fue en kilómetro cero de la transición. A esa Misa se la llamó la de la «Reconciliación de todos los españoles», y desde entonces puso nombre a esta iglesia, y a la Iglesia española de ese tiempo: la «Iglesia de la Concordia».

Esa Iglesia, la Iglesia de Don Vicente Enrique Tarancón, fue también la Iglesia de Don Enrique Miret Magdalena.

Es curioso, a Tarancón y a Miret, Don Sabino, Don Aurelio, nunca les apeé el «Don», aunque los llamara de tú, y aunque los quisiera como si fueran de mi sangre. Su talla espiritual, su sabiduría, su brillantez, me imponían ese Don de respeto, que en absoluto interfirió en el profundo cariño que les profesé o profeso.

Todos somos hijos de esa Iglesia, todos somos hijos, también de Tarancón y de Miret.

Miret Magdalena fue un hombre absolutamente religioso, un verdadero hombre de Fe. Y porque creía, luchaba. Luchaba entre la razón y la fe, entre la práctica y la doctrina. Luchaba por hacer suyo en cada momento, hasta lo más hondo a Dios y a su Palabra. Isabel su esposa me decía el otro día que poco antes de morir había rezado el rosario. Ese era Don Enrique: el hombre que piensa y el hombre que reza.

En estos días he visto con gran satisfacción y orgullo que Miret no ha sido olvidado ni se le a a olvidar nunca. Todos los medios de comunicación en España y en otros muchos países se han hecho eco de su muerte. Muchos periodistas, algunos muy jóvenes hablan de el con admiración, respeto y cariño. Hasta el teletipo de una agencia de noticias como EFE o Europa Press, rezuma admiración y elogios por su importancia en la vida española y su infatigable actividad hasta sus últimos años.

Bedoya, en El Pais le define como «un intelectual de raza» , y desaca que «Su sabio ecumenismo se adelantó a la Declaración sobre Libertad Religiosa del Concilio Vaticano II.»

Marciano Vidal, profesor del Instituto Superior de Ciencias Morales de Madrid. Ha dicho que «Pocos católicos han sabido comunicar en España el mensaje cristiano con tanta intensidad, en tantos medios y con tanta pasión».

Otro Vidal, José Manuel, periodista de El Mundo dice algo precioso de él; que era un «buscador de Dios», el último teólogo seglar.

Jesús Bastante, desde religión Digital ha dicho que era un hombre «fiel a su fe, y en permanente servicio a los demás. Siempre atento, tenía una respuesta para cualquier pregunta. En su afán por llevar la fe a cualquier rincón de la Tierra, de no esconder lo que debía contar, Miret Magdalena no se cansó jamás de escribir, ni de hablar, ni de dar testimonio.»

Pero no quiero olvidar también al Miret padre de familia, también de talla, al que tuve el privilegio de conocer, y a sus hijos de sangre que hoy, con su amada y amante Isabel -madre y esposa ejemplar-, nos acompañan. A vosotros, en los últimos años os he visto tratar a vuestro padre con la exquisitez que él os enseño. El otro dia escribí algo que quiero repetir ahora aquí ante vosotros: Sabed que la última vez que almorcé en vuestra casa me emocionó ver como vosotros le atendíais; con la ternura que se da a un niño y con el respeto que se debe a un patriarca.

Cuando un maestro, cuando un amigo, nos deja siempre se lleva algo nuestro con él, pero Enrique Miret Magdalena nos ha dejado mucho: el amor de un hombre bueno, la riqueza de un hombre sabio, y la certeza de un teólogo en que la muerte no es el final.

Ha muerto un Mensajero. Un Mensajero de la Paz, un Mensajero del Espíritu. Bendito sea, y que Dios le tenga en su Gloria.

Pido, desde el cariño y el respeto, un aplauso de manos y de corazones para Don Enrique Miret Magdalena.

Descanse en Paz. Amen

Padre Angel García

Presidente y Fundador de Mensajeros de la Paz

 

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