"Hay que dar a Dios lo que es de Dios, para poder dar al hombre lo que se le debe"
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No suele ser habitual que el cardenal Antonio María Rouco Varela, presidente del episcopado, baje a la arena de la realidad social. Pero la situación lo exige. Una situación, según el purpurado, de «crisis económica persistente y grave como pocas veces» y «con consecuencias dolorosísimas para muchas personas y familias». Por eso, el arzobispo de Madrid denuncia «la inquietud, la incertidumbre y la tensa preocupación que se advierte en los ambientes más populares y en la opinión pública». Y pide «justicia social» y «superar el humanismo materialista» con la conversión a la caridad.
Más en concreto, el cardenal Rouco especifica los motivos más graves de preocupación de la gente de la calle: «Se pierde el trabajo; se teme perderlo; se teme al futuro«. Y la gente se pregunta: «¿Quién y cómo se garantizarán las prestaciones para el desempleo, la jubilación, la vejez, la enfermedad…?».
El arzobispo madrileño sigue preguntándose: «¿Qué nos ha fallado? ¿En qué hemos fallado todos?«. Y para responderse a sí mismo, señala que hay causas de la crisis «de orden técnico», pero esas causas «no lo explican todo». A su juicio, «las más decisivas hay que buscarlas en el ámbito de las conciencias y en el uso de la libertad».
Es decir, son causas «de naturaleza ético-moral y espiritual y tienen que ver con el ejercicio auténtico, veraz e insobornable de la responsabilidad personal y colectiva». En definitiva, siguiendo a Benedicto XVI, la causa fundamental de la crisis es «antropológica» y sólo se solucionará con «la conversión de las conciencias a la justicia y a la caridad».
En esta línea, Rouco pide no sólo «dar a cada uno lo suyo» y «promover la justicia social», sino también «el servicio al prójimo por amor, asumiendo sacrificios y renuncias en eras del bien común». O dicho de otra forma, a juicio de Rouco «hay que dar a Dios lo que es de Dios, para poder dar al hombre lo que se le debe».
No al ‘humanismo materialista’
Para salir de la crisis, el presidente de la Conferencia episcopal apuesta por la superación del «humanismo relativista, tan de moda y que, por excluir a Dios, condena al fracaso todo intento, por muy bien intencionado que se le suponga, de salir de la encrucijada crítica en la que están inmersas las personas y la sociedad en el momento presente». Porque ese humanismo, «por ser inhumano, como enseña Benedicto XVI, no es capaz de liberar de los lazos del egocentrismo a la persona humana».
Para conseguir esa liberación en es esta «cuaresma en tiempo de crisis» que va a comenzar la próxima semana, Rouco invita a la conversión del corazón. «En esta Cuaresma dolorida por los sufrimientos y carencias causadas por la crisis social y económica», la invitación a la conversión «adquiere una evidente y urgente gravedad».