La nueva iglesia estará dedicada también a todos aquellos beatos mártires que murieron por odio a la fe y que fueron beatificados con anterioridad así como a los que lo serán en el futuro.
(Avan).-Las parroquias de la diócesis de Valencia celebraron ayer el Día de los Nuevos Templos, en el que elevan oraciones y destinan las colectas de las misas para la construcción o finalización de las iglesias que en la actualidad están en obras o en proyecto en el territorio diocesano.
Coincidiendo con el Día de los Nuevos Templos, que se celebra este año bajo el lema «Ayúdanos a construir«, el Arzobispo ha remitido una carta a todas las parroquias en la que anima a «colaborar con la oración y la aportación económica a las nuevas comunidades que edifican sus templos y dependencias parroquiales».
Según el prelado, «los cristianos nos hemos de sentir responsables del anuncio del Evangelio a todos los pueblos, de predicar la Buena Nueva hasta la confines del mundo, como el mismo Jesucristo exhorta a los discípulos».
Monseñor Osoro asegura, también, que «nuestra presencia es necesaria en medio de la sociedad de hoy, para llevar el rostro de Jesucristo a nuestros hermanos y hermanas» y «el templo es un modo singular de hacernos presentes en medio del mundo».
«Hoy, la Iglesia que peregrina en Valencia, quiere estar cerca de todos los hombres y mujeres de nuestra sociedad», indica el Arzobispo que añade que «la parroquia hace posible esta presencia evangelizadora en medio de nuestra sociedad: en ella se nutre la vida cristiana de sus fieles y desde ella son enviados a proclamar la Buena Noticia al mundo». Por eso, «la parroquia es como la fuente de una aldea, a la que todos los hombres y mujeres pueden ir para quitar la sed», según el Arzobispo.
Parroquia de los Beatos Mártires Valencianos
La primera parroquia dedicada a los Beatos Mártires Valencianos, construida sobre la antigua nave industrial de la compañía Cross, junto al viejo cauce del río Turia, abrirá al culto a finales de este mes de octubre tras concluir los trabajos y el acondicionamiento de la primera parte de su nave central.
En la actualidad, ya ha sido rehabilitada toda la estructura del templo y habilitada la zona de los tres primeros arcos del edificio, que abarcan una superficie de 400 metros cuadrados, con capacidad para 250 feligreses.
«En un futuro serán acondicionados otros siete arcos cuyo espacio, destinado también a la nave central, ha quedado temporalmente aislado mediante una tapia, según ha indicado a la agencia AVAN el arquitecto Jaime Aloy, autor del proyecto junto al también arquitecto Vicente Ordura y el arquitecto técnico Ángel Lorente.
Con los diez arcos, la nave central del templo «alcanzará los 1500 metros cuadrados.» Igualmente, «el espacio de las otras seis crujías restantes del edificio, que cuenta con un total de 16, será destinado a la capilla de la comunión y locales parroquiales», ha añadido.
Las obras desarrolladas han permitido ya la impermeabilización de la cubierta, situada a doce metros de altura, y el revestimiento del templo «que respeta los mismos colores y materiales y la estética típica de una construcción civil» como fue la antigua nave industrial de abonos químicos Cross, que funcionó a lo largo de más de cien años. Además, se ha construido un sótano, un coro y la torre campanario, que cuenta con 28 metros de altura. Además, ha sido instalado el pavimento y la megafonía. Los trabajos sobre el templo de los Beatos Mártires Valencianos comenzaron en mayo de 2006.
Está previsto que en su fase final, la parroquia, que ocupa en total una superficie de más de 3.300 metros cuadrados, tenga capacidad para más de 845 personas sentadas.
Asimismo, el altar mayor definitivo reproducirá en la mesa el frontis del sepulcro del primer mártir de la historia de la diócesis valentina, San Vicente Mártir, e incluirá reliquias de los beatos mártires valencianos.
El templo será presidido, además, por una imagen de la Virgen de los Desamparados y otra de San Vicente Mártir junto con un medallón que reproducirá la medalla conmemorativa de la beatificación el 11 de marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II de 233 mártires valencianos de la persecución religiosa de 1936. La nueva iglesia estará dedicada también a todos aquellos beatos mártires que murieron por odio a la fe y que fueron beatificados con anterioridad así como a los que lo serán en el futuro.