No hay campaña electoral, no se ilusionen: a día de hoy, nadie se atreve a disputarle el poder a Rouco Varela
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(Jesús Bastante).- Hoy se celebra el primer Comité Ejecutivo de 2011, el que preparará la Comisión Permanente de febrero, que a su vez administrará el orden del día de la Asamblea Plenaria de marzo. La Plenaria que habrá de configurar la cúpula de la Iglesia española para los próximos tres años.
Todos saben que el cardenal Rouco es el principal candidato para repetir mandato, y convertirse en el personaje que más tiempo ha liderado la Casa de la Iglesia. También, que cumple 75 años en agosto, y que quiere mantener el control absoluto al menos hasta que Benedicto XVI llegue, por esas fechas, a Madrid para clausurar la Jornada Mundial de la Juventud.
No hay campaña electoral, no se ilusionen: a día de hoy, nadie se atreve a disputarle el poder a Rouco Varela. Los que podrían, saben que les queda tiempo y que no conduce a ninguna parte enfrentarse con el cardenal. Eso no quiere decir que la continuidad del arzobispo de Madrid esté absolutamente asegurada. Pues más que el poder nominal, a Rouco lo que le interesa es el control absoluto. Y eso, como se demostró en el trienio 2005-2008 (con Blázquez como presidente) se puede hacer desde la sombra. Ahí es donde entra Martínez Camino.
En las últimas semanas, ha vuelto con fuerza el rumor -que adelantamos aquí hace meses- sobre la posibilidad de que el obispo auxiliar de Madrid diera el salto a otra diócesis. Se habla mucho de Sigüenza-Guadalajara, con distintos apuntes (desde un «castigo» a Sánchez hasta la cercanía a Madrid). Camino sabe que su destino, en buena medida, va ligado al del cardenal, y que si éste no le «coloca» en un buen lugar antes de jubilarse, su carrera eclesiástica está acabada. Pocos obispos tragan al «jesuita», y él lo sabe. Y es inteligente.
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