"Para que la exigencia de rendir cuentas al pueblo por una representatividad que hemos dado y han perdido, sea permanente"
(José Manuel Vidal).-Protestar en le huelga general del día 29, sí, pero por libre, en una protesta «inteligente, participativa e imaginativa». Para ello, el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, a través de su Consejo de Laicos, invita a los católicos a sumarse a la huelga general pero «con algún distintivo de color blanco».
«Convocamos a todos, trabajadores o no, a la acción, a la justa protesta ante la crisis por parte de las personas de buena voluntad que no se sienten representados ni por unos ni por otros», dice el comunicado del Consejo de Laicos de Madrid, firmado por su presidenta Lourdes Fernández de Bulnes.
Muchos católicos «se preguntan qué hacer, les gustaría participar pero no saben cómo hacerlo, para no sentirse manipulados», explica el organismo del arzobispado madrileño. Para iluminar a sus fieles, la diócesis de Madrid ofrece una salida concreta y bien visible. «Sugerimos llevar el día 29 algún elemento distintivo de color blanco, una prenda, un pañuelo, una cinta«.
Con un objetivo muy concreto. «Para que libres de presiones externas, podamos expresar visualmente a todos los demás nuestra protesta pacífica en cualquier lugar en que nos encontremos y sintamos la cercanía de todos los que, como nosotros, lleven un distintivo blanco».
«Es el momento de implicarnos en política»
A continuación, el Consejo de Laicos del arzobispado madrileño se extiende sobre las razones que justifican la huelga del pañuelo blanco. Primero, porque «nadie mínimamente informado puede dejar de sentirse preocupado por esta situación».
En segundo lugar, porque no es tiempo de «amilanarnos» ni de «quejarnos, sino de participar más activamente en la vertebración social». Eso quiere decir más en concreto, según el arzobispado de Rouco, que «es el momento de implicarnos en política: momento de la preocupación y de la responsabilidad por los demás. Nuestro compromiso asociativo, sindical y político es más urgente que nunca».
A través de ese compromiso de los cristianos, Rouco pretende conseguir una «regeneración democrática», para que «la exigencia de rendir cuentas al pueblo por una representatividad que hemos dado y han perdido, sea permanente y no sólo cada cuatro años, sin compromiso alguno».
Una regeneración democrática para que «los gobernantes coloquen en el centro de sus actividades y reivindicaciones a las personas, especialmente a los más empobrecidos, los hagan protagonistas de sus acciones y rompan el pragmatismo imperante».
Porque, para el Consejo de Laico de Madrid, «no saldremos de la crisis económica con justicia y humanidad si no rectificamos el rumbo y nos empeñamos en volver al mismo camino que seguíamos antes de la crisis».