No es la mejor solución desde fuera, pero la fusión entre Unicaja y Cajasur era la única posible
Unicajasur será una realidad a partir de enero de 2010. Está siendo un parto duro, doloroso, incluso traumático, en el que han intervenido numerosas instancias y donde se ha visto la «mano negra» de la Junta de Andalucía, con el inestimable apoyo del Banco de España.
No es la mejor solución desde fuera, pero la fusión entre Unicaja y Cajasur era la única posible, después de todos los palos que el entorno político se encargó de meter en la rueda de la entidad cordobesa.
Tanto Santiago Gómez como su equipo han luchado hasta la extenuación -lo van a seguir haciendo- para preservar la identidad de Cajasur, así como los puestos de trabajo, siempre con el apoyo de la Santa Sede y de Juan José Asenjo.
El cardenal Amigo también tuvo mucho que ver para desbloquear una crisis que, de no haberse resuelto, hubiera concluido con la intervención del amenazante Banco de España. Ahora toca hacer todo lo posible por preservar los puestos de trabajo y por salvaguardar la ingente labor que realiza la Obra Social por los bienes de la Iglesia y de los católicos en toda España. La Iglesia necesita a Cajasur, y Cajasur dará la cara.