Santiago es un hecho religioso que usamos profusa y exitosamente para ganar dinero y prestigio
(Xosé Luis Barreiro, en La Voz de Galicia).-La inmensa mayoría de los gallegos están convencidos de que los tres millones de euros que se van a gastar en la visita del Papa no están justificados, y que, antes de enterrarlos en solemnidades superfluas, sería mejor hacer depuradoras o guarderías.
Pero al Papa no le va a extrañar nada este ataque de justicia y rigor presupuestario que invade el Finisterre, porque más de mil veces habrá leído y meditado la historia de la cena en casa de Lázaro que se narra en el Evangelio de Juan (12, 3-7): «Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Y la casa se llenó del olor del perfume. Dice Judas Iscariote ?/? ¿por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres? ?/? Jesús dijo: déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura. Porque pobres siempre los tendréis con vosotros; pero a mí no siempre me tendréis».
El mundo es muy viejo, y ya lo vio casi todo. Y los fariseos siempre aparecen en los momentos más inoportunos. ¡Mira que tuvimos ocasiones para reclamar las depuradoras que pagó la UE y siguen sin hacer! ¡Mira que hubo oportunidades para preguntar cuánto premió la TVG a Juan Pardo por aquel Xuntos que tanto se parecía a los mensajes electorales de Fraga! ¡Mira que hemos tirado pasta en publicidad, en obras suntuarias, en reformar despachos, en chiringuitos, en carreteras duplicadas, en facultades sin alumnos y en festivales de todo tipo!
Pero los fariseos solo aparecen ahora, cuando viene el único pastor que puede regar y mantener fecundo el milagro compostelano, y cuando ya todos sabemos que el Xacobeo sigue siendo la única industria que funciona en tiempos de crisis.
Es la mentalidad cutre y cicatera que ya no recuerda que es Santiago quien nos puso en el mapa del mundo. Ni que Santiago es un hecho religioso que usamos profusa y exitosamente para ganar dinero y prestigio. Ni que el Camino depende -en su ser y en sus significados- de los que creen en él, y no de las horteradas iniciáticas con que algunos tratan de amueblarlo.
Es la ignorancia que no nos deja ver que el Papa viene -además de a cumplir con su misión apostólica- a hacernos un favor extraordinario, que, si se mide en términos de impactos publicitarios, multiplica por veinte la rentabilidad que obtenemos en Fitur , en la Expo de Shanghái, o en los periplos sudamericanos de la gaita y la empanada.
Más de un millón de gallegos creen que Alfonso Rueda va a despilfarrar tres millones de euros. Pero yo no creo que la lógica sea una ciencia simple y manejable por Judas. Y por eso quiero que sepa Rueda que -en esto- estoy con él. Y que es posible que algunos más se nos vayan añadiendo.