Los estatutos son vitales. Deberían ser un objetivo de todos.
Ha vivido un año difícil en el que ha tenido que afrontar asuntos polémicos y controvertidos, como la remodelación de la carrera oficial, el reparto de las subvenciones, o la polémica surgida por la negativa de la Hermandad de la Esperanza de Triana a llevar al Cristo a Madrid para la Jornada Mundial de la Juventud 2011. Lo entrevista Juan Parejo en Diario de Sevilla.
Tras este rechazo, el arzobispo Asenjo acusó a las cofradías de «falta de eclesialidad«. Adolfo Arenas hace balance de su gestión cuando se cumplen dos años de su llegada al Consejo, valora la relación del prelado con las hermandades y reflexiona sobre su posible reelección al frente del organismo cofradiero.
-El arzobispo Asenjo entonó una petición de perdón en la misma sede del Consejo en el cierre de curso tras la última polémica.
-Lo que creo que hizo fue un elogio de esa capacidad, de ese valor que puede tener toda persona de pedir perdón, o de pedirnos perdón unos a otros, que es una base fundamental de los cristianos.
-¿Cómo valora la relación de Asenjo con las cofradías en este primer año?
-Nos empeñamos, poco más o poco menos, en que el señor arzobispo, que acaba de llegar a Sevilla, tenga un verdadero y auténtico doctorado cum laude en cofradías, y no se trata de eso. Es nuestro pastor y arzobispo. Lo otro es algo que se va aprendiendo poco a poco. Las cuatro críticas que en un determinado momento se le han hecho desde los ángulos más radicales son porque ha empleado una palabra, o dos, que no son conformes con nuestro vocabulario, pero lo que el arzobispo ha dicho en cuanto a grandes verdades, a magnitudes pastorales, es impecable, y en cuanto a cercanía nadie que haya estado con él un rato puede tildarlo de que no es un hombre cercano, afable y con un profundidad tremenda.
-¿Cómo vivió la polémica suscitada con el prelado tras el rechazo de la Esperanza de Triana a llevar el Cristo a Madrid?
-Cuando leí lo que el arzobispo dijo no pude más que hacer las declaraciones que hice. Como presidente del Consejo, cofrade, cristiano y católico, y lo podemos poner en el orden inverso, mostré mi solidaridad con el arzobispo y expresé tres cosas: que somos Iglesia, que necesitamos formación y que llevamos un camino andado pero nos falta mucho por recorrer. Es fundamental que nos conozcamos todos, porque de este modo aprenderemos a amarnos, a querernos y a entendernos mucho mejor.
-¿Cuál serían sus conclusiones sobre el curso recién terminado?
-Ha sido un curso intenso y complejo, en el que ha habido situaciones para todos los gustos y problemas muy diversos. Aquí quedan en el saco de las experiencias. Son vivencias que en el futuro serán para tener muy en cuenta.
-Se encuentra en la mitad de su mandato. ¿Qué balance hace?
-Ha habido momentos muy duros, porque el hombre no vive sólo en un compartimento estanco de su vida. En estos dos años los estados de ánimo han sufrido altos y bajos. No sólo por el mundo de las cofradías sino también por tu propia vida. Todo eso forma un conjunto. En el terreno de las cofradías hago un balance positivo en lo que a mi respecta. Sólo tengo sentimientos positivos hacia las cofradías, lo que tengan ellas hacia mi es algo que no puedo juzgar.
-¿Se presentará a la reelección?
-Lo que tengo en mente es trabajar, seguir trabajando. Aquí no tenemos vacaciones. Pero hacemos lo que queremos y estamos aquí porque queremos estar. Y no nos quejamos.
-En más de una ocasión ha dicho que los nuevos estatutos son vitales para el funcionamiento del Consejo. ¿Cómo va su redacción?
-Tengo una confianza tremenda en que van a salir adelante y van a ser aprobados para satisfacción de todos. El objetivo es que la junta superior tenga un borrador antes de final de este año, pero los tiempos no los ponemos los hombres. Los estatutos son vitales. Deberían ser un objetivo de todos. Estamos actuando de una forma que cada día tenemos que inventar o reinventar la norma que no existe y la forma de actuar que la lógica nos da a entender. Y no debe ser la lógica, sino la norma, aunque ésta esté basada en la lógica y la razón, la que nos guíe.
-Algunas hermandades han dicho que el blindaje del centro al tráfico puede mermar la asistencia de fieles.
-El Consejo en estas cosas está expectante. He recibido noticias de que varias hermandades están tratando ese tema. Parece ser también que no es algo cerrado todavía, cada día se dice algo nuevo. Creo que hay una conciencia general de que de alguna forma se están buscando soluciones que traten de satisfacer a la mayoría.
-¿Cuándo se firmará el convenio con Urbanismo para gestionar las subvenciones?
-Estamos pendientes de ello, muy pendientes. El Consejo será el elemento receptor de las subvenciones y las distribuirá según las necesidades. Se conseguirán unos objetivos mucho más importantes.
-¿Se ha enfriado la opción de la cesión de San Hermenegildo como futura sede del Consejo?
-Seguimos mirando con afecto y con legítima apetencia el edificio de San Hermenegildo porque su cesión no sólo sería un bien para el Consejo sino para toda Sevilla por la cantidad de servicios que se podrían dar a las hermandades y a la ciudad. Por eso tenemos tanto interés en ello. La petición surge por pura necesidad de espacio. No dejaremos San Gregorio. Le daremos el destino que por sus características le es idóneo, lo mismo que haríamos en San Hermenegildo. Ahora mismo, y por razones que todos podemos conocer o intuir, el tema está en stand by. Esto para nosotros tiene una lectura: actualmente sigue cerrado y la cesión parada, mientras que a nosotros se nos dijo, en un determinado momento, que en 15 días se iba a entregar el edificio a otras instituciones.