«Hemos visto a borbotones los signos de la fe», comentó Lorca Planes
Un peldaño más arriba. El Año Santo 2010 de Caravaca finalizó ayer con la ceremonia de clausura que tuvo lugar en el interior de la Real Basílica de la Vera Cruz. La eucaristía estuvo presidida por el cardenal Antonio Cañizares Llovera, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, y fue concelebrada por el obispo de la diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes; el vicario general, Juan Tudela; el vicario de la zona Caravaca-Mula, Jesús Aguilar; varios vicarios y delegados episcopales de la diócesis, religiosos y sacerdotes llegados desde toda la Región. Lo cuenta Juan F. Robles en La Verdad.
También estuvieron presentes los seminaristas, tanto del Seminario Diocesano como del Redemptoris Mater.
A primera hora de la mañana, acompañados por la Agrupación Musical de Caravaca de la Cruz, las autoridades realizaron un recorrido desde la plaza Tuzla hasta el Monasterio de Santa Clara.
Junto a la música, inundaba el frío ambiente de la mañana, el sonido explosivo de los cohetes que se estrellaban contra un cielo limpio de nubes que hacían presagiar una bella jornada dominical.
A la llegada al convento, el alcalde, Domingo Aranda, y el hermano mayor de la Cofradía de la Vera Cruz, José Luis Castillo, recogieron de manos de la priora sendas bandejas de flores y purificadores que posteriormente iban a formar parte de las ofrendas que se realizaron durante la misa en la basílica.
Desde la calle de Las Monjas, la comitiva se desplazó hasta la parroquia de El Salvador, donde se procedió al cierre del último Libro de los Peregrinos (han sido 14 en total los utilizados este año) y, tras la bendición a los asistentes, se inició la subida hacia la basílica.
A la llegada a la explanada, aún brillaba la Luz Jubilar sobre las almenas del castillo. Los últimos peregrinos del Año Santo 2010 entraron en el templo mientras las autoridades esperaban en la escalinata la llegada de los invitados.
A la llamada de este último acto del Jubileo acudieron el delegado del Gobierno, Rafael González Tovar; el consejero de Política Social, Joaquín Bascuñana; el director general de Bellas Artes y Bienes Culturales, Enrique Ujaldón; la directora general de Turismo, Marina García; junto a varios diputados regionales y alcaldes llegados desde distintos puntos de la región y de regiones limítrofes. También el Defensor del Pueblo, José Pablo Ruiz Abellán.
Asimismo, estuvieron presentes otros sectores de la sociedad murciana como el presidente de la Universidad Católica San Antonio, José Luis Mendoza, y Tomás Fuertes, de El Pozo; José Moreno y Pascual Martínez, de la Fundación Cajamurcia; Alfonso Egido, de Cajamar, y José Emilio Martínez, de La Caixa, entre otros.
Los cuerpos militares con bases en la Región de Murcia, que han participado en actos jubilares a lo largo de este año 2010 también estuvieron representados: el coronel director de la Academia General del Aire, Juan Antonio Ortega; el coronel jefe de la Base Aérea de Alcantarilla, Alberto Gallego; el capitán de navío y delegado de defensa, Juan Manuel Bayo; el coronel jefe 5ª Zona Guardia Civil, Benjamín Martín y el inspector jefe de la Policía Local de Murcia, Ángel Marín. Estuvieron acompañados de los mandos de Guardia Civil y Policía Local de Caravaca.
Destacaba también la presencia de la religiosa Rosa María de la Cierva, que fue cofrade del año durante 2010 y que es la secretaria de la provincia eclesiástica de Madrid, además de representantes de varias entidades y colectivos que han colaborado en el desarrollo del Año Santo.
La ceremonia se inició con una procesión por el interior del templo. El Tintinabulum y la Umbrella, dos elementos propios de las basílicas menores que se han incorporado al ajuar litúrgico del Santuario tras su proclamación como Basílica, abrían paso a la Cruz Mayor de la parroquia de El Salvador, una pieza de plata de gran valor artístico que se utiliza en ocasiones solemnes como la de ayer.
El obispo de la diócesis intervino al inicio de la eucaristía para dar la bienvenida al cardenal y recordó que este Jubileo ha sido «un tiempo de gracia para toda la diócesis y para toda España».
«Hemos visto a borbotones los signos de la fe», comentó Lorca Planes refiriéndose a la devoción con la que los peregrinos se han acercado al encuentro con la Cruz.
En la homilía, Cañizares tuvo palabras de agradecimiento e hizo referencia a la coincidencia de que tanto la apertura y como la clausura del Año Santo se celebre el día del Bautismo de Jesús.
El cardenal recordó algunas de las palabras pronunciadas por Benedicto XVI cuando visitó el Santuario en diciembre de 2002: «Jesús mismo fijó su mirada en el gozo de Dios y por eso pudo soportar la cruz y pasar a través de su ignominia... mirar a Jesús significa dirigir la mirada a la Alegría de Dios, aprendiendo de Jesús». Cañizares exhortó a todos a vivir con la mirada fija en Jesús, «aún en estos tiempos tan difíciles».
Al final de la misa, tras rezar las preces jubilares y dar la bendición, el cardenal sopló una vela como gesto del apagado de la Luz Jubilar, que en ese mismo instante también dejaba de alumbrar desde lo alto de la muralla que rodea la basílica.
Tras la ceremonia, firmó en el Libro de Honor de la Cofradía de la Vera Cruz en la Torre Chacona y ofreció una rueda de prensa antes de participar en la comida de hermandad que se sirvió en los salones Castillo.
El año jubilar se cierra con un buen sabor de boca. Caravaca ha recibido 1,5 millones de visitas, según el alcalde, Domingo Aranda, y el municipio se ha dado a conocer en todo el mundo. Miles de fieles han participado en multitudinarias eucarístias y toda la Región se ha volcado con el acontecimiento.
Hasta el Santuario han llegado 1.700 sacerdotes y peregrinos de 43 nacionalidades diferentes. Pero el grueso de los fieles llegados a la Basílica han sido españoles: de la Región y del resto de comunidades autónomas, especialmente de Valencia, Castilla-La Mancha y Andalucía.
Los peregrinos han dejado sus testimonios y experiencias en 14 libros de visitas. Un legado escrito que pervivirá y se convertirá en memoria viva de lo que ha significado el Año Jubilar. Mientras se hace balance, la ciudad de Caravaca se dispone a continuar recibiendo peregrinos, y mira ya a 2017, la próxima cita histórica con la Vera Cruz.