"El pecado de pederastia es horrible y hay que llevarlo a los tribunales"

Omella: «La Iglesia ha hecho más autocrítica que la sociedad»

"La sociedad se empeña en ver a Dios como un rival que quita libertad"

Omella: «La Iglesia ha hecho más autocrítica que la sociedad»
Juan José Omella, obispo de Logroño

Esta sociedad va a bandazos y, encima, nos dicen que la Iglesia no la sigue. No podemos porque estamos donde debemos estar, en el mensaje permanente de esperanza y de respeto del ser humano

Un teléfono de última generación siempre a su vera, la agenda llena de citas y el tiempo casi tasado. Podría ser el directivo de una multinacional, pero a Juan José Omella, obispo de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, le delatan el alzacuellos, una sonrisa permanente y una actitud pedagógica continua, de sacerdote cercano y accesible. En el Día del Seminario, el obispo analiza un momento en el que la Iglesia está en el ojo del huracán y destaca su papel como ‘norte’ de la sociedad, sin olvidar la «necesidad de pedir perdón». Lo entrevista Víctor Soto en La Rioja.

– ¿Cuál es la situación actual de las vocaciones en La Rioja?

– De cierto estancamiento, no suben pero tampoco bajan. Tenemos una docena de seminaristas, más un estudiante de Teología. Pero en España sí que hay repunte y, por ejemplo, este año hay 400 seminaristas más que el año anterior. En la historia de la Iglesia siempre ha habido altibajos. Además, no podemos olvidar que en el mundo ha crecido mucho el número de sacerdotes. Así que, en su conjunto, la sensación es esperanzadora.

– ¿Cómo se explica ese estancamiento en Europa? ¿La Iglesia no está sabiendo llegar a la gente?

– Hablamos de un problema local, porque en África los seminarios están llenos. ¿Cuál es el problema entonces: la Iglesia o la sociedad? El problema de las vocaciones es muy complejo. Debemos preguntarnos si la sociedad que estamos construyendo en Europa facilita la vida comunitaria o si prima el individualismo. También hay que analizar los valores. ¿Los estamos cuidando? No. A Dios, que ha sido siempre el compañero del ser humano para desarrollarlo en libertad, la sociedad se empeña en verlo como un rival que quita la libertad y la felicidad. Así, ¿cómo pueden surgir vocaciones?

– Se acusa a la Iglesia de inmovilismo. ¿Es cierto o usted cree que es la sociedad la que se mueve muy rápido?

– La Iglesia, como todas las instituciones, va más despacio. Pero ha cambiado, en pocas décadas, lo inimaginable y se ha hecho más revisión y autocrítica en la Iglesia que en la sociedad. Otra cosa es que se avance al ritmo de los que no quieren a la Iglesia. No hay que ir al paso de lo políticamente correcto, porque dura lo que la flor del desierto. ¿Se puede construir así una sociedad, sin valores permanentes de respeto a la dignidad del ser humano? El relativismo nos lleva al todo vale en la medida en que me vaya bien a mí. Esta sociedad va a bandazos y, encima, nos dicen que la Iglesia no la sigue. No podemos porque estamos donde debemos estar, en el mensaje permanente de esperanza y de respeto del ser humano.

– Varios estamentos de la Iglesia se consideran perseguidos. ¿Lo comparte usted?

– Hay sectores que dan todos los días la vara a la Iglesia y medios que atacan continuamente al Papa. ¿Se atreverían con otras instituciones religiosas? Pero es evidente que hay grupos a los que le molesta la Iglesia, tal vez porque su reconocimiento en la sociedad es muy fuerte y cuenta con autoridad moral.

– Actualmente, la Iglesia está pasando momentos muy duros por los casos de pederastia en Europa. ¿La Iglesia debe revisarse?

– El pecado existe desde siempre en el corazón del ser humano y de la Iglesia. La Iglesia no sólo ha pedido perdón, sino que deberá seguir haciéndolo siempre. El pecado de pederastia es horrible y debemos condenarlo. Yo digo que hay que llevarlo a los tribunales. El Papa, siendo cardenal, preparó todo ese camino de purificación de ese pecado. Pero, por ejemplo, en Alemania, desde el 95 ha habido más de 200.000 casos de pederastia, de los cuales sólo 94 eran de la Iglesia. De los otros no se habla. ¿Por qué? Pero es un tema muy serio que nos debe interpelar a la Iglesia y también a la sociedad.

– Hay voces que piden que se acabe con el celibato para evitar estos casos. ¿Está de acuerdo?

– La pederastia no debe llevarnos a plantearnos el tema del celibato. Insisto, en Alemania, de todos los casos, sólo 94 eran célibes, así que el argumento se cae por su peso. El celibato tiene su riqueza, su don y su fragilidad, como el matrimonio. ¿Cuántas infidelidades matrimoniales se dan? Entonces, aceptemos la poligamia. No.

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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