Un obispo es como un capitán o un piloto pero tiene que ir con todos. No puedo ir con planes preestablecidos
El obispo electo de Ciudad Rodrigo, el arandino Raúl Berzosa, estrena nueva misión eclesiástica, dice que está «contentísimo» con el destino que el Vaticano ha pensado para él y que llegará a la ciudad salmantina sin planes establecidos y con muchas ganas de escuchar a todo el mundo. Sabe que su diócesis es pequeña, pero eso no significa, para él ningún desdoro, «porque, en la iglesia, no medimos las diócesis por su tamaño».
Considera que es poco para usted una diócesis como la de Ciudad Rodrigo?
No… Los que estamos dentro de la Iglesia, incluidos los obispos, no medimos las diócesis por el tamaño, es la misma Iglesia -la misma- que peregrina en diferentes lugares. Que tú tengas una parte grande o pequeña tiene ventajas y desventajas, la gran ventaja es que en una diócesis muy pequeña como Ciudad Rodrigo voy a ser como el padre y el párroco de todos. Al final, acabaré conociendo a la gente por su nombre y apellido.
Pero ya sabe que siempre hay comentarios maliciosos que dicen que se han quedado cortos con este nombramiento…
¿No significa, pues, ningún desdoro?
No, en absoluto, yo no me lo tomo así. De verdad.
¿Está contento?
Contentísimo. Además, soy el tercer arandino que va a Ciudad Rodrigo, de manera que es algo así como seguir la herencia histórica.
¿Como asume el cambio?
Yo sabía que una vez que llegó el nuevo arzobispo a Oviedo el cambio se tenía que producir, lo que quiere decir que en mi mente y en mi corazón estaba escrito. Cuando llegas como obispo auxiliar hay dos cosas de las que te tienes que mentalizar: que no tienes agenda propia y que las maletas no se pueden deshacer del todo. Así que yo he vivido esto como un noviciado muy rico y ahora llega la profesión solemne y el reto de enfrentarte a la realidad de otra manera.
¿Por qué pide perdón en su despedida de Oviedo a quien pudo ofender o no atender suficientemente?
No es una frase hecha, yo me confieso todas las semanas…
Pero si un obispo no tiene pecados…En el tema del pecado cuanto más cerca estás de la luz más ves los puntos negros…
¿Por qué ha pedido perdón?
Pues por el roce que conlleva el gobierno y el no poder atender a toda la gente, piensa que la Diócesis tiene un millón cien mil personas…
Y no especialmente pías, en su mayoría. Cuando se marchó allí hablábamos de que quizás era una zona más descreída que otras.¿Cómo ha resultado el trabajo en este sentido?
Ha sido una gran sorpresa encontrar grandes creyentes, grandes cristianos aunque con un estilo muy diferente al que estamos acostumbrados en Burgos. Pero sí es cierto que la tónica general, y no solo de Asturias, no es de ‘increencia’ pero sí de dejadez. El Papa lo repite una y otra vez: «Vivimos como si Dios no existiera» y esto se nota en que, a la hora de la verdad, cuando tenemos que iluminar problemas familiares, económicos, laborales o de compromiso social lo hacemos de tejas abajo y no con criterios del Evangelio.
¿Será más fácil su trabajo ahora en la católica Castilla?
Fácil no es en ningún sitio. Es una época de gran crisis y de pobreza. Me gustaría tener con las fuerzas políticas y sociales una relación de independencia y colaboración y de sana laicidad porque hay que buscar el bien integral de todas las personas.
¿Qué es la laicidad positiva con la que dice que va a trabajar en Ciudad Rodrigo?
Que se empiece a ver que lo religioso hoy no es algo desfasado, fundamentalista o que va en contra de la sociedad sino que, al revés, una sociedad necesita de lo religioso para progresar integralmente.
¿Tiene algún plan para que arraigue la fe, tan descafeinada en los últimos tiempos?
Un obispo ha de llegar con la máxima de Tertuliano: «Nada sin el obispo pero nada sin vuestro consejo y nada sin la voluntad decidida de ser y sentirnos todos la única Iglesia». Un obispo es como un capitán o un piloto pero tiene que ir con todos. No puedo ir con planes preestablecidos.
Muchas alegrías, en los últimos tiempos, para la familia Berzosa… El día 12 se celebra en Burgos la eucaristía de acción de gracias por la constitución de Iesu Communio congregación al frente de la cual está su hermana Verónica. ¿Cómo ha vivido el fenómeno?
Al principio con gran sorpresa; luego con gran admiración porque allí estaba el Espíritu, y después, con una gran alegría porque ya no es algo nuestro o de mi hermana sino que es de toda la Humanidad.