Afortunadamente, vivimos dentro de una Iglesia que bendice, acoge y ampara, que consuela y que conforta
José Bono es uno de los mejores políticos que ha dado este país. Un hombre comprometido con su fe y con España desde hace más de 30 años, y que nunca ha renegado de su condición de católico. No se avergüenza de creer en Jesucristo, y de propagarlo a los cuatro vientos. Por eso, duele especialmente la respuesta, sin firma, que la Conferencia Episcopal dio a la entrevista concedida a «El Mundo».
La Iglesia no debería tener a Bono como diana, sino como bandera, como ejemplo de persona que vive su fe y no la oculta. Podrá tener o no razón, pero me sigue entristeciendo cómo algunos sectores de la Iglesia, en lugar de bendecir, sólo se preocupan por condenar. Afortunadamente, ni todos los obispos ni todos los curas, ni todos los cristianos decimos lo mismo. Afortunadamente, vivimos dentro de una Iglesia que bendice, acoge y ampara, que consuela y que conforta.
El problema no es si Bono, cualquier político católico, puede o no comulgar. El problema es que, con respuestas como la de hoy, muchos políticos a partir de ahora tendrán miedo de proclamar que son católicos. Me consta que Pepe Bono no será uno de esos, y que seguirá creyendo en Dios y en los hombres, como ha hecho siempre.
Padre Ángel García
Presidente y fundador de Mensajeros de la Paz