Emiliano Camacho, cura “rojo” de Madrid

“A veces los obispos dicen y hacen cosas que avergüenzan a la gente”

"El Concilio fue una gran ilusión que se ha ido apagando"

Éramos nosotros, los de la España de Franco, los que necesitamos una evangelización, y no estos expulsados por el régimen

(Jesús Bastante).- Emiliano Camacho Blázquez acaba de cumplir 60 años como sacerdote, primero en Ávila y ahora en Madrid. «Yo fui el cura rojo«, se llaman sus memorias, todavía a la espera de destino definitivo. Capellán de refugiados en Francia, cura en la Horcajada, y ahora, casi en los noventa años, en una parroquia del Alto del Arenal, tiene claro que «volvería a ser cura, sin ninguna duda«, aunque sostiene que la ilusión del Vaticano II «se ha ido apagando».

Emiliano Camacho, el «cura rojo». ¿Por qué?
Yo me hice sacerdote no por vocación, sino porque mis padres sólo pudieron pagarme los estudios para cura. Después, con el tiempo, me di cuenta de que darme a los demás era maravilloso. Y lo de cura rojo… no porque yo lo quisiera ser, sino porque así me lo han llamado. Después de salir del seminario, seguía pensando de manera convencional. Sólo cuando me fui de capellán de refugiados a Francia, me cambió el concepto. A la vuelta tuve una discusión a voz en grito con el vicario de la diócesis de Ávila, porque entendía que éramos nosotros, los de la España de Franco, los que necesitamos una evangelización, y no estos expulsados por el régimen. En Francia yo fui un cobarde, porque todavía tenía el pensamiento del seminario, me preocupaba más de que la gente fuera o no a misa. Veía que mucha gente honrada estaba con Dios, aunque no le conocieran. Y ahí pasé a la acción.

¿Cómo vivió el Concilio?
Con una gran y maravillosa esperanza de que se nos abría otro camino, se nos abrían las ventanas para que se oxigenara la Iglesia. Lo viví con gran ilusión, que se ha ido apagando. Aunque debemos de seguir trabajando en esa línea, porque el Concilio Vaticano II nos decía cosas que en la HOAC ya estábamos viviendo, ser amantes de los pobres y los débiles.

Un obrero en Madrid en los años 60….
Primero estuve en Ávila, en la parroquia de la Horcajada comenzamos a acometer en todos los ámbitos donde se podía mejorar la situación de la gente. Comenzamos con una tienda para evitar gastos. Bajamos el precio más de un 30%. Instituciones de enseñanza para que pudieran estudiar los pobres, denunciábamos a los médicos que cobraban dos veces por el mismo servicio. Tuvimos problemas con todos: con el obispo, con la Guardia Civil, con los jefes de los pueblos, el gobernador de Ávila quiso juzgarme administrativamente.

La Iglesia, ¿ha cambiado mucho?
¿Son mejores o peores los obispos de hoy que los de antes? A mí me parece que muchas veces los obispos hacen y dicen cosas que avergüenzan a la gente, hoy.

¿Y la Iglesia después del Concilio?
Hay grupos como siempre ha habido, hay esperanza. Muchas veces los cristianos olvidamos la fe para centrarnos en las normas. Y eso no es Iglesia.

Echando la vista atrás, ¿se arrepiente de algo?
Volvería a ser cura, sin ninguna duda. Siempre quiero hacer lo mejor para el mundo. Todos podemos fallar, pero yo sin Jesús mi vida no tendría sentido. Es el mejor hombre que ha habido en el mundo. Lo triste es que le hacemos poco caso.

 

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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