"Si ser un hombre de Rouco es tener sintonía, estoy de acuerdo"

«No soy un geo disfrazado de clergyman»

Jesús Sanz Montes, nuevo arzobispo de Oviedo

«No soy un geo disfrazado de clergyman»
Sanz, antes de la rueda de prensa

Critico algunas medidas del Gobierno, pero también tengo amigos socialistas

A Jesús Sanz Montes, nuevo arzobispo de Oviedo, le ardía ayer el teléfono móvil, pero se desentendió de él y atendió a la entrevista de LA NUEVA ESPAÑA, mantenida en su todavía despacho del Palacio Episcopal de Huesca. Lo entrevista Javier Morán.

-Hágame una autobiografía exprés.

-Soy de Madrid, una ciudad abierta. Lo llevo en mi sangre y con esa apertura he trabajado en varios lugares de España o cuando estudié en Italia, Austria y Alemania. Apertura es universalidad, que es lo que significa católico. Soy también franciscano, y ello marca profundamente una manera de ser, de escuchar y una sana tolerancia. Sé que algunos dicen que llega a Asturias un autoritario, un sargento. Hombre, puestos a dar galones, podían haberse esmerado un poco más. No me veo así, aunque sí me considero firme. Una cosa es ser firme y otra ser duro. Por temperamento, por educación en mi familia y por el carisma de San Francisco de Asís, me gustan las cosas bien planteadas, firmes, pero no duras. Y por mi formación teológica, me preocupa la reflexión para no andar a golpe de sentimientos. Finalmente soy lo que he aprendido en Huesca y Jaca, con gentes muy sencillas y entrañables. Cuando he visitado pueblos de tres habitantes he ido a conocer sus esperanzas y sus dificultades, como cuando he tenido que estar con intelectuales, con políticos o con periodistas, diciendo la palabra como mejor sabes, pero que sea la oportuna, sin que se exceda ni que sea defectuosa.

-Usted fue bancario antes que fraile.

-Sí lo fui, y llevaba temas de valores bursátiles. Cuando me despedí de mis compañeros les dije que había descubierto otros valores.

-¿Por qué franciscano?

-Espero que el Padre Eterno me lo explique alguna vez. Hay un momento crítico al proseguir con mi vocación sacerdotal y en un momento de profunda oscuridad me invitan a una leprosería por espacio de casi diez días. Estoy en contacto con el dolor real, el físico y el moral, de personas in extremis, con su soledad, con el desprecio hacia aquellas personas, como si fuera una maldición bíblica la enfermedad de la lepra. Fue para mí una revolución interior y me alcanzó profundamente el testimonio de los franciscanos y franciscanas que daban la vida por Dios sirviendo a aquellos hermanos. Fue el comienzo de decirme que Dios me pedía otra cosa sin renunciar al sacerdocio. Pocos años después me hice franciscano.

-Dicen de usted: «Es un hombre de Rouco».

-Dicho como tal, quizá sea ambiguo y quizá tenga alguna intencionalidad. Yo creo que Rouco no tiene hombres, tiene hermanos, y me encuentro entre ellos, que reconocemos que el cardenal arzobispo de Madrid es referente de una gran solidez intelectual y de una muy larga experiencia pastoral, y que también goza de la alta confianza de los últimos pontífices. Cuando le escucho y le leo me es fácil reconocerme en sus análisis y juicios, y en algunos puntos discrepo. Si ser hombre de Rouco es tener sintonía, estoy de acuerdo. Pero soy hombre de Rouco y de tantos otros hermanos del Episcopado. Andar con los colores, o con las posturas progres y carcas, azules y rojos, avanzados o retrógrados, es una vieja polémica que ya está presente en la época de San Pablo, cuando unos decían que eran de Apolo y otros que de Pablo. Y el apóstol les decía que de lo que hay que ser es de Cristo, que es de quien yo me considero hombre.

-También se afirma: «Es conservador».

-Depende de lo que conserve. En Huesca y Jaca me encontré con cosas muy bien hechas por los anteriores obispos, y les dimos solidez y continuidad. Con otras había llegado el momento de modificarlas porque ha cambiado la sociedad. Y otras que no había hubo que introducirlas. Y no vas con predisposición ideológica de ser ariete de no sé quién o de ser el correveidile de no sé cuál.

-¿Llegó a desaconsejar el voto al PSOE?

-Jamás. No me lo permitiría porque sé que hay cristianos socialistas con la convicción de que hay que votar al PSOE. Simplemente les digo: «Miradlo bien». Lo que hacemos los obispos es recordar ciertos valores que son los que pueden estar en entredicho. Pero no podría decir nunca «no voten ustedes al PSOE y voten al PP». Ni una cosa ni la otra, por muchas razones.

