Carbonell apuesta por "un catolicismo menos acomplejado y más confesante, desde el diálogo y no desde la confrontación, sin nostalgias ni agresividades"
(Peio Sánchez).- El acto tuvo un marcado cariz de homenaje a la labor de Mn. Antoni Matabosch como presidente de esta Fundación diocesana dedicada al diálogo entre la fe y la cultura en Cataluña. El presidente entrante Josep M. Carbonell destacó «el liderazgo y el arte del buen gobierno» de su predecesor durante estos 23 primeros años de vida de la Fundación. Tras una conferencia magistral y llena de audacia comunicativa a cargo de Mons. Bruno Forte, arzobispo de Chieti-Vasto, sobre un tema tan suyo como «Los nombres de la belleza y el misterio de Dios», el cardenal Lluís Martínez Sistach señaló la importancia de este relevo para la pastoral de la cultura.
La intervención de Bruno Forte fue una elocuente síntesis de sus aportaciones a la teología de la belleza. Partiendo del momento actual donde valoró que la aspiración de utopía y de totalidad en la modernidad se había transformado en la constatación de la fragilidad y el desencanto de la postmodernidad. Pero defendió que paradójicamente esta situación de destierro de la belleza era una ocasión inmejorable para redescubrir la clave estética como acceso al misterio de Dios.
Para ello usando la metáfora de la menorah judía, el candelabro de los siete brazos, quiso encender las siete llamas contado el sentido de los siete nombres de la belleza. Así desgranó su sentido teológico como deseo incompleto, llamada, concreción frágil, armonía y proporción, esplendor de lo pequeño y trascendencia incapturable. Con su simpatía habitual, y haciendo alusiones a sus amigos presentes, recordó que la belleza es el acontecimiento donde el Buen Pastor, que también es bello, hace visible con su luz crucificada al invisible en la cima que supone la liturgia donde brilla «la llama de amor vivo».
A continuación se presentó un interesante audivisual que recorrió la historia de la Fundación desde el impulso del cardenal Narcís Jubany que «preocupado por el alejamiento entre el Evangelio y la cultura» lanzó la iniciativa. El testimonio fotográfico de muchas personalidades de la cultura que han pasado por los cursos y conferencias de la Fundación se completó con distintas frases que resumía la intención de la misma de ser un espacio abierto para la inculturación de la fe desde el debate con la cultura laica y la colaboración con diferentes agentes culturales de Cataluña.
La intervención del nuevo presidente el Dr. Carbonell, también decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad Ramón Llull, tuvo dos momentos. Por una parte, una mirada agradecida hacia el camino recorrido representado de forma significativa en su antecesor y por otra una apuesta por el futuro. En este sentido destacó la importancia de la evangelización a través de la cultura así como la urgencia de un proyecto cultural del que destacó la urgencia en Barcelona de un centro cultural católico que aglutinase diferentes iniciativas.
Concluyó señalando que «no podemos renunciar a la búsqueda de la Verdad, con mayúsculas. La tolerancia, el respeto por el otro y por sus convicciones así como el diálogo interreligioso son actitudes, herencia ineludible de la tradición cristiana, indispensables en nuestras sociedades cada vez más plurales. Ahora bien, estas actitudes no pueden ser obstáculos para mantener, con firmeza y coherencia, nuestras convicciones más profundas y expresarlas. De esta manera, un catolicismo menos acomplejado y más confesante, desde el diálogo y no desde la confrontación, sin nostalgias ni agresividades, puede ser decisivo para ofrecer, con convicción, una camino de Verdad y Esperanza».
Luego el presidente saliente Dr. Antoni Matabosch en su, por momentos emocionada, intervención señaló los logros del camino recorrido a la hora de crear pensamiento, fomentar el diálogo y la formación así como de extenderlo con más de 200 publicaciones. Sin embargo, sus palabras no fueron ni nostálgicas no autocomplacientes.
Así resaltó que «no hemos incidido suficiente en el mundo de los jóvenes ni hemos sacado el suficiente provecho de las ayudas a los jóvenes profesionales para que se conviertan en intelectuales cristianos; no hemos entrado suficientemente en el mundo de las nuevas tecnologías, nos hubiera gustado trabajar más coordinados con otros iniciativas eclesiales universitarias; todavía se han de renovar los pasos para dialogar con los ambientes no creyentes de nuestra cultura, no tenemos una economía saneada que no tenga que recortar actuaciones o temer al déficit de final de año; finalmente, no hemos podido realizar nuestro sueño desde hace 15 años de crear un centro cultural católico en un edificio histórico de nuestra ciudad«.
Con este tono marcó una intervención que era más una propuesta de futuro y que el público agradeció no sólo por el servicio realizado sino por el talante de los que siguen abriendo el futuro.
Concluyó el acto el cardenal Lluís Martínez Sistach que dió gracias al presidente saliente por sus cualidades tanto como intelectual como en cuanto a su trabajo de gestión y saludó la disponibilidad y eficacia del nuevo presidente. Destacó por último la urgencia de una pastoral de la cultura en este momento de nueva evangelización y como era imprescindible en la pastoral diocesana.