José Rafael Rich, máximo responsable de la Obra Social y Cultural de Cajasur y figura clave en la negociación con Unicaja, cuyo protagonismo en esta nueva etapa parece que será muy destacado
La asamblea de Cajasur, celebrada ayer, sirvió, entre otras cuestiones, para la aprobación de la fundación que se encargará específicamente de la Obra Social (OBS) de la Iglesia en la futura Unicajasur. Su nombre será «Medina y Salizanes», en honor del que fuera obispo franciscano de Córdoba en el último cuarto del siglo XVII. La gestionará el Cabildo Catedralicio, fundador de Cajasur. Tendría un presupuesto mínimo de 8 millones al año los tres primeros ejercicios de la nueva entidad y a partir del cuarto recibirá una dotación del 10% de la OBS de Unicajasur.
ajasur también dio luz verde a su plan de actuación de 2010, que estará muy condicionado por la fusión. Con él, se prevé «focalizar los esfuerzos en el negocio tradicional e implementar un nuevo modelo de gestión que aumente la eficacia».
Tras la Asamblea, el editorial de ABC dice lo siguiente: El giro de 180 grados que la Iglesia va a dar en relación a su Cajasur es un gesto que hay que valorar en toda su dimensión sin quedarse en la espuma de las formas, mecida sobre el tiempo que ha tardado en darse. Es cierto que, de acuerdo a criterios de racionalidad empresarial y de gestión puramente financiera, la retirada de primera línea de los canónigos del Cabildo Catedral, órgano fundacional de la entidad, debería haberse hecho hace años. Sin embargo, hay que considerar que las circunstancias han sido siempre de una gran complejidad en torno a Cajasur. Incluso cuando se quiso mostrar un nuevo horizonte en 2005 con la salida de Miguel Castillejo.
Sea como fuere, la Iglesia no va a forzar el período transitorio que está marcado en la nueva Ley de Cajas de Andalucía, que le concede hasta tres años y, con toda probabilidad, en el primer semestre del año se culminará este proceso de sustitución de los canónigos por seglares encabezado por el presidente Santiago Gómez Sierra.
La propia ley le fuerza a ello al limitar el mandato en los órganos de Unicajasur y la edad legal para seguir en ellos (de 75 años a 70 y doce de mandato). No obstante, la Iglesia podía haber puesto encima de la mesa nombres de sacerdotes no obligados a jubilarse a los 75 años y sin embargo busca a seglares expertos. Entre ellos destaca la figura de José Rafael Rich, máximo responsable de la Obra Social y Cultural de Cajasur y figura clave en la negociación con Unicaja, cuyo protagonismo en esta nueva etapa parece que será muy destacado.
Y sobre esta decisión que cierra de algún modo el desgaste que ha sufrido la Iglesia cordobesa en los últimos años por la polémica en torno a sus miembros y papel en Cajasur, se alza la figura de Santiago Gómez Sierra, al que, por encima de otras consideraciones, hay que reconocerle el tremendo esfuerzo personal que ha tenido que hacer especialmente en los últimos tiempos. La titánica tarea a la que se ha enfrentado tiene como recompensa inmediata el regreso a la vida anónima, mientras en el plano más mundano, otros seguirán su escalada triunfal.