El obispo tiene la intención de centrarse en la diócesis con un discurso «muy doméstico», según ha confesado a sus colaborares más cercanos
Mario Iceta apura en su despacho de la basílica de Begoña sus últimos días antes de consagrarse obispo de Bilbao. Será el lunes, a las doce del mediodía -hora del ángelus-, en la catedral de Santiago, sede de la diócesis vizcaína. Lo cuenta José Mari Reviriego en El Correo.
El acto de toma de posesión del cargo tendrá una importante carga simbólica. Por la estética y profundidad religiosa de la ceremonia, que reunirá a altos representantes de la curia, liderados por el nuncio, Renzo Fratini. Por la participación de más de 30 obispos llegados de otras provincias eclesiásticas, entre ellos los prelados de San Sebastián, José Ignacio Munilla, y Vitoria, Miguel Asurmendi. Y por la presencia de fieles, críticos y partidarios de Iceta en comunión, en un templo que podría quedarse pequeño y que acogerá también a una importante representación de partidos e instituciones.
La catedral de Santiago, uno de los mejores exponentes del gótico en Vizcaya, tiene un tamaño modesto para ser una obra catedralicia. El obispado se afana en organizar la ceremonia ante las limitaciones de espacio que ofrece la parroquia, situada en el corazón del Casco Viejo. Está previsto que los obispos lleguen al templo en un minibús. Antes de cruzar la portada, un aurresku les dará la bienvenida.
Aunque aún no está confirmado, se da por hecha la presencia de Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid desde marzo y antecesor de Iceta al frente de la diócesis vizcaína. El escalafón más alto de la curia estará representado por el nuncio, embajador del Vaticano en España, que dirigirá la ceremonia. Fratini ya se encargó de entregar el báculo a Munilla el pasado 9 de enero en la catedral donostiarra del Buen Pastor.
Mario Iceta Gabicagogeascoa (Gernika, 1965) cerrará el lunes el círculo de su regreso a Vizcaya. Fue nombrado obispo auxiliar de Bilbao en febrero de 2008, procedente de la vicaría de Córdoba, donde ejerció incluso de cura de pueblo. Desde su llegada a la diócesis vizcaína, su nombre ha sido el más citado en las quinielas para sustituir a Blázquez. Sin embargo, han tenido que pasar dos años hasta que el Vaticano le nombró obispo oficialmente -el pasado 24 de agosto-.
Su nombramiento ha causado menos revuelo político que en el caso de Munilla, pero ha removido a la comunidad. Detractores y partidarios no han dudado en reflexionar en alto y enviar por carta sus interpretaciones al nuncio. Los primeros temen que su elección traiga aires de «involución» a la diócesis. Los segundos se han puesto enseguida a disposición del prelado. El último movimiento ha sido protagonizado por 604 seglares y religiosos del sector crítico que reclaman al obispo su derecho a participar desde la «corresponsabilidad» en los designios de su Iglesia.
Con estos antecedentes llega Iceta a la ceremonia del lunes, cuya homilía ha suscitado expectación y no solo entre los feligreses. Al parecer, el obispo tiene la intención de centrarse en la diócesis con un discurso «muy doméstico», según ha confesado a sus colaborares más cercanos. Los principales partidos e instituciones estarán representados en la parroquia. Asistirán el alcalde, Iñaki Azkuna, y el diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao, ambos del PNV. De las filas socialistas acudirán su portavoz en la ciudad, Txema Oleaga, así como integrantes de la ejecutiva y el diputado del PSOE y miembro de la corriente Cristianos Socialistas Óscar Seco. El presidente del PSE en Vizcaya, José Antonio Pastor, ha enviado una carta a Iceta, tras confirmar que no podrá asistir por motivos de agenda. Aunque Antonio Basagoiti no estará por la misma razón, el PP acudirá con sus responsables territoriales, encabezados por Antón Damborenea o Esther Martínez.