Los sacerdotes no deben ir a las discotecas porque normalmente allí no se consigue nada en el plano pastoral y el único que termina debilitando su espíritu y su compromiso con el Señor y con la Iglesia es el sacerdote
Juan José Asenjo, ex obispo de Córdoba, miembro de la ejecutiva de la Conferencia Episcopal. El responsable de la Diócesis de Córdoba entre 2003 y 2009, hoy arzobispo de Sevilla, está convencido de que la caída de la entidad financiera no se hubiera producido si no media «la debacle inmobiliaria» y que los católicos pueden colaborar con los musulmanes, «pero cada uno en su casa y Dios en la de todos». Lo entrevista María Jesús Pereira en aBC.
-Cajasur perdió más de 500 millones de euros en 2009. A muchos fieles les cuesta asociar a la iglesia con un banco y más cuando pierde tanto dinero.
-Todas las cajas nacieron en el seno de la Iglesia como instituciones que trataban de defender a los pobres de los usureros. Nacieron con una finalidad social. La caja de Córdoba ha cumplido ejemplarmente con esa finalidad social a lo largo de su siglo y medio de existencia. Si no hubiera sido por la debacle inmobiliaria, la caja hubiera subsistido.
-¿Qué le parece la intervención de Cajasur por el Banco de España? ¿Cree que se mantendrán los puestos de trabajo?
-La intención de los canónigos gestores ha sido siempre garantizar en primer lugar los derechos de los trabajadores y de sus familiares; en segundo lugar, tutelar los derechos de la ciudad de Córdoba, y tercero, garantizar los derechos del Cabildo. No obstante, prefiero no pronunciarme sobre la intervención.
-Los casos de pederastia dentro de la Iglesia han sacudido los cimientos de Roma. ¿Cómo cree que saldrá la Iglesia de esta prueba de fuego?
-Yo espero que salga fortalecida, purificada de personas que no han sido fieles a sus compromisos y han hecho un daño gravísimo a las víctimas y a la Iglesia. Estamos viviendo unos momentos duros y difíciles. No faltan sacerdotes que advierten ya algún gesto de rechazo. Hace unos días una familia que estaba en el campo vio acercarse a unos sacerdotes y el padre de familia llamó a sus hijas atemorizado. Las cosas que han salido son objetivamente graves, lamentables e incluso repulsivas. Los responsables deben responder ante Dios y la justicia. Por otra parte, es una prueba de fe para los cristianos porque hace falta mucha fe para seguir creyendo en la Iglesia ante estos comportamientos, pero tengo que decir que esos comportamientos han sido puntuales, no generalizados. Los sacerdotes buenos, fieles y en ocasiones heroicos son incomparablemente más que esos otros, que en muchos casos son auténticos enfermos porque se necesita estarlo para abusar de un niño. Desde 1990, en Alemania ha habido 200.000 casos de pedofilia, en los que han estado implicados 90 sacerdotes o religiosos y en sólo 30 de ellos hubo condena, pero parece que todo el clero alemán está corrompido.
-Cuando fue obispo de Córdoba vivió el caso de un cura condenado por pedofilia. ¿Ha tenido la Iglesia en España una actitud tibia hacia esos casos?
-Creo que no. Claro que en muchos casos no hay evidencias ni certezas. En su momento he tenido que defender a algún sacerdote falsamente acusado. Ahí hay que hilar muy fino.
-La Fiscalía investiga a los Hermanos de la Cruz Blanca por presuntos malos tratos en un centro de discapacitados. ¿Qué opina?
-Mi estado ante este asunto es de perplejidad. Tengo motivos para pensar en su inocencia, aunque los tribunales tendrán que pronunciarse. Me duele que padezca por esta causa la Iglesia y la congregación, que da un servicio formidable a los disminuidos psíquicos profundos.
-Ha accedido al cargo de Arzobispo en plena crisis económica. ¿Cree que ello aumentará la espiritualidad?
-Sí, tengo la impresión de que a veces Dios escribe derecho con renglones torcidos. Estamos viviendo una situación muy delicada, en muchos casos crítica. Pero más grave que la crisis económica es la crisis de valores. Dios quiera que la crisis y el palpar la miseria nos hagan recuperar los auténticos valores que dan sentido, consistencia, seguridad y firmeza a nuestra vida. Fíjese que Cáritas ha aumentado un cien por cien las aportaciones de particulares. Están aflorando comportamientos más austeros, más solidarios y más fraternos. Muchos están descubriendo que la única realidad que da plenitud a nuestras vidas no es el dinero sino Jesús.
