Pese a las estrategias, la última hora será la que marque las presidencias de algunas comisiones clave, como Clero, Liturgia o Apostolado Seglar
(Jesús Bastante).- Este lunes, la Conferencia Episcopal española abordará la Asamblea Plenaria de primavera, probablemente una de las más importantes del trienio, pues coincidirá con la elección de presidente, vicepresidente, Comité Ejecutivo y Comisión Permanente, así como la consecución del nuevo plan pastoral de la Iglesia hasta 2014. Una semana de movimientos, estrategias, encuentros y desencuentros que desembocará en un juego de mayorías y minorías que marcará el futuro de la Iglesia española y que, con el plácet de Roma, perfilará el «nuevo rumbo» una vez se jubile el todopoderoso cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela.
Sin expectativas de una sorpresa -que sería mayúscula- en la presidencia, que será de nuevo para Rouco, o en la vicepresidencia –Sistach sustituirá a Blázquez, renovándose una dupla púrpura en la Casa de la Iglesia, dándose además la coincidencia de que ambos cardenales entrarán en edad de jubilación sin culminar sus mandatos-, y con la única duda de quién ocupará los puestos en el Comité Ejecutivo (se da por seguros, además de a Blázquez, a Asenjo, mientras que Juan del Río tiene muchas posibilidades de continuar. No así Carlos Osoro, que por el cambio de estatutos sólo podría permanecer siendo presidente o vicepresidente, y cuyo puesto se disputan Julián Barrio, Braulio Rodríguez y Jesús Sanz), el verdadero peso de las elecciones en la Conferencia Episcopal estará en las presidencias de las Comisiones Episcopales, que marcarán la Comisión Permanente.
En este órgano será donde se marquen las líneas maestras del próximo trienio y del futuro mando en la Iglesia española, y aquí es donde, desde Añastro y desde Roma, se está llevando a cabo un intenso cruce de negociaciones, propuestas e intereses. Pues quien controle la Comisión Permanente pilotará el proceso de cambio en la CEE.
En este sentido, tanto el cardenal Rouco como un grupo de prelados moderados (que esta vez han renunciado a presentar un candidato alternativo, como sucediera cuando Blázquez ascendió a la presidencia en 2005) están moviendo sus peones. También, desde el Vaticano, el cardenal Cañizares, quien ya ha dejado caer que su futuro podría estar en España.
Así las cosas, y añadiéndose los nuevos Estatutos aprobados en diciembre de 2008 que impiden un tercer trienio de mandato, alrededor de una decena de Comisiones Episcopales cambiarán de titular. Algunas, por obligación estatutaria, otras por equilibrios regionales y las más por esa lucha de intereses.
En la Asamblea Primaria tienen derecho a voto 75 obispos –dos cardenales, 14 arzobispos, 48 diocesanos, el Ordinario castrense, nueve auxiliares y el obispo emérito de Sigüenza-Guadalajara, monseñor José Sánchez González, que está al frente de la diócesis como administrador apostólico y que es todo un experto como muñidor de voluntades entre el sector moderado del Episcopado.
Pese a las estrategias, la última hora será la que marque las presidencias de algunas comisiones clave, como Clero, Liturgia o Apostolado Seglar. Hasta que no se despeje la duda de quiénes serán los miembros del Ejecutivo -que también están en la Permanente y no pueden presidir comisión-, no se procederá a las mismas, pues los obispos no quieren que los candidatos de peso al Ejecutivo que no salgan elegidos queden fuera de la Permanente.
Así las cosas, la plaza libre que dejaría Osoro y que se jugarán entre Braulio Rodríguez, Jesús Sanz y Julián Barrio, será clave para dilucidar el futuro de las Comisiones.
No obstante, algunas parecen claras. Así, todo indica que Javier Martínez repetirá al frente de Doctrina de la Fe, así como Casimiro López Llorente en Enseñanza y Catequesis. También Saiz Meneses en Seminarios y Universidades.
Más difícil lo tendrá Piris en Medios de Comunicación -parece claro que Romá Casanova, obispo de Vic, sustituirá a González Montes en Relaciones Interconfesionales, y la cuota catalana estaría más que cubierta-, que podría ser sustituido por Berzosa o por Sanz (si no entra en el Ejecutivo). Jesús García Burillo también continuará en Patrimonio Cultural, mientras que García Aracil sólo se mantendría en Pastoral Social si no es elegido director nacional de Obras Misionales Pontificias.
El resto de comisiones tienen que cambiar por exigencias de los Estatutos. Así, Julián Barrio abandonará la presidencia de Apostolado Seglar; José Vilaplana la de Clero; y Julián López la de Liturgia. Al frente de estas tres comisiones, de las más relevantes, podrían sentarse los «relegados» del Comité Ejecutivo: Carlos Osoro (probablemente en Clero o Apostolado Seglar), Braulio Rodríguez (Liturgia o Clero) y el propio Julián Barrio (previsiblemente Liturgia).
José Vilaplana, obispo de Huelva, apunta para sustituir a José Sánchez en Migraciones, mientras que Jesús Catalá -que abandona Pastoral- podría asumir Misiones. Para Pastoral suenen Esteban Escudero, González Montes y el propio Vilaplana, mientras que en Vida Consagrada el elegido, salvo sorpresa, parece ser Demetrio Fernández.
Las elecciones comenzarán el próximo lunes por la noche cuando se realizará la primera votación de sondeo para la presidencia. Los obispos presentes –no se podrá votar por correo ni a través de otra persona– escribirán tres nombres en sus papeletas y se comunicarán a puerta cerrada los resultados orientativos.
El martes por la mañana tendrá lugar la votación real en la que los obispos escribirán un solo nombre esta vez. A ella, le seguirán la votación a vicepresidente, a miembros del Comité Ejecutivo, miembros de la Comisión Permanente y presidentes de las Comisiones Episcopales, con la diferencia de que en estas ocasiones la votación de sondeo y la válida se realizarán seguidas y no con un día de diferencia.
Habrá tres posibles rondas para elegir los cargos de forma que si no se consigue la mayoría absoluta en la primera, ni en la segunda, se votaría en una tercera únicamente entre los dos candidatos que hubieran recibido más votos en la segunda vuelta. Si aún así se produjera un empate entre los dos obispos, sería elegido el de mayor edad, según recoge la Conferencia Episcopal en una nota de prensa explicativa.