Según Marta Lago, "la JMJ no es un lujo, sino una necesidad" y "una oportunidad para vivir la Iglesia desde dentro"
(José Manuel Vidal).- Anteayer, el Foro de Curas de Madrid criticaba el triunfalismo y el pacto de la Iglesia con los poderes económicos y políticos para organizar la visita del Papa. Ayer, el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, el presidente de la ACdP, Carlos Romero, y la vicedirectora de L’Osservatore romano en español, Marta Lago, les replicaban indirectamente y sin nombrarlos. El purpurado aseguraba que «hay más familias acogedoras en Vallecas que en el barrio de Salamanca». Marta Lago aseguró que «el Papa no viene como protagonista» y que «la JMJ no es una manifestación triunfalista ni adoctrinadora», mientras Carlos Romero invitaba a convertir la JMJ «en un motivo de alegría y de compromiso».
A sólo 54 días de la JMJ, Rouco no está preocupado. Porque se fía de la providencia divina y porque las previsiones se están cumpliendo. Ayer se habían inscrito 411.000 jóvenes. La mayoría, extranjeros. A partir de la próxima semana espera que comience el aluvión de las inscripciones de los españoles. Y teniendo en cuenta que sólo se inscriben la tercera parte de los que asisten, el cardenal está convencido de llegar a los dos millones.
No le preocupa, pues, el número de participantes, sino «los frutos o el éxito» del encuentro juvenil con el Papa. Porque, para Rouco, el meollo de la JMJ es «ofrecer a los jóvenes un encuentro con Jesús». A ese objetivo fundamental se suman otros «efectos temporales». En concreto, señalo tres. El primero, «la apertura del joven a la universalidad». Con una consecuencia, «la vivencia y el testimonio de la paz, ya que asistirán jóvenes del norte de África, Asia, la Antigua Unión Soviética, China y toda Europa»
El segundo efecto temporal es «la recuperación espiritual, moral, social y económica» de España. Y el tercero «una gracia extraordinaria para Madrid, porque nos permite ejercer la caridad, dado que acoger a tantos jóvenes se las trae».
Y aunque la red parroquial y familiar está funcionando a la perfección, Rouco pide más familias de acogida, al tiempo que da las gracias al Estado, a la Comunidad y al Ayuntamiento por su «espléndida colaboración». Y concluye solicitando oraciones y asegurando que la JMJ saldrá incluso «mejor que la de Colonia», porque «no somos tan malos organizadores como dicen los prusianos».
Carlos Romero: Motivo de alegría y de compromiso»
Antes del cardenal, había intervenido el nuevo presidente de la ACdP, Carlos Romero, para señalar la «crucial importancia de la JMJ de cara a detener lo que el Papa llama el eclipse de Dios». Ofreció, por supuesto, toda la colaboración del CEU, que va a coger en Montepíncipe a los jóvenes peregrinos discapacitados, y pidió que el encuentro juvenil con el Papa se convierta «en un motivo de alegría y de compromiso».
Clara y tajante la intervención de la vice encargada de la edición española de L’Osservatore Romano, Marta Lago, que glosó una JMJ centrada e la nueva evangelización, una ocasión de experimentar a Cristo y una oportunidad para la esperanza. De ahí que, a su juicio, no sea, como a veces suele decirse, «una manifestación de fuerza y poderío de una Iglesia triunfalista».
Según Marta Lago, «el Papa no viene a España en plan protagonista» y la JMJ no es un «macroevento de adoctrinamiento sino de celebración de la fe». Y, por último, «la JMJ no es un lujo, sino una necesidad» y «una oportunidad para vivir la Iglesia desde dentro».