De no haber ido con sotana se le hubiera pedido el pago en efectivo o con tarjeta
El 23 de agosto del 2001 acudió a una agencia de viajes de Córdoba, pidió unos billetes de AVE a Madrid y otros de avión a Atenas por importe de 1.023 euros y, a la hora de abonarlos, entregó un cheque sin fondos, según sostienen el fiscal y la acusación particular, hechos que consideran un delito de estafa y por el que le piden tres años de prisión. Lo cuenta Rafael de la Haba en Diario Córdoba.
Hasta ahí, un caso más, pero no así el acusado, un chileno que viste túnica –de esa guisa acudió en su día al establecimiento y ayer al juicio– y se presenta –lo hizo en la agencia de viajes y también ayer en la Audiencia– como obispo de la Iglesia Ortodoxa. Eso sí, con variantes. Entonces, al parecer, dijo pertenecer a la Ortodoxa Eslava; ayer, a la Greco Ortodoxa.
El caso es que sobre él pesaba una orden de busca y captura por la presunta estafa cometida en Córdoba y hace unos 15 días, en el aeropuerto de Barajas, fue detenido, según fuentes judiciales. De ahí a la cárcel y de ésta a la Audiencia Provincial para responder sobre el asunto.
«En el momento en que yo extendí el cheque había fondos, no suficientes, pero había», sostuvo ante la Sala Juan Ignacio C.C. «Lo extendí en la seguridad de que me venía una transferencia de Brasil, así lo advertí en la agencia y no me pusieron reparos», añadió. Pero, a los pocos días, «mi superior me trasladó y la transferencia se quedó gestando«, justificó antes de explicar que visitó Córdoba «en trabajo pastoral», para «fundar comunidades».
El responsable de la agencia aseguró, por contra, que el acusado no advirtió de que no tuviera fondos y que aceptaron el cheque –práctica no habitual– «por respeto», porque este negocio trabaja con otros religiosos y nunca ha tenido problemas. «De no haber ido con sotana se le hubiera pedido el pago en efectivo o con tarjeta«, aclaró.
Así las cosas, el fiscal mantuvo que se daban todos los requisitos para considerar los hechos como una estafa, añadiendo que el acusado los cometió «aprovechándose del respeto que genera en la sociedad ir vestido con ropas religiosas». La acusación particular, que afirmó que la cuenta contra la que se emitió el cheque «solo tuvo 120 euros durante 48 horas», también abundó en el engaño aprovechando que «por su cara bondadosa y vestido con sotana genera confianza». La defensa, en cambio, pidió la absolución –frente a los tres años de cárcel que solicitaron las acusaciones– porque «no fue disfrazado, sino que viste así»; porque «en ningún momento tuvo ánimo de estafar«, y porque considera que no queda acreditado que no avisara de la falta de fondos.
Antes de finalizar el juicio, Juan Ignacio C.C. dijo que «hace 40 años que soy sacerdote y jamás he tenido una mancha … De aquí fui a Brasil, luego a México y Costa Rica, y he sido preso en Madrid cuando iba a ver a mi patriarca en Moscú. Si tuviera algún resquemor no hubiera venido a España».
Hasta ahí su paso por el banquillo. Otra cosa es su pista en internet, cuanto menos confusa sobre su cargo. En La Voz de Durango (México) se encuentran unas declaraciones del arzobispo en las que asegura que tiene conocimiento de una persona que responde al nombre de Juan Ignacio C.C. que asegura ser obispo de la Iglesia Greco Ortodoxa Rusa en América Latina, pero advierte de que no ha sido reconocido «ni como miembro ni como obispo de iglesia ortodoxa alguna», según la información. En términos parecidos se pronuncia la página oficial de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa de Antioquía, en la que se asegura que la Santa Iglesia Ortodoxa Rusa de las Catacumbas en Guatemala que promueve el mismo personaje «es una falsedad cínica«. Ambas fuentes advierten que se presenta como Osio de Córdoba, Clemente, Alexandros de Córdoba… Por no hablar de algún blog –fuente menos fiable– que directamente lo crucifica a acusaciones.
Un caso curioso, o si lo permiten, poco ortodoxo.