"Sólo cometió el error de firmar una boda por mí"

Su párroco lo defiende: «Un bulo»

Un coadjutor madrileño acusado de ser el cabecilla de una mafia de bodas de conveniencia

Eso tiene que ser un bulo, una falsedad, dice una monja que lo conoce bien

Se despertó esta mañana con el siguiente titular del despacho de la agencia Efe: «Detenido un cura colombiano en una operación contra los matrimonios por conveniencia en España». A esa hora, el padre Alexander Bran Franco desayunaba tranquilamente con su compañero, Gonzalo Colastra, en la casa de la parroquia de San Cristóbal, en el barrio madrileño de Ciudad Pegaso. Ambos se miraron incrédulos y se echaban las manos a la cabeza.

Era cierto que la policía les había llamado el pasado mes de junio de la comisaría de Huertas para verificar un expediente matrimonial. «El padre Alex hizo una boda en mi ausencia y suplantó mi firma. Así se lo dije a la policía. Pero de ahí a convertirle en el jefe de una red de matrimonios de conveniencia hay todo un abismo».

Don Gonzalo se queja de las informaciones periodísticas. «Para que vea que son falsas, le puedo decir que en este mismo instante, y son las 5 de la tarde, el padre Alexander está aquí, a mi lado. Eso sí, muy nervioso y muy afectado por todos estos bulos«.

Gonzalo y Alexander se conocen desde el seminario. Gonzalo es vocación tardía. Se ordenó con 36 años, después de abandonar su carrera de abogado. Hoy tiene 44 y es el párroco de San Cristóbal. Alexander, que también se ordenó el día 15 de diciembre de 2001, a los 26 años, tiene ahora 33. Y, desde hace unos meses es el nuevo coadjutor de la parroquia de Ciudad Pegaso.

De origen colombiano, Alexander lleva ya muchos años en España y, por supuesto, tiene la nacionalidad española. Antes de acompañar a Gonzalo Colastra en la parroquia de San Cristóbal, fue coadjutor en San Jenaro primero y de Santa María La Blanca de Canillejas, después.

En todas partes por donde ha pasado, la gente se hace lenguas del padre Alex, como le llaman. «Es majísimo. Predica muy bien y celebra unas eucaristías muy vivas. Además, es serio y responsable. Eso tiene que ser un bulo, una falsedad. No me lo creo ni soñando», dice la hermana María de las adoratrices, que lo conoció mucho en la parroquia de La Blanca. Y la monja añade: «Es que la tienen tomada con la Iglesia. Pero yo pongo la mano en el fuego por el padre Alex».

Su amigo y compañero, el párroco Gonzalo Colastra lo achaca todo a un malentendido. «Te aseguro que el padre Alex no está metido en red alguna». Y en cuanto a que firmase por él, tampoco le da la mayor importancia. «Es un error, pero sin mala voluntad, entre compañeros que nos conocemos y nos ayudamos».

Don Gonzalo asegura que no habló del tema con el cardenal Rouco. «El señor cardenal no está para estas cosas». Sí llamó, en cambio, a su mano derecha, el obispo auxiliar, Fidel Herráez. «Le llamé, pero no pude hablar con él. Lo haré esta tarde sin falta».

-¿Cómo está Alexander?

-Lo está pasando muy mal. Imagínese…

Y es que, mientras la policía o la Justicia no demuestre lo contrario, el padre Alexander Bran Franco ha sido víctima de su pasado y de un cúmulo de casualidades.

La policía, que investigaba una trama de matrimonios de conveniencia, se topó con un sacerdote que, además de colombiano, había tenido algún incidente con la Justicia antes de entrar en el seminario. Y pensó que había dado con uno de los cabecillas de la Red. Y, al parecer, es un excelente sacerdote. De los muchos que hay en Madrid, siempre a pie de obra, ayudando a los demás. Un cura que sabe bien que Jesús dijo: «El que quiera seguirme que coja la cruz…»

 

 

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