Más de 200 obras de arte de la Catedral de Valencia se encuentran en paradero desconocido desde 1936

Un sermonario de San Vicente Ferrer, varios relicarios o una tabla de la Virgen atribuida al pintor italiano del siglo XVII Juan Bautista Sassoferrato, se encuentran entre las más de 200 obras de arte de la Catedral de Valencia en paradero desconocido desde 1936, cuando el templo fue «incendiado y saqueado».

Así lo ha explicado este jueves el presidente de la Comisión Diocesana de Patrimonio y canónigo conservador del Patrimonio Artístico, Jaime Sancho, durante la presentación del último número de la ‘Revista Catedral de Valencia’, dedicada a los daños sufridos por la Seo en las diferentes guerras en su historia, según ha informado el Arzobispado en un comunicado.

Después de recordar que «lo peor fue el martirio de ocho de sus sacerdotes, hoy en proceso de beatificación», Sancho ha recordado los daños que en las diferentes guerras se han producido en la Catedral de Valencia.

Así, ha explicado que durante la guerra de las Germanías (1519-1528), las 16 esculturas góticas de gran tamaño de la Puerta de los Apóstoles «fueron mutiladas por multitud de personas que intentaban linchar a varios perseguidos refugiados en la Catedral». Tres de esas imágenes fueron decapitadas.

Además, la guerra de la Independencia contra las tropas de Napoleón, en 1812, supuso, entre otras pérdidas, la desaparición del gran retablo de plata del altar mayor, que fue desmontado y embarcado a Mallorca, para evitar que cayera en manos de las tropas francesas. Sin embargo, en Mallorca, por decisión de la Junta de resistencia, el retablo fue fundido para convertirlo en moneda y pagar los gastos de guerra, según Jaime Sancho.

Finalmente, el «incendio y saqueo» de la Catedral en 1936 y su posterior transformación en un almacén de víveres y munición por donde transitaban camiones con mercancías, provocó también la destrucción del retablo en bronce que había reemplazado al destruido en 1812.

El último número de la ‘Revista Catedral de Valencia’, que ofrece fotografías inéditas del estado en que quedó la Catedral en 1936, cuando fue transformada en almacén de alimentos y material de guerra, así como del saqueo producido en los despachos del templo, detalla también el «patrimonio disperso» que como consecuencia del incendio de la Catedral desapareció y se encuentra en «paradero desconocido».

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