El grupo de adeptos, también formado por seglares y religiosos, acaba de lanzar por Internet una campaña de respaldo al obispo
Mario Iceta Gabicagogeascoa (Gernika, 1965) fue nombrado obispo de Bilbao el 24 de agosto, festividad de San Bartolomé. La fecha elegida por el Vaticano para hacer pública la designación pudo ser fruto del azar. O no. San Bartolomé es uno de los doce apóstoles de Jesús. Pero también mártir. Presagio o no, la llegada de Iceta a Vizcaya para tomar el báculo dejado por Ricardo Blázquez ha acerado las críticas de quienes, dentro y en el entorno de la Iglesia vasca, creen que su elección obedece a un intento de Roma y la Conferencia Episcopal por «cambiar» el espíritu de las diócesis de esta comunidad. Por someterla al proceso de «involución» general que sufre la institución eclesiástica. Lo cuenta José Mari Reviriego en El Correo.
Por el contrario, el nuevo prelado ha encontrado también un grupo de fieles en su expresión más literal, que celebran su «legítima» nominación y están dispuestos colaborar con él «sin condiciones». Estas son las dos almas que conviven en la Iglesia vizcaína y él, su pastor.
Iceta se convertirá mañana a mediodía en el sexto obispo de Bilbao, en una ceremonia en la catedral de Santiago. Su nombramiento no ha provocado tanto ruido político como el registrado en el acceso de José Ignacio Munilla al obispado de San Sebastián. Pero sí ha montado un revuelo en la comunidad que aún no ha sido sofocado. El sector crítico, formado por laicos, religiosos y curas, afronta la toma de posesión «con normalidad». «Como colectivo, no hay nada planteado», confiesa uno de sus integrantes en vísperas del acontecimiento. La asistencia será a título personal.
El grupo entregó a finales de septiembre al obispo una carta suscrita por 604 personas en la que reivindican su derecho a «participar» y ser «corresponsables» en la toma de decisiones. En la misiva, entregada en mano, los firmantes amagan incluso con un plante si Iceta no cuenta con ellos.
La posibilidad de convocar algún tipo de movilización ha quedado diluida después de que el prelado se reuniera con sus representantes la semana pasada. Iceta les trasladó su disposición a «avanzar desde el diálogo» e incluso consideró «asumibles» algunas reivindicaciones. La renovación de los consejos y la elección de los vicarios constituirán la auténtica prueba para confirmar la estabilidad de este recién iniciado clima de concordia.
«Queremos una Iglesia participativa y plural: la que surgió en el Concilio Vaticano II. Diversa, como lo son los firmantes de la carta, incluso en lo político», explica uno de los promotores del texto. A su juicio, la diócesis vizcaína se caracteriza por el progresismo pastoral y un fuerte vínculo con la sociedad con una sintonía especial con el nacionalismo, pero sin excluir otras identidades.
Sin embargo, los nombramientos de Munilla e Iceta han puesto el foco en el PNV. Mientras socialistas y populares reclamaban «respeto», los jeltzales vieron en esas elecciones que llovía sobre mojado. El obispo de Bilbao señaló además a esas siglas al criticar la «flagrante contradicción» de los nacionalistas por votar a favor de la tramitación de la nueva ley del aborto. El líder del EBB, Iñigo Urkullu, le reprochó que sólo se dirigiera a su partido y no a otras formaciones políticas. Tras ese roce, el PNV parece haberle dado un voto de confianza. «Vamos a tener un obispo vizcaíno y eso es bueno», ha dicho el burukide Andoni Ortuzar.
Mientras tanto, Mario Iceta se ha hecho con el favor de una parte importante de la comunidad. Cada carta reivindicativa ha sido seguida por otra misiva que ha salido en su apoyo. El grupo de adeptos, también formado por seglares y religiosos, acaba de lanzar por Internet una campaña de respaldo al obispo, en respuesta al último texto crítico. Bajo el lema ‘Nosotros SÍ colaboramos‘, este grupo recoge firmas vía correo electrónico para manifestar su plena disposición hacia el prelado. En apenas cinco días, la iniciativa ha sido rubricada por 1.200 personas.
Iceta culminará mañana su ascenso en la diócesis de Vizcaya, donde se encontrará con una Iglesia con diferentes retos pendientes. Pese a contar con 300 curas, el relevo generacional está seriamente comprometido con apenas siete seminaristas este año ‘en capilla’. Además, el clero está envejecido con una edad media que ronda los 70 años. «El alejamiento de la fe es claro», subraya un párroco de la margen izquierda, que lo atribuye en parte a la utilización de «un lenguaje que no conecta con la sociedad y a las «obsesiones por la doctrina y la moral».
Como anécdota, Radio María, que es la emisora que dirige Esteban Munilla, hermano del obispo de San Sebastián, se trasladará a la catedral para retrasmitir en directo la ceremonia.
