Gran parte de la sociedad española es indiferente a la religión
Es uno de los expertos de prestigio que están en la trastienda de las relaciones con las confesiones religiosas. José Manuel López, director de la Fundación Pluralismo y Convivencia sabe, pues, de lo que habla, cuando tiene que abordar temas espinosos como el de los símbolos religiosos o la retirada de crucifijos. De ahí que advierta, de entrada, que «el asunto de los símbolos tiene mucha importancia desde el punto de vista de la construcción de la ciudadanía».
Y lo explica así: «Durante el franquismo había unos símbolos que definían los elementos comunes de todos los españoles. La democracia tiene otros símbolos. Hoy los que son comunes y por tanto deben estar en los lugares de carácter público, son las banderas oficiales, las imágenes del Rey y la constitución. El resto de simbología ya no es común».
Por otra parte, «a esto hay que sumar que una gran parte de la sociedad española es indiferente a la religión y que al menos hay un 5% de los ciudadanos que profesan una religión diferente de la católica».
Una vez sentados los principios, José Manuel López extrae las conclusiones: «Si cruzamos las dos realidades no tiene sentido que un niño español y budista tenga que estar en un aula asumiendo un símbolo que no le es propio».
Pero no todos los símbolos son iguales. Según el director de Pluralismo y Convivencia, «hay que distinguir entre una cruz en un aula de un colegio público, que es un elemento simbólico de carácter claramente religioso, de un belén en el vestíbulo de un Colegio que es un elemente claramente cultural».
Por último, asegura que «la propuesta del Parlamente favorece que sea la reforma de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa la que indique el camino, que es mejor solución a que sea cada centro escolar el que pueda tomar la decisión».
En cualquier caso, lo que sí tiene claro José Manuel López es que «el Estado sólo puede aplicar una propuesta así sobre los centros públicos, no sobre los privados«.