A mí me reconforta que la Iglesia, y el Papa a la cabeza, renueva su compromiso y apuesta por la doctrina social
(Jesús Bastante).- «Es la hora de las alianzas entre creyentes y no creyentes. No es la hora de la ortodoxia por encima de la pastoral. A veces caemos en el error de dogmatizar más que de compartir nuestros deberes recíprocos, que es la única manera de mantener nuestros derechos». Con estas palabras clausuraba el presidente del Congreso, José Bono, las jornadas que sobre la Caritas in Veritate, han organizado ESIC y RD. Un centenar de personas han asistido a las mismas, lo que da buena muestra de la relevancia de este tipo de actos, y de potenciar las relaciones entre empresa y solidaridad.
Bono arrancó su disertación con una defensa de la conciencia formada desde la caridad. «No me ha ido mal así», y menos cuando la pasada semana se encontró con el portavoz episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, «en el centenario de la Gran Vía». No hubo excomuniones ni malos gestos. Otra cosa serán los «grandes titulares».
«No formo parte de poder ejecutivo alguno», comenzó Bono, quien confesó cómo desde que es presidente del Congreso «ya no abro debates, sino que trato de modularlos». Aun así, «no puedo dejar de ser quien soy, y me gusta hablar con claridad».
El presidente se confesó socialista y cristiano, y defendió la compatibilidad de ambas acepciones en su vida. «Ser autónomos en la política es un valor, lo que no significa ser indisciplinado».
«No es una contradicción ser cristiano y socialista», aclaró Bono. Y lo hizo con datos: un 76% de los españoles son socialistas, y en torno a cuatro de cada diez votan al PSOE. «Las ortodoxias de uno y otro lado, que las hay, dogmatizan. Y ser católico, para muchos dogmáticos, suponía ser enemigo de clases. Y ser socialista equivale a ser un materialista ateo insalvable. Pero la realidad juega en contra de quienes piensan así».
Bono criticó cómo «siempre tendemos a ver que la culpa es de otros», pero la realidad es que el hambre acabaría en todo el mundo con lo que los europeos gastamos en un año comiendo helados. «Ante esta situación, a mí me reconforta que la Iglesia, y el Papa a la cabeza, renueva su compromiso y apuesta por la doctrina social», aseguró el presidente del Congreso.
El presidente resaltó algunos principios de la encíclica: el desarrollo humano -«sólo con la caridad es posible incrementar el desarrollo»-, la apuesta por la globalización poniendo en crisis ideas como las de la soberanía y la autonomía cultural, y el modo en que Ratinger habla de «la civilización de la economía. El Papa -dijo Bono- acierta al hablar de la gratuidad como un modo de expresar la caridad. No hay nada más improductivo nni socialmente detestable que aquellos planteamientos que invocando la encíclica o al Papa se asientan en la holgazanería».
Bono incidió en que «la actividad empresarial tiene que generar beneficios no sólo para la empresa, sino para la sociedad«, y recordando, como el Papa, que «garantizamos las libertades cumpliendo con nuestros deberes». El presidente del Congreso hizo suya la que, en su opinión, es la mejor frase de la encíclica. «Compartir los deberes recíprocos moviliza mucho más que la mera reivindicación de los derechos». Por eso, concluyó, «es la hora de la alianza de creyentes y no creyentes«.
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