"No entro en si se trata de una operación de distracción de nuestro Gobierno, abrumado por la gravísima situación económica y de paro y a punto de aprobar una ley - la de la ampliación del aborto libre - mucho más grave que el asunto de los crucifijos"
El obispo de Sigüenza-Guadalajara, José Sánchez, ha criticado que con la proposición no de ley aprobada sobre la retirada de los símbolos religiosos de las escuelas el Gobierno pretende reducir la acción de la Iglesia Católica a los templos y «si me apuras, a las sacristías».
Monseñor Sánchez ha remitido hoy una misiva a los fieles tras la sentencia del Tribunal de Estrasburgo que fija que «los crucifijos en las aulas son una violación de los derechos de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones y de la libertad de religión de los alumnos».
Tras esta indicación, el Congreso de los Diputados ha aprobado una proposición no de ley instando al Gobierno a aplicar en las aulas españolas esta jurisprudencia y retirar los símbolos religiosos de los centros educativos.
En su carta, remitido a los medios de comunicación, el obispo de Sigüenza-Guadalajara ha calificado la decisión de «inaceptable», aunque «de momento está aparcada, sólo aparcada», y ha incidido en que el crucifijo es un símbolo esencial para los cristianos pero también «de nuestra historia y nuestra cultura, aún para los no creyentes».
Se ha preguntado si, con independencia de la fé de los alumnos, el testimonio de un hombre que dió la vida por los demás y muere perdonando pueda molestar a nadie.
«No entro en si se trata de una operación de distracción de nuestro Gobierno, abrumado por la gravísima situación económica y de paro y a punto de aprobar una ley – la de la ampliación del aborto libre – mucho más grave que el asunto de los crucifijos», ha matizado monseñor Sánchez.
En su opinión, «si nos atenemos a la justificación» que han dado «personas relevantes» del PSOE esta medida «forma parte de un proyecto más ambicioso: reducir la acción de la religión, más en concreto la de la Iglesia Católica, a los templos y, si me apuran, a las sacristías».
En la carta, el obispo ha sido crítico con este tipo de decisiones que «olvidan que la libertad de expresión, de asociación, de reunión, de manifestación y de religión son derechos humanos fundamentales que la Iglesia, como toda otra religión o creencia, ejerce en el ámbito privado y en el público».
En este sentido, ha matizado que una injerencia en el ámbito público por parte de la Iglesia sería, si pretendiera legislar, juzgar o gobernar en el Parlamento, en el Poder judicial o en el Gobierno.
El obispo de Guadalajara ha asegurado que la intención de la Iglesia no es imponer sus creencias, prácticas o símbolos pero «igual que respeta los de los demás, tiene derecho a que se respeten los suyos. También en la escuela».
Ha considerado, asimismo,que aunque el Estado sea aconfesional y el Gobierno laico, laicista o aconfesional, muchos ciudadanos son creyentes y «el Estado tiene la obligación de respetar, defender, proteger y posibilitar su ejercicio, nunca impedir, prohibir o dificultar«.
Monseñor Sánchez se ha cuestionado si el Gobierno español no tiene otra cosa de qué ocuparse en la escuela que quitar los crucifijos teniendo en cuenta «el altísimo fracaso escolar, el desánimo de los educadores y el paro juvenil», y ha considerado que sería más coherente ayudar a niños y adolescentes a respetar las creencias y los signos en aras de la convivencia.
Para José Sánchez, iniciativas como ésta «me hacen dudar seriamente de que nuestro país esté progresando» y ha apuntado que «tendremos que acostumbrarnos a que otros desde la razón de la fuerza, que no desde la fuerza de la razón, sigan empeñados en reducirnos a las sacristías, acallar nuestra voz y borrar nuestros signos«. (RD/Efe)
