Mientras las religiones se aferren a un Dios que entra en conflicto con lo humano, con la felicidad, la dignidad, la libertad y el disfrute de la vida, cosas a las que tenemos derecho los humanos, ni Dios ni la religión tienen futuro
El abandono de las prácticas religiosas y la creciente militancia de los ateos contra la creencia en Dios son hechos que están a la vista de todos. El año pasado, los autobuses de ciudades importantes llevaron grandes anuncios en los que se decía «Probablemente no hay Dios, así que deja de preocuparte y disfruta de la vida». ¿Se puede decir tranquilamente que las gentes que piensan así son malas personas que proceden por turbios intereses? Los hechos no avalan semejante explicación. Porque gente buena y mala la hay en todas partes, entre los ateos, los agnósticos y los creyentes. Por tanto, que nadie intente despachar este problema echando mano de explicaciones éticas, de tipo moralizante. El problema no está en nada de eso. ¿Dónde entonces?
Para leer el artículo completo, pinche aquí