"En Sada, cualquier rincón es bonito, y que la gente es muy buena. Como suelo decir, el peor es el cura"
«Tengo suerte. Pese a los achaques propios de la edad y algún que otro susto que he tenido, me encuentro bastante ágil y la cabeza no me falla. Tengo hasta carnet de conducir, aunque no lo uso». A sus 84 años, Simón Barrios Melero se expresa con soltura. Es párroco de Sada desde hace 37, y lleva ya 60 ordenado como sacerdote.
Aunque está jubilado, sigue como titular en esta localidad, y es el segundo sacerdote en activo más veterano en Navarra tras Emilio Linzoáin Linzoáin, canónigo de Roncesvalles y que lleva las parroquias de Oskotz y Muskitz. Linzoáin es sólo un mes mayor. Simón Barrios celebrará hoy en Sada sus 6 décadas como sacerdote con una misa en la que participarán familiares y amigos. Después, ofrecerá un aperitivo a todos los presentes, y se espera un homenaje por su labor por parte del pueblo.Lo entrevista Aser Vidondo en Diario de Navarra.
Sigue en activo con 84 años…
Sí. Para los curas no hay crisis ni falta de trabajo en estos tiempos. En parte sigo al pie del cañón por las ganas que tengo de seguir activo, y en parte también por las necesidades de la diócesis ante la falta de sacerdotes. Hasta que el cuerpo aguante, seguiré sirviendo al pueblo de Sada.
¿Qué balance hace de estos 60 años de sacerdocio?
En tanto tiempo ha habido de todo, cosas buenas y malas, pero tengo la suerte de olvidar las segundas.
Lleva 37 años como párroco en Sada. ¿Es ya su segundo pueblo?
Más bien sí. Yo nací en Artozqui, un pueblito del valle de Arce que desapareció bajo las aguas del embalse de Itoiz. Pese a todo, sigo diciendo que soy de allí, aunque fue el lugar dónde menos años de mi vida pasé.
¿Cuándo tuvo claro que quería ser sacerdote?
Desde muy niño. A los 5 años ya era monaguillo, y mis padres, Leandro (profesor de origen aragonés) y Mercedes, siempre me apoyaron en este sentido. Eran años difíciles, los de la II República. En casa fuimos 4 hermanas y 2 hermanos, y hoy sólo vivimos los varones, Jesús y yo.
¿A qué edad ingresó en el Seminario?
A los 12 años, en 1938, y ahí estuve 12 más. Salí con 24. Me ordené el 23 de julio de 1950 y oficié mi primera misa el 27 en Artozqui.
¿Cuál fue su primer destino?
La parroquia de Viloria, en el valle de Lana, a la que luego me sumaron las de Ulibarri y Narcué. Aquí estuve 8 años.
¿Y después?
Cemboráin, en Unciti. Estuve en este destino 15 años y 3 meses, y al tiempo me añadieron las parroquias de Zabalceta, Zoroquiáin y Najurieta.
Y a continuación llegó a Sada.
Exacto. Al principio pensé que estaría poco tiempo, y ya van 37 años. También llegué a llevar desde aquí Gallipienzo viejo y nuevo, y parroquias de la zona como las de Ayesa, Ezprogui o Moriones. Me jubilé hace 19 años, con 65, y desde 2006 sólo soy párroco de Sada. Ahora vivo con mi hermano en Burlada y no en el pueblo, pero venimos los fines de semana y llevo a cabo todas las labores que se presuponen a un párroco: oficiar misas y celebraciones, efectuar bendiciones, llevar la comunión a enfermos…
¿Qué destacaría de sus inicios en Sada?
El calor de la gente, pero también el tener que enfrentarme a una labor que nunca hubiera imaginado: la de empresario de cine. La casa parroquial, además de bar y centro juvenil, tenía una sala de proyecciones.
¿Ha cambiado mucho la localidad durante estos años?
Desde luego. Antes había más gente, más niños y más movimiento en las calles. Llegó a haber hasta 2 escuelas, una para niños y otra para niñas. También se han mejorado calles y se han acometido obras como cubrir el frontón.
¿Se ha mejorado también la parroquia de San Vicente Mártir?
Sí. Se ha cambiado el tejado, renovado un arco exterior, reformado el interior, instalado calefacción… Ahora queda retocar el tejado y restaurar el retablo. El 31 de diciembre de 1981, en un robo, perdió 11 bajorrelieves.
¿Qué destacaría de Sada?
Que cualquier rincón es bonito, y que la gente es muy buena. Como suelo decir, el peor es el cura.
