La de 2009 tendrá un carácter menos reivindicativo y crítico contra el Gobierno
El cardenal Rouco convocará, en los próximos días, la tercera concentración en defensa de las familias cristianas, que se celebrará el domingo 27 de diciembre en el centro de Madrid. A diferencia de las anteriores citas (en 2007, organizada casi en exclusiva por Kiko Argüello, y en 2008, cuando ya fue la diócesis quien tomó las riendas del evento), la de 2009 tendrá un carácter menos reivindicativo y crítico contra el Gobierno, con quien se ha pactado un «perfil bajo» en las primeras reuniones de cara a la Jornada Mundial de la Juventud de 2011.
Además, y teniendo en cuenta que en Navidad las obras de la plaza de Colón no habrán finalizado, la diócesis está barajando la posibilidad de habilitar el espacio de la plaza Cibeles para la citada concentración. De este modo, los responsables episcopales podrían comprobar in situ la capacidad de este foro, que acogerá en agosto de 2011 la misa de acogida a Benedicto XVI y múltiples actos de la JMJ.
Durante varias semanas, se habló de la posibilidad de no celebrar este evento, sobre todo después del malestar que la primera de estas concentraciones (en la que los organizadores no sabían qué iba a decir cada obispo), excesivamente politizada, provocó en el Gobierno y en importantes sectores eclesiales.
De hecho, el año pasado hubo una Eucaristía, sin posibilidad de que se dieran demasiados -e incontrolados- discursos. Sin embargo, la celebración de la «fiesta de la familia» responde a un empeño personal del cardenal de Madrid. Fuentes episcopales, además, recordaron que 2009 es el Año de la Vida y la Familia, con lo que resultaría muy extraño que no se celebrase el evento.
La convocatoria oficial se hará después de la festividad de Nuestra Señora de la Almudena, el 9 de noviembre. Aunque la organización correrá a cargo de la Archidiócesis -fundamentalmente a través de María Rosa de la Cierva y de la Vicaría de Actos Públicos-, se ha pedido ya la colaboración de la Conferencia Episcopal, pues el objetivo, indisimulado, de este tipo de encuentros, es que trasciendan el ámbito diocesano y se conviertan en una muestra de «fuerza» de la Iglesia española.