Trayectoria vital

Jesús Sanz Montes nació en Madrid el 18 de enero de 1955. Tras completar el Bachillerato cursó Economía y Derecho Mercantil, simultaneándolo con un trabajo en la banca privada. En 1975 ingresó en el Seminario Conciliar de Toledo, donde realizó estudios institucionales teológicos hasta 1981, año en el que ingresó en la Orden Franciscana, haciendo la profesión temporal en septiembre de 1982, en la localidad abulense de Arenas de San Pedro, y la profesión solemne, en Toledo, el 14 de septiembre de 1985. En septiembre de ese mismo año recibe la ordenación diaconal. La sacerdotal, el 20 de septiembre de 1986 en Alcorcón (Madrid). Es obispo de Huesca y de Jaca desde el 23 de octubre de 2003.

Cargos y titulaciones

Es licenciado en Teología y especialista en Espiritualidad y Teología de la Vida Religiosa. Además, también es doctor en Sagrada Teología. Docente desde 1997 en la Facultad de Teología de San Dámaso de Madrid, es autor de un importante número de publicaciones sobre Teología Espiritual, Espiritualidad Medieval y Teología de la Vida Consagrada. Además, es comisario pontificio de Lumen Dei desde este mismo año y ostenta, desde hace cuatro, el cargo de presidente de la comisión para la vida consagrada de la Conferencia Episcopal Española.

-¿Cree que hay prevención hacia usted?

-Algunos están diciendo: «Ya veréis el arzobispo que os llega», como si yo fuera un arma arrojadiza. Me siento muy incómodo, porque yo no soy así, como un misil, o como uno de las fuerzas de choque o un geo disfrazado de «clergyman». Yo creo que no. Lo que está bien planteado, lo que es justo, lo que es bello y nos ayuda a la bondad en nuestra convivencia, lo bendigo y lo aplaudo. Ahora, habrá cosas que quizá se puedan modificar, pero yo no tengo ninguna chuleta, ninguna consigna. En mis consejos episcopales he tenido a sacerdotes de todas las edades y sensibilidades eclesiales. Podía haber hecho un consejo más afín, monocolor, pero necesito personas que me ayuden con un consejo no servil y que me ayuden a buscar una verdad que es más grande que yo.

-Asturias, tierra de catolicismo social.

-El mejor. No podemos decir que amamos a Dios si lo hacemos contra el hombre o sin el hombre. Por esa sensibilidad social entendemos que ese amor a Dios y esa comunión con la Iglesia tenemos que traducirla en un compromiso real, donde hay familias en este momento bien zarandeadas, donde hay situaciones estructurales que hay que denunciar, donde hay una juventud que tenemos que acompañar, y corruptelas y carencias. Ésa es la doctrina social de la Iglesia.

-La COPE, ¿cuál es el estado de la cuestión tras la salida de Losantos y Vidal?

-Es una nueva etapa para la cadena, habiendo cambiado de comunicadores. Escucho con mucho agrado a los actuales y las cuentas que cuentan son las de los oyentes que las mediciones nos puedan dar. No sé cómo está ahora mismo.

-¿Le preocupaba la COPE?

-Los anteriores comunicadores afirmaban cosas que quizá no decía nadie, y quizá no siempre lo decían de la mejor manera. En algún momento he defendido que teniendo que elegir, y entiéndase bien esto, entre una mentira dicha educadamente y una verdad dicha de malas formas, prefiero las malas formas que no traicionar a la verdad. Las prefiero a la mentira de terciopelo, lo cual no quiere decir que yo me sintiera a gusto y compartiera una grosería, una mala forma o una falta de educación.

-Gobierno de Zapatero.

-No es desconocida mi posición compartida con otros hermanos del episcopado cuando se tocan temas del calado de la vida. Y siempre digo la vida del no nacido, la vida del terminal y la vida del que está en el medio, no vaya a ser que seamos antiaborto y no seamos antiparo o antifalta de libertad. Cuando es la vida la que está en entredicho, cuando es la familia la que natural, y en mi caso, cristianamente entendemos, cuando es la libertad, cuando es la educación?, yo soy crítico ante legislaciones y ciertos talantes no siempre con talento que nos han impuesto determinadas políticas sociales y educativas. No lo comparto y soy respetuoso con el Gobierno legítimo, pero con mi libertad de ciudadano puedo decir lo que pienso.

-¿Con dureza o firmeza?

-En algún momento, por las consecuencias que han podido tener ciertas afirmaciones mías, y a las que me refiero cuando pido perdón, a lo mejor podía haberme esmerado, no en lo que decía, sino en cómo lo dije; pero sí que tengo una posición crítica conocida con el Gobierno actual en estos puntos, que no en otros. Además, tengo no pocos amigos socialistas. Por muchas razones yo no soy de ningún partido, es lógico. No soy el capellán de un partido tal o cual, ni el capellán de la oposición. Ves el panorama de esa ingeniería social que unos gobernantes o sus opositores presentan y coincides o discrepas con ellos.

 

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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