Desde ahora Asturias es también su tierra, no sólo su Iglesia. Un pueblo con una marcada idiosincrasia que también necesita del vigor y de los frutos de una nueva evangelización
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En un texto de bienvenida, el obispo auxiliar y administrador diocesano, Raúl Berzosa, le pide al nuevo arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, que «confíe en los asturianos, gánelos por el corazón. Sea obispo de todos, con todos y para todos. No se sentirá defraudado».
Berzosa incide en que «para quien sabe mirarla sin prejuicios, sin tópicos y sin visiones distorsionadas», es ésta una «Iglesia ejemplar que ha destacado bajo el magisterio de Díaz Merchán y Osoro Sierra por su amor a María, bajo la advocación de Covadonga».
También se distingue «por la pronta aceptación del Concilio Vaticano II y la formación del clero», así como por «la encarnación en realidades sociales justas y la sensibilidad en el compromiso con los más necesitados».
Asturias es un pueblo «con una seria preocupación por el futuro laboral de los más jóvenes y la atención a las personas y familias más castigadas».