-¿Qué opina de la propuesta de recortar la pensiones?
-Creo que la crisis tendremos que superarla con la colaboración de todos, pero procurando que sufran menos los más débiles, los más pobres, como son muchísimos pensionistas.
-Usted recomienda el uso de alzacuellos e incluso dice que los sacerdotes no deben ir a las discotecas. ¿Por qué?
-Yo no digo nada del alzacuellos, sólo cito una frase del Papa Benedicto que dice que el sacerdote es sacerdote siempre y que tiene que tener una vida testimonial y que eso tiene que notarse hasta en el hábito. Los sacerdotes no deben ir a las discotecas porque normalmente allí no se consigue nada en el plano pastoral y el único que termina debilitando su espíritu y su compromiso con el Señor y con la Iglesia es el sacerdote.
-¿Cuáles son sus planes a corto y medio plazo?
-En Sevilla hay 620 sacerdotes diocesanos y religiosos. Cada mañana me veo con cinco o seis sacerdotes. Estoy tratando de conocerles y acompañarles porque si viven en plenitud su sacerdocio, la Diócesis funcionará. Otra de mis prioridades es el Seminario, las vocaciones, donde nos jugamos el futuro de la Iglesia. Además, quiero acompañar a los movimientos, grupos y asociaciones apostólicas, y también a las hermandades y cofradías.
-¿Ha habido «feeling» con las cofradías sevillanas?
-Yo creo que sí. Mi relación con ellas es excelente y eso que cuando vine aquí parece que hubo quien alertó de una posible incompatibilidad o dificultad por mi parte porque se creía que yo no era muy partidario de ellas. Un obispo no puede sino estar cerca de las hermandades y las cofradías porque de lo contrario estaríamos perdiendo grandes oportunidades para el apostolado y la evangelización.
-Hay tres hermandades que no permiten mujeres nazarenas.
-Hoy no se justifica la exclusión de las mujeres de las estaciones penitenciales. La mujer está en todas las partes de la vida social por un derecho propio, dada la igualdad radical de todo ser humano, sea hombre o mujer.
-¿Debe ceder España suelo público para hacer mezquitas, cuando los países musulmanes no son tan tolerantes con la religión cristiana o incluso expulsan a los católicos?
-Lamento la expulsión de católicos de Marruecos y lamento que no haya correspondencia entre la libertad que tienen los hermanos musulmanes para actuar y construir templos aquí y la libertad que se niega a los católicos en los países árabes. Creo que los musulmanes tienen derecho a suelo público para construir sus lugares de culto. El mismo derecho que pido para mí lo pido para ellos. Lo que no entendería es que se construyeran macromezquitas, como alguna vez se ha pretendido en Córdoba. Aquello era un poco de ofensa a los cordobeses.
-Los musulmanes piden poder rezar en la mezquita de Córdoba, pero ellos no permiten que los católicos pongan un pie en sus mezquitas.
-Es una incoherencia. En 2006 hubo unas presiones intolerables y tuve que publicar una nota diciendo que yo no iba a ceder el uso compartido porque nos asisten razones históricas y jurídicas para mantener nuestros derechos con relación a ese edificio. En cuanto a las razones históricas, debajo de la mezquita están la primitiva iglesia del siglo VI y VII dedicada a San Vicente. Sobre las razones jurídicas, la Catedral de Córdoba está registrada a nombre de la Iglesia Católica. Además, yo creo que ceder el uso compartido entraña unos riesgos enormes para la convivencia, creo que eso no se puede llevar a cabo sin tumultos u otros problemas. Por otra parte, la mezquita está consagrada desde el mismo día que San Fernando conquistó la ciudad. En la iglesia catedral de Córdoba está el Señor en el sacramento de la Eucaristía y no es compatible con el uso compartido de otras religiones. A mí me gustaría tener unas relaciones cordiales, educadas, con los hermanos musulmanes. Lo cortés no quita lo valiente. Podemos colaborar en muchas cosas al servicio de la paz, de la justicia, de los pobres… pero cada uno en su casa y Dios en la de todos.