España se convertirá por un mes en el país más visitado por Benedicto XVI

España se convertirá este jueves en el país más visitado por Benedicto XVI durante sus primeros seis años de Pontificado y hasta que en el 22 de septiembre, visite de nuevo Alemania, su tierra natal, con lo que ambos Estados habrán recibido en tres ocasiones cada uno al Santo Padre.

En estos seis años de mandato Su Santidad ha visitado, aunque sólo en una ocasión, Polonia, Turquía, Brasil, Austria, Estados Unidos, Australia, Francia, Camerún, Angola, Tierra Santa, República Checa, Malta, Portugal, Chipre y Reino Unido, en una ocasión. Además, ha estados dos veces en Alemania, país al que viajará en septiembre de este año, con lo que se igualará a España en número de viajes oficiales de Benedicto XVI.

En el caso español, la primera visita se produjo el 8 de julio de 2006, cuando aún no había cumplido un año de Pontificado, y se desplazó entonces a Valencia, para participar en el V Encuentro Mundial de las Familias. Días antes, un convoy del metro valenciano había descarrilado provocando 42 víctimas mortales y 47 heridos, lo que motivó que desde el Vaticano, Benedicto XVI enviara un telegrama con sus condolencias.

En aquella ocasión, ni el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ni la entonces vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, asistieron a la misa que el Papa ofreció el domingo, día grande del Encuentro Mundial, aunque mantuvieron sendos encuentros privados con el Pontífice.

Durante los dos días que estuvo en Valencia, Benedicto XVI centró su mensaje a los fieles en la importancia de la familia, llamando la atención a «gobernantes y legisladores» sobre que «el objeto de las leyes es el bien integral del hombre» y el «bien evidente que los hogares en paz y armonía le aseguran». Además, recordó que las unidades familiares son «una ayuda notable a la sociedad, de la cual no se le puede privar», y «una salvaguarda y purificación para los pueblos».

«Nada puede sustituir totalmente a la familia», dijo entonces el Papa, para incidir en que «es el ámbito privilegiado donde cada persona aprende a dar y recibir amor». Dirigiéndose ya a las familias, recordó la «responsabilidad» que tienen de transmitir la fe a los hijos «con la ayuda de otras personas e instituciones como la parroquia, la escuela o las asociaciones católicas».

SANTIAGO Y BARCELONA

El siguiente viaje del Papa a España se produjo cuatro años después, en noviembre de 2010, cuando visitó Santiago de Compostela en calidad de «peregrino» y, después, la ciudad de Barcelona para consagrar la Sagrada Familia que, desde aquel momento, quedó abierta al culto. En aquella ocasión tampoco acudió a recibirle el presidente del Gobierno, aunque sí participó en distintos actos durante la visita. El recibimiento corrió a cargo de los Príncipes de Asturias.

Aunque las intervenciones del Papa en Galicia se centraron en referencias al laicismo y la necesidad de reevangelizar Europa, el vuelo que le trasladaba a Santiago declaró que en España, «el país originario de la fe», se habían desarrollado «un laicismo, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años 30».

Ya en suelo gallego y empleando la lengua de la comunidad en distintas ocasiones, el Papa recordó la necesidad de que «Dios vuelva a resonar gozosamente bajo los cielos de Europa» y que la «palabra santa» no «se pervierta haciéndola servir a fines que le son impropios». Además, tildó de «tragedia» que en Europa se «afirmase y divulgase la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y enemigo de su libertad».

Al cabo de dos días, el Papa se trasladó en avión a Barcelona para pasar una última jornada en España. En la ciudad mantuvo un encuentro con los Reyes. En esta ocasión, Benedicto XVI destinó sus mensajes a destacar el valor de la vida como «sagrada e inviolable desde el momento de su concepción» y el matrimonio entre un hombre y una mujer como origen de la misma. En esta línea, pidió que «la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente».

«La Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana, y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar», afirmó el Pontífice, para poner en valor que «el amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su estación, alumbramiento, crecimiento y su término natural», por lo que pidió apoyo «decidido del Estado al hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia.

Tras la consagración de la Sagrada Familia y el rezo del Angelus, mantuvo un almuerzo privado con todos los obispos y cardenales de la Conferencia Episcopal Española durante el que resumió su visita a la Ciudad Condal con una breve alocución: «Ha sido un día inolvidable que servirá para la evangelización», dijo Benedicto XVI.

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