“La Iglesia, como madre, nunca dejará solas a las mujeres que aborten”
José Bono, sí, pero Su Majestad, no. Al presidente de la Cortes se le puede negar la comunión, pero al Rey, no. Para los obispos, la sanción de la nueva ley del aborto por parte del Rey es «un acto único y distinto del de los diputados, dando su voto. Son causas diversas y merecen consideraciones diferentes». El portavoz del episcopado, monseñor Martínez Camino, se pasó gran parte de la rueda de prensa de conclusión de la comisión permanente, echando balones fuera respecto a la eventual negativa a darle la comunión al Rey, si sanciona la ley del aborto.
El portavoz quiso hilar tan fino que, al final, no queda clara la posición de la Iglesia católica respecto al papel del Rey. Por un lado, el portavoz dice que, para enjuiciar su conducta, «hay que atenerse a los principios generales». Es decir que cualquier político católico que vote a favor de la ley queda «fuera de la comunión eclesial» y, por lo tanto, no podrá acercarse a comulgar. Pero, por otro lado, matiza Camino, que «no es necesaria una exhortación especial» para Su Majestad, como piden los grupos católicos ultraconservadores.
Eso sí, los obispos quieren dejar claro que no hacen acepción de personas ni con Su Majestad. «No es necesaria una exhortación al Rey. No es que no se pueda hacer o que haya temor. Es que no es necesaria», zanjó Camino, que tuvo que escurrir el bulto respecto a esta cuestión preguntado hasta en 6 ocasiones por los periodistas.
Pero el portavoz de los obispos no entró al trapo. Por salvar el papel del Rey y, sobre todo, porque «la atención del día de hoy hay que centrarla en el hecho triste y grave de una ley que convierte el aborto en un supuesto derecho«.
Y aquí sí que el secretario del episcopado se despachó a gusto. A su juicio, ésta es «una ley que da licencia para matar a los hijos«. Una ley que, además, «impone un grave retroceso, no ayuda a la mujer, la deja sola ante sus dificultades» y, además, «pone restricciones a la objeción de conciencia e instrumentaliza la educación».
Para Camino, éste último es un aspecto muy importante, porque, según la nueva ley, «la educación se encamina al oscurecimiento de la conciencia del derecho a la inviolabilidad de la vida de los que van a nacer».
Piden que la conciencia ciudadana exija su abolición
Para los obispos, la ley consagra «un crimen» y, por eso, se alegran de que «cada vez haya más conciencia social» contra el aborto. Porque, «en una sociedad civilizada, el aborto es un crimen que clama al cielo».
Apelando a esta creciente sensibilidad social próvida, los prelados piden que sea precisamente «la conciencia ciudadana la que exija la abolición de esta ley cuanto antes».
Y para incentivar esa conciencia ciudadana, los obispos están dispuestos a apoyar cualquier iniciativa, «venga de donde venga», que defienda la cultura de la vida. Por eso, ya anuncian que el día 25 de marzo la Iglesia católica celebrará la Jornada de la Vida y están dispuestos a apoyar todas las iniciativas contra el aborto «hágalas quien las haga».
Por último, Martínez Camino ha querido dejar bien claro que la Iglesia católica condena el pecado pero no al pecador. «Las mujeres tentadas de abortar o que hayan abortadlo siempre encontrarán consuelo en la Iglesia, que, como madre, nunca las dejará solas».