El arzobispo desea mostrar su más profundo rechazo y total oposición a cualquier tipo de malos tratos y de violencia física, verbal o psicológica, contra las mujeres
El arzobispo de Granada se justifica. Ante el escándalo motivado por una reciente homilía en la que calificaba el aborto de «genocidio silencioso» y que algunos sectores criticaron con dureza al considerar que las afirmaciones del prelado «provocan violencia de género«, Francisco Javier Martínez se ha visto obligado a emitir un comunicado en el que justifica sus palabras, aunque lamenta que algunos fieles hayan podido sentirse ofendidos por sus afirmaciones. Sin embargo, en la misma nota, el prelado insiste en que la futura ley del aborto «facilita la irresponsabilidad de hombre y mujer en sus relaciones, y los abusos a la mujer».
Éste es el comunicado íntegro del Arzobispado de Granada:
El Arzobispo de Granada realizó una extensa homilía el pasado 20 de diciembre en la que exponía la indignidad que supone que una sociedad no proteja a los más débiles y desfavorecidos, a los que no tienen ningún medio para defenderse: los no nacidos.
Tras la aprobación en el Congreso de los Diputados de la reforma de la Ley del Aborto, D. Francisco Javier Martínez, Arzobispo de Granada, realizó una extensa homilía el pasado 20 de diciembre en la que exponía la indignidad que supone que una sociedad no proteja a los más débiles y desfavorecidos, a los que no tienen ningún medio para defenderse: los no nacidos.
Lamentablemente, algunas de las palabras que pronunció el Arzobispo han sido malinterpretadas, y por eso Mons. Francisco Javier Martínez desea mostrar su más profundo rechazo y total oposición a cualquier tipo de malos tratos y de violencia física, verbal o psicológica, contra las mujeres y contra cualquier ser humano.
El Arzobispo quiere aclarar que nada más lejos de su intención que el dar ocasión a que los fieles y las personas de buena voluntad se hayan podido sentir ofendidas, y reitera el abrazo de la Santa Madre Iglesia a todas aquellas mujeres que sufren vejaciones y abusos, del tipo que sean. Precisamente, uno de los reproches que la homilía hace a la mencionada Ley es que, en la misma medida en que facilita la «eliminación» del niño engendrado y no nacido, en esa misma medida facilita la irresponsabilidad de hombre y mujer en sus relaciones, y los abusos a la mujer.
